MARCO RUBIO,
Hace un poco más de una semana, el mundo observó con horror cómo terroristas de Hamás irrumpieron en el sur de Israel para masacrar, violar, mutilar y secuestrar a civiles israelíes inocentes, así como a docenas de norteamericanos que se encontraron en el camino. Ahora debemos prepararnos para lo que se viene.
El Estado de Israel lleva por mucho tiempo proporcionando agua, energía y más a Gaza, incluso frente a las amenazas violentas de Hamás. Pero nada de eso le importa al grupo terrorista Hamás, el cual es respaldado por el régimen de Irán. Cuando demuestras que preferirías sacrificar miles de vidas palestinas antes que permitir que un solo judío viva en Tierra Santa, estás defendiendo tu autodestrucción.
La coexistencia con Hamás es imposible, tanto para los israelíes como para los palestinos. La campaña militar que Israel ha lanzado contra los terroristas genocidas de Hamás merece el pleno respaldo de EEUU. El presidente Joe Biden lo expresó bien: “Israel tiene derecho a defenderse a sí mismo y a su pueblo, punto”.
Pero ¿Cuál será exactamente nuestro rol en el conflicto? En primer lugar, es importante entender que Israel no nos está pidiendo tropas norteamericanas en el terreno. Nunca lo han hecho y no van a empezar hacerlo ahora. La Administración Biden ha trasladado, con toda la razón, activos navales al Mediterráneo oriental para mostrar su apoyo a Israel y ha preparado a las Fuerzas Especiales para ayudar a rescatar a los norteamericanos que fueron capturados. Pero ese es el límite de nuestra participación directa.
Más bien, nuestro rol aquí es proporcionar ayuda material a un aliado que lucha por su existencia. EEUU ya está bien posicionado para hacer esto porque las leyes existentes ponen importantes recursos a disposición de Israel.
La Ley de Autorización de Asistencia de Seguridad entre EEUU-Israel, por ejemplo, la cual el senador Chris Coons (D-DE) y yo escribimos en el 2020, y que se convirtió en ley en el 2021, autoriza $3.3 mil millones de dólares en subvenciones de Financiamiento Militar para el Extranjero (FMF, por sus siglas en inglés) y $500 millones de dólares en fondos de defensa antimisiles para el Estado de Israel cada año, hasta el 2028. Las futuras subvenciones del FMF se pueden “retirar” en situaciones de emergencia.
La Ley de Acciones de Reserva de Guerra de Aliados de Israel, fue creada por el presidente Ronald Reagan en 1984 precisamente para el escenario al que nos enfrentamos hoy. Se trata de un depósito de armas con municiones y suministros estadounidenses en Israel, cuyo control puede ser transferido por parte del presidente de EEUU al líder de Israel.
Asimismo, el presidente tiene la autorización bajo de ley, de transferir hasta $500 millones de dólares en artículos de defensa excedentes a Israel. El Estado hebreo también puede aprovechar $4.9 mil millones de dólares en garantías de préstamos existentes de EEUU para compensar el aumento del gasto en defensa.
Finalmente, el presidente puede pedir a otros países que hayan recibido armas y equipos de EEUU que los transfieran a Israel y repongan sus inventarios, de manera muy similar a lo que hemos hecho con Ucrania.
Combinando todos estos mecanismos mencionados anteriormente, habría aproximadamente $24 mil millones de dólares en asistencia de emergencia disponible de inmediato. Por eso los portavoces del poder ejecutivo han dicho que “en este momento podemos seguir apoyando–bajo la potestad de apropiaciones que tenemos–a Israel”.
Aún así, una operación terrestre para erradicar a Hamás será una de las más difíciles jamás emprendidas por un ejército, y probablemente tendrá necesidades que no están cubiertas bajo la ley actual de EEUU. Aún no sabemos cuáles son esas necesidades. El propio Israel probablemente no lo sepa. Sin embargo, cuando llegue dicho momento, el Congreso de EEUU tendrá que tomar medidas rápidas para garantizar que nuestros amigos tengan lo que necesitan para sobrevivir.
Para ayudar al congreso de EEUU a lograr esto, la Administración Biden debe resistir la tentación de vincular el apoyo continuo a Israel con alguna otra cuestión política, como el apoyo a Ucrania. Cualquier maniobra de estas atrasaría el proceso legislativo y también correría el riesgo de crear divisiones inútiles sobre lo que deberían ser compromisos bipartidistas en temas de política exterior. Eso sería una victoria para Hamás y el régimen de Irán, que no dudará en capitalizar sobre la debilidad de EEUU.
Recordemos que Israel, un país que siempre nos ha apoyado, está luchando por su vida contra un enemigo que se ríe mientras quema bebés y viola niñas. Tenemos un rol fundamental que desempeñar a la hora de armar a las tropas de Israel y también debemos disuadir la agresión de otras amenazas en la región. Simplemente hay demasiado en juego como para permitir que la política partidista se interponga en el camino.