domingo, noviembre 17, 2024
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¿Cómo sobrevive hoy la mayoría de los estadounidenses?

MIAMI- Después de vencer la peor pandemia de la era moderna que provocó otra recesión económica en EEUU, los estadounidenses creyeron que vendrían tiempos de paz y prosperidad con la impresionante recuperación experimentada, luego de las medidas de emergencia aplicadas por el gobierno del expresidente Donald Trump.
El giro de 180 grados comenzó el 20 de enero con la llegada de la administración de Joe Biden y su plataforma apegada a las políticas de extrema izquierda, que transformó el auge económico en crisis y la peor inflación en cinco décadas.
Desde hace año y medio, la mayoría de los estadounidenses se ha visto obligada a reajustar sus presupuestos para sobrevivir en medio de la escasez, los elevados precios de todos los productos, los combustibles y con una inflación récord de 9,1%, además de navegar en la gran incertidumbre que ha regalado el gobierno actual. ¿Cómo han sobrevivido los norteamericanos?
Más deudas
Según un reciente estudio de la Reserva Federal de Nueva York, el 72% de los ciudadanos y residentes en Estados Unidos acudió a sus ahorros (quienes pudieron hacerlos antes) o se vieron obligados a endeudarse aún más mediante préstamos y crédito de las tarjetas. Muchos emplearon las dos opciones simultáneamente.
Hoy las familias norteamericanas gastan casi 500 dólares más cada mes para comprar los mismos bienes y servicios que adquirieron en igual época del año pasado, cuando la escalada de precios fue sustancial comparada con el 2019 y 2020. Así lo indica el economista jefe de Moody’s Analytics, Mark Zandi.
Entre el 2021 y lo que va de 2022, los consumidores estadounidenses han sumado casi 1.000 dólares mensuales a sus gastos básicos, al tiempo que la mayoría de los salarios se mantuvieron sin cambios, excepto en empresas con alta necesidad de empleados que utilizaron el gancho salarial para atraer fuerza laboral.
En sólo 7 estados como California, Florida e Illinois, el salario mínimo subió en 2021 entre 11 y 15 dólares la hora, pero el beneficio que pudo significar en situaciones normales quedó eclipsado por la galopante inflación.
Respecto al segundo trimestre del año anterior, la deuda total de los hogares aumentó un 2%. El estudio de la Fed reveló además un incremento de 1 billón de dólares (1 trillion en inglés) de la deuda de las familias estadounidenses en el 2021, el mayor desde el 2007.
Sólo en el cuatro trimestre del año pasado el alza fue de 333.000 millones de dólares. En estos momentos, el total asciende a 16,15 billones de dólares (trillions en inglés) y equivale a una deuda individual promedio por encima de los 96.000 dólares.
Un matrimonio con dos hijos, menores de 18 años, debe como promedio más de 250.000 dólares.
La pesadilla de las cuentas
El sufrimiento en gastos individuales y de familias se ha convertido en los últimos 18 meses en una película de terror con varias partes posiblemente.
Los incrementos de precios han saqueado los bolsillos: gasolina (+59,9%), energía (+41,6 %: la mayor alza desde 1980), servicios de gas (+38,4%), electricidad (+13,7%), autos nuevos (+11,4%); los alimentos (+10,4%: mayor aumento desde 1981), servicios de transporte (+8,8 %), camiones y vehículos usados (+7,1%), vivienda (+5,6 %), ropa (+5,2 %) y los servicios médicos (+4,8%), por citar los más relevantes.
Por supuesto, la asfixia de los estadounidenses se ha hecho más notable a medida que transcurren los meses y los investigadores de la Fed advierten que la era de la morosidad baja en los pagos ha llegado a su fin.
«El segundo trimestre de 2022 mostró un fuerte incremento en hipotecas, préstamos para vehículos y balances de tarjetas de créditos impulsados en parte por precios en aumento», comentó Joelle Scally, del Centro de Datos Macroeconómicos de la Fed de Nueva York.
«Vemos más impagos entre los consumidores de bajos y medianos ingresos» o con historial de crédito débil, «con tasas (de moratoria) que sobrepasan los niveles prepandémicos», añadió.
