Ni los mismos comunistas lo creen. Aún deben estar sorprendidos del arribo de su diputada Karol Cariola a la presidencia del Congreso chileno. Con ella, por primera vez estarán al mando de la instancia legislativa desde que se instaló hace más de un siglo. Pero nada bueno puede esperarse de la extrema izquierda a cargo del parlamento, cuando sus objetivos son impulsar una tercera constituyente, imponer un Estado plurinacional e incentivar la regulación de los medios de comunicación.
Con esos tres objetivos definidos llega la parlamentaria comunista al puesto que obtuvo con sólo un voto de diferencia frente a la candidata de la oposición, la diputada Joanna Pérez, del partido Demócratas, luego de quedar la votación 76 a 75.
Pese al resultado cerrado, Cariola vocifera que derrotó “vetos elitistas y antidemocráticos que a través de leyes malditas quisieron acallar ideas”. De esa forma honra sus encuentros con el fallecido dictador cubano Fidel Castro y el tirano nicaragüense Daniel Ortega, dos referentes comunistas que la diputada conoció personalmente y admira.
Agenda comunista
La comunista Karol Cariola llega a la presidencia del Congreso chileno con las metas radicales trazadas por su partido: insistir en “la batalla por una nueva constitución política para Chile con las bases de la sociedad, desde los movimientos sociales, para que esta demanda y esta construcción adopte una fuerza, una referencia conceptual estratégica, y que se abra paso ante cualquier intento de las elites dominantes por cerrarle el paso. La nueva constitución política para Chile debemos retomarla como una cuestión permanente del trabajo político, ideológico y de masas del partido”.
De esa forma está planteado en un documento reservado de la organización política de Cariola, divulgado por ExAnte. Además, sobre sus hombros recae la defensa del alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, desde el Congreso. Le corresponde mantener que “es inocente y dar a conocer las políticas que, sin precedente alguno, puso al servicio de la comunidad, iniciativas como las Farmacias Populares”, según ha dicho. Se trata de las mismas que lo tienen al borde de una formalización judicial por los delitos de cohecho, fraude al fisco, estafa y administración desleal, asociados a su gestión como director de la Asociación Chilena de Municipalidades con Farmacias Populares (ACHIFARP).
Haber sido electa como presidente del Congreso se endosa a tres ausencias opositoras claves en la votación: la de Mauricio Ojeda (independiente-republicano), quien sufrió el retraso de un vuelo, y la de los independientes Francisco Pulgar, que salió de la sala, y Enrique Lee, quien presentó una licencia médica.
Victoria con traición
La hazaña de los comunistas en el Congreso chileno se logró con traición incluida, considerando que la búsqueda de respaldos para Karol Cariola logró que el diputado Gaspar Rivas, del Partido de la Gente (PDG), desacatara la línea de su formación política, votara por la parlamentaria comunista y se enemistara con su partido.
Todo ello fue posible a cambio de atractivas recompensas. Si bien Rivas sostiene que optó por “el realismo” para favorecer a la ficha oficialista, un par de horas después fue nombrado como primer vicepresidente de la Cámara de Diputados.
Sin ningún remordimiento político aseguró que “es mucho mejor que el Partido de la Gente, en vez de quedarse por afuera, sin nada, tener la posibilidad de participar por primera vez, porque en dos años nunca lo ha hecho. No ha tenido voz en el concierto y la organización general de la Cámara”.
En su partido desestiman la justificación. Transar con comunistas es inaceptable. “Él le dio el voto, le dio la mesa, al Partido Comunista, a Karol Cariola que va a ser un desastre, como ha sido un desastre el gobierno de Gabriel Boric”, afirmó el presidente del PDG, Franco Parisi.
Habrá costos. Parisi promete hacer “todo lo posible para que Gaspar Rivas nunca más sea candidato a diputado ni senador por el PDG. Era mejor no tener una vicepresidencia, que estar encaramándose con el Partido Comunista”.
Una mayoría muy frágil
El ascenso de los comunistas a la presidencia del Congreso chileno con una diferencia de un voto convierte su triunfo en un logro débil. “El problema de la nueva mesa es que la frágil mayoría con la que fue elegida (76 votos contra 75 de la oposición), la deja expuesta a posibles censuras (solicitudes de destitución)”, destaca La Tercera.
El panorama la obliga a gestionar un piso mayor de apoyos, pero no es una tarea fácil. De la oposición nadie está dispuesto a moverse. Y aunque Karol Cariola ahora cuenta con los 72 alineados con la izquierda y los cuatro diputados que a última hora se sumaron a su opción para darle la ventaja (Gaspar Rivas, Mónica Arce, René Alinco y Carlos Bianchi), la suma no le alcanza para tener la mayoría absoluta que requiere 78 de los 155 diputados que componen la Cámara.
Además, el Senado se perfila como su primer muro de contención, puesto que la coalición opositora entre Demócratas, Chile Vamos y Republicanos tiene mayoría con 27 curules frente a las 22 en manos del oficialismo. Esa diferencia permitió al senador de Renovación Nacional (RN), José García Ruminot, ser elegido como nuevo presidente de la Cámara alta hace un mes y marcar el fin del acuerdo administrativo entre oficialismo y oposición para la administración del Senado y sus comisiones.