Ya casi se termina la pesadilla socialista en Venezuela. Las preguntas de cuándo y cómo todo termina —esperando que sea sin más derramamiento de sangre— ya están dando espacio a pensamientos sobre lo que vendrá después. ¿Cómo se recupera una nación tan destruida por el socialismo? Respuesta: ¡Libertad!
Cualquier plan de recuperación debe empezar por aprender las lecciones de los pasados veinte años. Existe una legión. He aquí las mayores:
- El socialismo no es ni ha sido una teoría para la creación de la riqueza. Se enfoca puramente en el consumo. Asume que alguien, de alguna manera, en algún lado, creará las cosas de las que sus promotores se apropiarán y redistribuirán. Ese es un callejón sin salida, como ahora lo saben millones de venezolanos.
- El socialismo concentra el poder en las manos de pocos. Atrae fácilmente a los corruptos y los corrompe aún más. Apela a lo peor en la gente: la envidia, la dependencia y el engaño.
- Los socialistas son demagogos. Dividen a la sociedad en clases y las ponen a pelear contra sí mismas, a sabiendas de que ellos (los socialistas) se convertirán en el centro del poder, la atención y la riqueza, mientras que el resto de la sociedad se empobrece.
- El socialismo es un desastre tanto en términos espirituales como materiales. Lo alimenta una furia y victimología perpetuas. Despoja al individuo de su dignidad y de su independencia. Alardea de que puede planear la vida de él y su economía, pero deja a su paso la devastación y la miseria.
Ha pasado tiempo suficiente como para que Venezuela lance este malvado fracaso al camión de la basura histórica, para que pueda ser llevado bien lejos. Venezuela puede hacer las cosas mucho mejor. Le puede enseñar mucho al mundo en el proceso. Los venezolanos han sufrido mucho y deben asegurarse que su sufrimiento no quede sin sentido o sea en vano.
“Si nos presentan un vaso de leche y otro de cianuro potásico, la opción no estriba en escoger entre dos bebidas, sino en optar entre la vida y la muerte. Al decidirse por el socialismo o por el capitalismo, el sujeto está prefiriendo uno entre dos posibles sistemas de organización económica; optando entre la cooperación o la desintegración social”.
No más veneno. No más socialismo
A quienes dicen que los daños de Venezuela son sencillamente demasiados severos, como para esperar cualquier cosa excepto una recuperación larga y lenta, les digo, ¡tonterías! El enfoque correcto puede poner de pie al país y producir un progreso asombroso el primer año. Lo que en una década será conocido como “el Milagro Económico Venezolano”, puede empezar de inmediato.
Dos modelos del siglo XX señalan el camino ̶ Alemania y Hong Kong.
Después de la Segunda Guerra Mundial y de una generación de socialismo, Alemania estaba en ruina total a finales de los años cuarenta: derrotada, devastada, ocupada y desmoralizada. Pero, ya para 1960, era el motor económico de Europa. ¿Por qué? Porque las políticas de libre mercado de Ludwig Erhard, como se explica aquí (here), brindaron el marco apropiado.
El socialismo fue desmantelado, la gente y los mercados fueron liberados. Los incentivos en la forma de tasas bajas de impuestos, abolición de los controles de precios, moneda sana y comercio más libre, condujeron a un rebote histórico que sorprendió a casi todo el mundo.
Al mismo tiempo, a medio mundo de lejanía, políticas similares lograron maravillas en Hong Kong, gracias a los esfuerzos de John James Cowperthwaite, que detallo aquí (here). Cowperthwaite eliminó aranceles, redujo drásticamente las tasas de impuestos, abrió Hong Kong a la empresa privada y los resultados dejaron asombrado al mundo. La colonia se lanzó de ser una empobrecida zona remota a ser una de las más ricas esquinas de Asia. Fue la libertad la que lo logró, precisamente lo opuesto al socialismo.
En toda su sórdida historia, el socialismo no ofrece milagros así. Ninguno. Nada que incluso remotamente se les parezca. Llámelo capitalismo, libre empresa o lo que usted quiera, pero funciona. Logra hornear el “pie” más grande que el que la gente necesita, en vez de solo partir en pedazos uno que se va encogiendo. En realidad, no se trata de nada más que liberar las energías creativas de la gente para inventar, invertir, emplear, crear y comerciar.
La receta para una Venezuela saludable
Un nuevo gobierno en Venezuela debe restaurar el marco político de una república constitucional, pluralista en lo que se refiere a la regla de la ley, la independencia del poder judicial, las libertades de expresión, prensa y asociación, y la integridad del proceso electoral.
Se debe erradicar la corrupción no sólo removiendo a los corruptos, sino, también, cerrando las puertas al otorgamiento de favores especiales de parte del gobierno mismo. Y se debe restaurar el orden, clausurando los grupos paramilitares que usan el terror y la intimidación.
En asuntos de la economía, una agenda de recuperación debería incluir estos tres pilares:
- Una moneda sana
Para lograr terminar rápidamente con la hiperinflación y restaurar la confianza necesaria para el ahorro y la inversión, detengan las máquinas de imprimir billetes. No más de Bolívares de papel. Permitan la elección y la competencia en la provisión de dinero, de forma que más gente sea libre de usarlo y de hacer contratos en cualquier medio de pago que ellos consideren apropiado, incluyendo en monedas extranjeras y criptomonedas.
