Ello dará tiempo suficiente al partido del presidente Joe Biden para aprobar una solución a más largo plazo con los votos demócratas, a través de una complicada maniobra parlamentaria.
El acuerdo emergente allana el camino para una secuela, por decirlo de alguna manera, en diciembre, cuando el Congreso se enfrente nuevamente a un plazo para financiar al gobierno y elevar el límite de deuda antes de ir a casa para las festividades navideñas.
Una votación procesal — de una extensión más prolongada que los republicanos iban a bloquear — fue aplazada el miércoles sin previo aviso y el Senado suspendió la sesión para que los legisladores pudieran discutir los próximos pasos. Los demócratas salieron de su reunión con enorme optimismo en que podría evitarse una crisis.
“Básicamente, me alegra que Mitch McConnell finalmente haya visto la luz”, dijo el senador demócrata por Vermont, Bernie Sanders. Los republicanos “finalmente han hecho lo correcto y al menos por ahora tenemos otro par de meses para encontrar una solución permanente”.
El senador Chris Murphy, demócrata por Connecticut, añadió que, asumiendo que los últimos detalles de la iniciativa de emergencia estén en orden, “durante los próximos tres meses seguiremos dejando claro que estamos listos para votar para pagar nuestras cuentas, y los republicanos no lo están”.
El líder republicano Mitch McConnell manifestó su punto de vista.
“Esto hará que las excusas demócratas sobre la falta de tiempo que ellos mismos crearon sean irrelevantes y le dará al gobierno demócrata unificado tiempo más que suficiente para aprobar una iniciativa independiente al límite de deuda mediante la reconciliación”, declaró.
El Congreso tiene apenas pocos días para actuar antes del plazo del 18 de octubre, cuando el Departamento del Tesoro ha advertido que podría quedarse rápidamente sin fondos para manejar la carga de deuda del país.
La presión de la Casa Blanca
Ante el bloqueo parlamentario, Biden entró en escena esta semana: se reunió con los principales líderes bancarios y empresariales para discutir «la urgente necesidad de que el Congreso actúe inmediatamente con apoyo bipartidista» para evitar «la catástrofe económica que resultaría» de un default de la primera potencia mundial, según la Casa Blanca.
Entre los invitados a ese encuentro figuraron los directores generales de los bancos JPMorgan Chase, Citi y Bank of America, así como los responsables del Nasdaq y las grandes empresas Intel y Raytheon.
«Jugamos con fuego», se alarmó la presidenta de Citi, Jane Fraser.
Jamie Dimon, de JP Morgan y uno de los banqueros más influyentes de Estados Unidos, advirtió por su parte de los efectos «en cascada» que podría tener un default «sin precedentes» de Estados Unidos.
«El mundo nos mira», sostuvo, recordando el papel clave de la divisa estadounidense y de los bonos del Tesoro de Estados Unidos para la economía y las finanzas mundiales.
La presidenta del Nasdaq, Adena Friedman, consideró que los mercados reaccionarían «de forma muy negativa» a una moratoria, que pondría en peligro los ahorros y planes de retiro de millones de estadounidenses.
Biden volvió a atacar a los republicanos, y les pidió que «dejen de jugar a la ruleta rusa» con la economía y la reputación financiera de Estados Unidos. Sin embargo, no cesa en su irracial plan de proyectos sociales financiados por los altos intereses a individuos y compañías, un misil que frenaría la recuparación económica y endeudaría aún más al país y las futuras generaciones de estadounidenses.
La enorme deuda de EEUU
El límite de endeudamiento de Estados Unidos asciende a más de 28 billones de dólares, y subirlo o quitarlo es potestad exclusiva del Congreso.
Esa cota será alcanzada el 18 de octubre, según la secretaria del Tesoro, Janet Yellen. Sin embargo, el Bipartisan Policy Center, un centro de estudios independiente, estimó este miércoles que el país tendrá problemas de liquidez entre el 19 de octubre y el 2 de noviembre.
«El Congreso debe actuar antes», dijo Shai Akabas, director de Política Económica de la entidad.
«Incluso antes del 19 de octubre, el Tesoro tendrá niveles de liquidez peligrosamente bajos. Un evento inesperado podría degenerar en una crisis financiera», remarcó.
Como todas las grandes economías, Estados Unidos vive a crédito desde hace décadas en materia de gasto público, y ha aumentado su capacidad de endeudarse, o incluso ha suspendido el «techo» de la deuda en múltiples ocasiones.
El Partido en el poder siempre ha empleado tácticas coercitivas para seguir endeudando a los estadounidenses. Durante el gobierno de Trump, solo en una ocasión se aumentó el techo de la deuda.
Fuente: Diario las Américas