domingo, noviembre 24, 2024
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Cómo la nueva designada para dirigir el CDC representó lo peor de la autocracia del Covid

FEE,

El presidente Joe Biden acaba de nombrar a Mandy Cohen para dirigir los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en sustitución de Rochelle Walensky, cuya dimisión se hará efectiva a finales de mes.

Como la mayoría de la gente, hasta esta semana no había oído hablar de Cohen, ex Secretaria de Salud del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Carolina del Norte.

No se pueden negar sus credenciales. Es licenciada en Medicina y Salud Pública por Yale y Harvard y fue jefa de personal en los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid durante la administración Obama. En 2019, fue nombrada por Modern Healthcare como una de las 25 principales mujeres líderes en la atención médica.

Desafortunadamente, Cohen también representa lo peor de la autocracia del COVID-19, que vio a los funcionarios de salud pública pisotear las libertades civiles e infligir daños catastróficos a la población.

Cohen prohibió las reuniones de más de 10 personas tras el estallido de la pandemia. También cerró no sólo escuelas, sino guarderías, tiendas “no esenciales” y bares y restaurantes. (Naturalmente, las licorerías se consideraron “esenciales”).

Cohen prohibió las reuniones de más de 10 personas tras el estallido de la pandemia. También cerró no sólo escuelas, sino guarderías, tiendas “no esenciales” y bares y restaurantes. (Naturalmente, las licorerías se consideraron “esenciales”).

Para ser justos, los líderes de la salud pública se enfrentaron a decisiones difíciles en 2020 y más allá, y Cohen no es la única que emprendió agresivamente mandatos gubernamentales que resultaron perjudiciales. Si bien es cierto que la actuación de Carolina del Norte ante la pandemia fue deficiente -el Estado de Tar Heel se situó entre los peores estados en bienestar social y educación durante la pandemia-, incluso los críticos pueden identificarse con Cohen cuando dice que las decisiones fueron difíciles.

“En cada momento había que tomar decisiones muy, muy difíciles que cambiaban la forma en que la gente vivía su vida. Fue todo un reto”, declaró Mandy Cohen a WCNC Charlotte en diciembre de 2021, tras anunciar su dimisión. “No hubo decisión sobre la que no agonizáramos y deliberáramos”.

Esas últimas palabras son importantes. Sugieren que Cohen estaba tomando decisiones en un proceso deliberativo, sopesando los costes y beneficios de estas decisiones políticas. El problema es que las propias declaraciones de Cohen demuestran que sus afirmaciones sobre “agonizar” sobre cada decisión tomada a través de un proceso deliberativo no son ciertas.

En un vídeo de una charla de mayo de 2022 en la Escuela de Negocios Fuqua de la Universidad de Duke, recientemente publicado, se ve a Cohen hablando de cómo tomaba las decisiones sobre salud pública mientras hablaba por teléfono con la secretaria de Salud y Servicios Humanos de Massachusetts.

“Ella me dijo: ‘¿Vas a dejar que tengan fútbol profesional? Y yo le dije: ‘No’. Y ella me dijo: ‘Vale, nosotros tampoco’”, contó Cohen al público, desatando la carcajada. “O yo decía: ‘Entonces, ¿cuándo vas a pensar en levantar el uso de las máscaras?’. Y me decían: ‘El lunes que viene’. Y yo: ‘Esta bien, el lunes que viene’”.

En contraste con “agonizar” sobre las decisiones, Mandy Cohen admitió hacer política de salud pública de una manera objetivamente arbitraria y frívola. Y se rió de ello.

No hace falta decir que no tiene nada de gracioso cerrar negocios u obligar a la gente a cumplir órdenes arbitrarias. Estas intervenciones no farmacéuticas resultaron muy ineficaces, y fueron acompañadas de graves consecuencias imprevistas que van desde el aumento de la pobreza y la violencia doméstica hasta el deterioro de la salud mental, la pérdida de aprendizaje y el aumento del abuso de sustancias que dio lugar a sobredosis récord.

La verdad es que cuando se nos dijo que “siguiéramos la ciencia” hasta la saciedad, en realidad se nos estaba diciendo que siguiéramos órdenes. Utilizar “la ciencia” para imponer políticas es una táctica probada de políticos y burócratas, que el economista Ludwig von Mises analizó hace más de 75 años.

“Los planificadores pretenden que sus planes son científicos y que no puede haber desacuerdo con respecto a ellos entre personas bienintencionadas y decentes”, escribió Mises en Caos Planificado. “[Pero la ciencia] nunca puede dictar lo que debe ser y los fines que debe perseguir la gente. Es un hecho que los hombres discrepan en sus juicios de valor”.

Pero dictar lo que debería ser fue precisamente lo que hicieron los funcionarios de salud pública durante la pandemia. Es más, los funcionarios parecían confundir los edictos del Dr. Anthony Fauci con la ciencia real, incluido el propio Fauci.

Esta es sin duda una de las razones por las que el CDC sufrió un colapso histórico de confianza durante la pandemia. El público fue testigo de la contaminación desnuda de la ciencia con la política.

Nombrar a una acólita de Fauci, que en una entrevista se reía de la naturaleza arbitraria de su política sobre la pandemia mientras en otra se lamentaba del “agonizante” proceso de toma de decisiones, no es forma de recuperar la confianza del público.

Fuente: Panampost

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