En momentos en que países alrededor del mundo adoptan cuarentenas para protegerse del coronavirus, el gobierno nicaragüense ha estado adoptando la estrategia opuesta, asegurando que los temores sobre la pandemia son exagerados e instando a los ciudadanos a vivir como si nada.
Media docena de médicos, periodistas y líderes comunitarios dijeron al Miami Herald que el gobierno de Daniel Ortega ha hecho muy poco para preparar al país centroamericano para contener la expansión del COVID-19 y de hecho ha estado organizando y promoviendo eventos públicos en vez de promover el aislamiento social.
“Ellos están haciendo lo opuesto de lo que debería haberse hecho”, dijo el neurocirujano Josmar Ulises Briones. “El gobierno no ha tomada una sola acción preventiva para detener el contagio”.
Y en lo que genera alarma adicional entre la comunidad médica nicaragüense, el gobierno parece estar ocultando el verdadero número de casos. Doctores del sistema de salud pública de Nicaragua reportaron un incremento atípico en el número de pacientes de neumonía ingresando a los centros de asistencia en los últimos días que no están siendo tratados como casos sospechosos de COVID-19.
Pese a la alarma mundial provocada por la pandemia, el gobierno de Managua insiste en que en realidad no hay grandes motivos para preocuparse, alegando que el país apenas registra cinco casos confirmados y un descenso por efecto del virus. Esos números contrastan con los totales de las vecinas Costa Rica y Honduras, de 375 y 219 respectivamente.
“El gobierno insiste en que la gente no debe sentir miedo, que deberían salir de sus casas e incluso han organizado eventos políticos masivos a los que obligan a los empleados públicos a asistir”, dijo un profesional del sector de la salud.
El desacato gubernamental de las recomendaciones mundiales para contener la pandemia alcanzó un nivel extremo de ironía cuando la esposa de Ortega, la vicepresidenta Rosario Murillo, organizó una masiva manifestación pública, solicitando a la población que expresara su solidaridad con las víctimas del coronavirus, marchando por las calles en el evento bautizado “Amor en tiempos del COVID-19”.
“Nicaragua no ha establecido, ni tampoco establecerá ningún tipo de cuarentena”, declaró a inicios de Marzo Sonia Castro, asesora presidencial sobre temas de salud.
Asimismo, la Ministra de Salud Carolina Dávila Murillo había dejado ver previamente la poca preocupación gubernamental al manifestar que las personas provenientes de los países de alto riesgo podrán desplazarse sin restricciones por el país si no muestran síntomas de la enfermedad.
La ministra, sin embargo, fue despedida el miércoles sin que el gobierno brindara explicación.
Ortega, por otro lado, no ha sido visto en público desde hace varias semanas, de manera que la vocería sobre la enfermedad ha recaído sobre su esposa. La vicepresidenta habló el miércoles por televisión, pero no hizo mención sobre la enfermedad, limitándose a decir que Nicaragua cuenta con protección divina. “Solo Dios basta,” dijo.
La despreocupación gubernamental sobre los riesgos del COVID-19 volvieron a verse la semana pasada cuando we convocó una nueva manifestación política para mostrar solidaridad al gobernante venezolano Nicolás Maduro, luego de que la justicia estadounidense presentara cargos por narcotráfico contra él y contra otros altos integrantes de su régimen.
Los nicaragüenses consultados dijeron que muchos en el país centroamericano han optado por permanecer en casa o salen a las calles con máscarillas para contener el virus.
Pero las personas no están adoptando estas medidas porque las recomienda el gobierno, que por lo contrario ha estado desalentándolas, dijo la activista Kenia Gutiérrez, secretaria nacional del Movimiento Campesino de Nicaragua.
“Están haciendo todo lo que pueden para proyectar una imagen de que todo está normal en Nicaragua. A los policías y al personal médico se le está diciendo que no usen máscaras”, dijo Gutiérrez.
Quienes usan máscaras en ocasiones son maltratados o ridiculizados por seguidores del régimen y a los padres se les está diciendo que necesitan mantener a sus hijos en la escuela.
“Aquellos que decidieron sacar a sus hijos de la escuela están siendo amenazados, diciéndoles que bajarán sus calificaciones o que sus hijos serán reprobados”, dijo.
La mayoría de las personas contactadas dentro de Nicaragua para este informe pidieron no ser identificados, señalando que Ortega tiene una larga historia de encarcelamiento e incluso torturar a quienes protestan o se manifiestan en contra de su gobierno.
Pero un grupo conformado por más de una docena de médicos dentro de Nicaragua conformaron lo que denominaron el Comité Científico Multidisciplinario e instaron e al gobierno a adoptar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, incluyendo el cierre de las fronteras, la adopción de medidas de detección temprana, el aislamiento de los pacientes, la promoción del distanciamiento social, la suspensión de grandes eventos públicos y el cierre de escuelas.
Pero el gobierno no reacciona y los activistas afirman que la única respuesta hasta ahora ha sido una campaña pública de desinformación para ocultar el alcance del problema.
Briones, que trabaja en Estados Unidos pero se mantiene en contacto con sus colegas en Nicaragua, dijo que es probable que su país natal vea un número explosivo de casos dentro de dos semanas dada la naturaleza altamente contagiosa del virus.
“Los estudios epidemiológicos nos dicen que por cada caso positivo que vemos hay una cantidad de casos no detectados y que por cada muerte hay alrededor de 800 casos reales que los funcionarios deben salir a detectar dentro de la población”, dijo Briones.
“Ahora, sabemos que estos 800 casos reales se duplicarán entre cada 3 a 7.5 días, y dado que no se está haciendo nada, podríamos ver el número de casos en espiral a cientos de miles en 15 días”, dijo.
El gobierno anunció la primera muerte por coronavirus en Nicaragua hace una semana.
Un médico que trabaja en un hospital rural dijo que teme que la pandemia ya se esté extendiendo rápidamente en Nicaragua, dado el número inexplicablemente alto de casos de neumonía que ha visto en los últimos días.
“Lo extraño es que estamos en la mitad de la estación de verano y Nicaragua es realmente un país muy caluroso y no tiene sentido estar viendo este número de casos de neumonía en esta época del año”, dijo el médico, que habló bajo condición de anonimato.
El médico, que explicó que este tipo de afección generalmente solo se ve durante la temporada de invierno, dijo que el hospital donde trabaja recibió alrededor de 20 casos de neumonía que comenzaron a llegar a mediados de la semana pasada.
“El número ha estado creciendo de un día para otro”, advirtió.
Fuente: El Nuevo Herald