jueves, diciembre 26, 2024
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Coronavirus: el paquete de ayuda anunciado por Argentina es de 6% del PBI

El coronavirus fue impactando en el mundo entero. Y aún los países que eran más reacios a incrementar el peso del Estado en la economía salieron con instrumentos de política de asistencia que implicaron aumentar el gasto público para morigerar el impacto negativo de la pandemia.
Según un registro del Fondo Monetario Internacional, que lleva una actualización de la evolución de las medidas que anuncian los países para paliar el covid-19, con la “foto” a hoy (aunque esto es dinámico) la Argentina está entre los que menos recursos planea volcar: lo previsto reportado alcanza un total equivalente a 6% del PBI, prácticamente la mitad de Brasil, que planea un 11,5% del producto.
En la región, Colombia está por debajo, con un 3%. Y en la comparación mundial, lo que se piensa volcar en la Argentina es equivalente a lo que hace Dinamarca, con el 6%.
Por lejos, los que mayores recursos anunciaron para impulsar a la economía en medio de la pandemia del coronavirus fueron Alemania o Italia, con un 33% y 32% del producto, respectivamente. Y más inalcanzable aún luce Japón, con un 42% del PBI.
De todos modos, los números relevados por el FMI, comparables entre sí, son de lo anunciado, no de los concretado. Hasta ahora la Argentina lleva implementado menos del 6%: según cálculos privados, el total acumulado hasta ahora del costo fiscal de las medidas suman entre 2% y 2,9% del PBI.
Los principales rubros que tanto la consultora LCG como de EcoGo y el Ieral (Instituto de investigaciones económicas de la Fundación Mediterránea) incluyen dentro de sus cálculos son el bono IFE (el Ingreso Familiar de Emergencia que se dio en tres oportunidades por $ 10.000), la tarjeta alimentaria, el programa ATP de asistencia a empresas y los recursos destinados a las provincias mediante los ATN (Aportes del Tesoro Nacional).
Existen algunos matices, LCG suma también los bonos que se dieron al personal de salud y de seguridad, a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), mientras que el Ieral en cambio añade cierto monto destinado a la inversión pública, por ejemplo.
Pero más allá de las diferencias, en todos los casos cuando se toma solo el “costo fiscal” directo, el estimado para el año es menor al 6%: de entre 2,8% y 3,3% del PBI. El resto se trata de asistencia desde lo financiero, como créditos y avales (garantías) para que se concreten estos préstamos.
Ante restricciones para acceder al financiamiento, hubo que adecuar los recursos con los que se contaba para paliar la pandemia. Para Marcelo Capello, del Ieral, se trata del costo de haber sido desordenados en el pasado, entre elevado déficit fiscal y deuda. Mencionó que lo mejor hubiese sido tener un fondo anticíclico, “una tema pendiente en Argentina de las últimas décadas”.
“Si bien se lo suele usar para enfrentar los ciclos económicos, ahora tenemos un evento nuevo, que es el coronavirus, que afecta la macro. Hubiera sido bueno contar con este fondo”, señaló.
También el economista Juan Ignacio Paolicchi, de EcoGo, reparó en el limitado margen de maniobra con el que se encontró el país al momento del impacto del coronavirus. “La Argentina, dada la poca capacidad por el lado fiscal que ya no venía con superávit y el no acceso al mercado de deuda hizo que el paquete fuera muy chico y aún así no pudo aplicar más de 3% del PBI a medida fiscales directas”, mencionó.
Comparó con otros de la región, con países que tienen acceso al mercado de deuda en moneda local, como Brasil, que sí pudo “seguir inyectando dinero”.
Hasta junio todas las medidas fueron financiadas con emisión del Banco Central. “Recién en los últimos dos meses hay algo de financiamiento en pesos. Eso pone un tope a que sean medidas fiscales escasas”, resumió.
En LCG describieron “desde inicios el programa anunciado por el Gobierno lucía escaso en relación a los ofrecidos por otros países”, y que “no terminó de cumplir su cometido”.
“Es un escenario muy desfavorable entre percepción y esfuerzo: un atrevimiento fiscal desmedido para las condiciones de financiamiento, pero una ayuda escuálida para quienes se vieron directamente afectados por la pandemia”, añadieron.
La economía es una ciencia social que estudia cómo administrar los recursos, que en general son escasos. Y en esto la Argentina tiene bastante experiencia. La pandemia puso a prueba una vez más este juego en un contexto por demás adverso: una actividad que acumula tres años de recesión y una inflación elevada por más de 10 años.
Fuente: El Clarín

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