El gobierno debería redimir sus propios Bolívares pendientes de pago en una nueva moneda basada en un valor real. Entre las opciones para lograr la estabilidad monetaria se incluyen ligar una nueva moneda al peso fijo de metal precioso; la dolarización, tan exitosamente puesta en marcha en Ecuador y explicada aquí (here) por Dora de Ampuero o introducir una caja de conversión, como aquí (here) la recomienda el economista Steve Hanke.
- Privatización
Venezuela necesita una completa desnacionalización. Las empresas e industrias propiedad del estado son corruptas e incompetentes porque pierden dinero. Ellas drenan los fondos públicos, al tiempo que abusan del público. Al venderlas llevarían recursos frescos al ministerio de Hacienda y traerían una nueva vida a las empresas privatizadas. Como lo hizo Margaret Thatcher con enorme éxito en Gran Bretaña, a los empleados se les puede dar una primera opción en la comprar de las acciones de las anteriormente empresas estatales, antes de ser colocadas en el público en general.
Empiecen por la empresa petrolera propiedad del Estado, Petróleos de Venezuela (PDVSA). Pocas medidas mandarían una señal tan fuerte de que Venezuela está abierta a las empresas, como la venta de acciones de PDVSA. Impulsaría una inversión muy necesitada para mejorar la infraestructura decrépita de la compañía.
Muchos países de alrededor del mundo dejarían los negocios del petróleo al sector privado y los que no lo hagan, crónicamente estarían plagados con pérdidas y una tecnología anticuada.
No teman a que personas de otros países puedan comprar acciones en empresas venezolanas. No hay posibilidad de que ellos simplemente las empaquen y se las lleven a sus países de origen. Ellos buscarán hacerlas rentables y, al así hacerlo, crearán empleos e ingresos para los venezolanos.
- Derechos de propiedad
Una economía creciente, sana, es imposible en ausencia de derechos de propiedad. La gente no creará riqueza si no está segura ante el crimen y la confiscación. Venezuela debe tomar medidas para fortalecer el derecho individual a la propiedad privada.
En el Sistema de Puntuación Internacional de Derechos de Propiedad (International Property Rights Scorecard), la cleptocracia de Chávez/Maduro aparece calificada entre los peores regímenes del mundo, tal como se puede ver aquí (here). La capacidad ilimitada del gobierno para apropiarse de la propiedad debe ser formalmente abolida. Los ciudadanos deben obtener la capacidad legal para desafiar las expropiaciones gubernamentales. Debería ser ilegal la toma de propiedad sin una compensación debida o una justificación excepcional.
- Reforma educativa
El monopolio casi total de la educación por parte del estado debe abolirse. Las escuelas nunca enseñarán los principios críticos para que haya una sociedad libre, tales como el carácter personal, la empresariedad, el respeto a la propiedad y los valores democráticos, si es que el estado controla el currículo o la contratación de maestros o alguna otra cosa. Faciliten el desarrollo de un sistema educativo basado en la elección, con una opción pluralista, de opciones múltiples.
Si Venezuela desmantela al socialismo en otras áreas, pero deja la educación socializada, eso socavará sus nuevas libertades a largo plazo.
Con el tiempo, las malas ideas que ayudaron a producir el desastre de las dos décadas pasadas, volverán a nacer. En ningún lado del mundo los gobiernos enseñan sobre la libertad. La educación es demasiado importante para el futuro del país, como para entregársela al gobierno. Pongan a los padres de familia a cargo.
- Libre comercio
Venezuela debería declararse zona de libre comercio. Cero (si acaso mínimas) tarifas u otras barreras comerciales. Podría, por tanto, convertirse en el Hong Kong de América Latina. Esto también requiere la eliminación de los controles cambiarios y de los controles a las exportaciones, así como eliminar las barreras a las importaciones. El comercio es igual de productivo que la propia producción, pues cada persona que es libre para involucrarse en él, lo hace como un medio para mejorar su bienestar. ¿Por qué los políticos tienen que meterse en sus caminos?
El futuro de Venezuela
Por supuesto, estos son principios generales y no una lista completa. Los detalles para ponerlos en su lugar se los dejo para que sean los venezolanos quienes los construyan. Lograr estos cinco objetivos, creo, sería inmensamente transformador de la nación. Los pongo aquí como un amigo de Venezuela, quien desea para ese pueblo todo éxito en la reconstrucción de su amado país.
Nosotros en la Fundación para la Educación Económica esperamos ser los anfitriones de un seminario en Caracas un día no muy lejano, para compartir estos principios con cualquier venezolano deseoso de escuchar.
Mientras tanto, les ofrezco a nuestros amigos venezolanos algo de la lírica inspirada en las adaptaciones a escena y cine de la memorable novela de Victor Hugo Les Miserables (Los Miserables). Pienso en estas palabras cada vez que los sufrimientos del valiente pueblo venezolano están en las noticias:
¿Escuchas a la gente cantar?
¿Cantando las canciones de hombres furiosos?
¡Es la música de la gente
Que no volverá a ser esclavizada otra vez!
Cuando el latido de tu corazón
Hace eco del redoble de los tambores
¡Hay una vida por comenzar
Cuando llega el mañana!
¿Te unirás a nuestra cruzada?
¿Quién será fuerte y valiente para estar a mi lado?
En algún lado más allá de la barricada.
¿Existe un mundo que anhelas ver?
Entonces, ¡únete a la lucha
Que te dará el derecho a ser libre!