Sin ningún cambio visible de rumbo en sus erradas políticas económicas, la Casa Blanca y su agenda globalista de extrema izquierda empeoran la espeluznante situación, sobre todo para las personas cuyo salario se ha estancado por debajo de los 40.000 dólares anuales en EEUU, un sueldo que apenas 10 años atrás representaba una garantía para cubrir todos los gastos básicos.
El consumo y la inflación
Un informe reciente de la Federación Nacional de Minoristas (NRF, por sus siglas en inglés) reveló el comportamiento de los consumidores ante la vertiginosa alza de los precios de productos esenciales: el 47% de los encuestados compra ahora productos más baratos y necesarios, cuando el margen de ganancia de los minoristas se encuentra en los bienes duraderos, tecnología y artículos de alta gama, lujo o confort.
En el intento de supervivencia en un entorno económico desafiante, la pesquisa da cuenta de que el 45% de los consumidores busca cupones o promociones con más frecuencia, mientras que el 41% acude a las tiendas de descuento.
Por su parte, el 58% ha tenido que endeudarse aún más con los servicios de tarjetas de crédito, que desde hace años estudian las características de pagos e ingresos de cada cliente para limitar el acceso cuando la persona envía sólo el mínimo de pago mensual requerido en varias ocasiones consecutivas, mientras crece el uso de su crédito.
Bajo estas condiciones, también las compañías de crédito [suben considerablemente de un mes a otro y sin avisar] el monto mensual a pagar. Esto pone en mayores aprietos al consumidor, quien se ve de pronto frente a cuentas que no calculó. Muchos casos culminan meses después en una bancarrota.
El informe mostró que el 40% de los consumidores ha recortado gastos en diversas áreas para cubrir prioridades.
Analistas estiman que se ha producido un colapso en el ahorro, con la tasa de ahorro personal del 8,7% en diciembre del 2021 -debido a las ayudas federales- a un mínimo de 14 años en junio de 3,1%, por debajo del nivel prepandémico.
Las grandes cadenas minoristas y el rumbo de Biden
Por las razones anteriores, los grandes minoristas como Walmart, Target, Costco, entre otros, comenzaron desde hace meses a reducir sus inventarios con el propósito de enfrentar la merma del gasto promedio de los clientes.
Entre las principales causas de la inflación, el 64% de los encuestados señaló al gobierno, seguido por el 42% a las petroleras y el 28% a las manufactureras. En otros sondeos, más del 80% culpa a la administración Biden.
La empresa de servicios de pago American Express señaló que las compras con sus tarjetas de crédito alcanzaron un nivel récord en Estados Unidos. También experimentaron aumentos visa, mastercard, y otras.
Observado desde la óptica del consumo, parece una buena noticia y son estos escasos datos los que emplea el gobierno de Biden para propaganda política, pero la realidad es muy diferente: el dinero en las cuentas de los estadounidenses no alcanza para gastos usuales y menos extras.
Las personas acuden cada vez más al crédito con elevados intereses en busca de poder liquidar sus cuentas, pero éstas crecen mes tras mes. El destino final, en muchos casos, termina en el impago o envíos atrasados con recargos y penalidades.
La subida de las tasas de interés de referencia a 2,25%-2,50%, desde 0%-0,25% que se encontraban en febrero de este año, genera ahora una retención en los préstamos y más dinero a desembolsar por los prestatarios.
La medida para intentar frenar la inflación pone contra la pared a muchos estadounidenses que no tienen suficiente débito para costear el alto costo de vida. Por otra parte, el rigor del crédito es mayor con altas probabilidades de ahogar, no salvar a los clientes.
Mientras, Biden sigue su juego político y trata de convertir cada mínimo efecto en un triunfo antes de las elecciones de noviembre. Incluso, ni con seis meses de retroceso económico consecutivo del Producto Interno Bruto (PIB) se ha declarado oficialmente la recesión en EEUU.
De cualquier forma, un concepto, tecnicismo o vocablo no define y menos alivia el sufrimiento de año y medio de la mayoría de los estadounidenses. La demagogia se utiliza para convencer o confundir en la política, pero en economía la realidad impera y los electores, en una democracia, tienen la oportunidad de exponer su insatisfacción frente a cada gobierno, como debe ocurrir en pocos meses.
Fuente: Diario Las Amércias

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