MÉXICO. La familia presidencial de México enfrenta acusaciones relacionadas con un escándalo de corrupción y tráfico de influencias; específicamente los hijos del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) han sido acusados en años recientes de vivir en propiedades lujosas, emplear a familiares en el gobierno y beneficiarse de contratos estatales.
A pesar de las acusaciones y denuncias presentadas ante la fiscalía general de la República, ninguno de los hijos del presidente AMLO enfrenta consecuencias legales. Se argumenta que la cercanía entre el fiscal Alejandro Gertz Manero y López Obrador dificulta la realización de investigaciones y la aplicación de sanciones en los casos que implican a la familia presidencial.
El hijo mayor de AMLO
José Ramón López Beltrán, el hijo mayor de López Obrador, fue señalado de residir en una lujosa casa en Houston, Texas, la cual pertenece a un contratista de Pemex, la empresa petrolera estatal de México.
La Organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) reveló en enero de 2022 que el hijo mayor del presidente mexicano y su pareja, Carolyn Adams, ocuparon una residencia en Houston, Texas, entre 2019 y 2020 perteneciente a Keith L. Schilling, ejecutivo de Baker Hughes, empresa que ese mismo año obtuvo un contrato con Petróleos Mexicanos (PEMEX), hecho conocido como “la casa gris”. A pesar de las acusaciones, López Beltrán negó cualquier irregularidad, afirmando que pagaba alquiler por la vivienda.
En enero de 2023, la fiscalía general de la República (FGR) de México inició una investigación contra José Ramón López Beltrán por posibles delitos de enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias. La pesquisa se enfoca en los contratos recibidos por López Beltrán de empresas privadas y su relación con Daniel Chávez, un empresario cercano a su padre.
El Partido Acción Nacional (PAN) presentó una denuncia ante la fiscalía general de la República (FGR) por supuestos actos de corrupción y tráfico de influencias contra el hijo del presidente López Obrador.
El líder del PAN, Marko Cortés, solicitó una investigación sobre el origen de los fondos utilizados para adquirir la lujosa residencia en Houston, así como una indagación exhaustiva sobre los contratos con las empresas proveedoras de Pemex. El objetivo era esclarecer el origen de los recursos destinados a la propiedad en Texas, Estados Unidos, donde residen el hijo de López Obrador y su esposa Carolyn Adams.
En noviembre de 2021, la revista Proceso y la periodista Carmen Aristegui expusieron que el programa emblemático del presidente para reforestación “Sembrando Vida”, supuestamente estaba siendo utilizado para favorecer la fábrica de chocolates “Rocío” perteneciente a los hijos del mandatario en Tabasco, sureste de México.
Andy, el consentido
Andrés Manuel López Beltrán es el segundo hijo del mandatario mexicano, “Andy”, quien maneja La empresa Chocolates “Rocío”, junto con sus dos hermanos, José Ramón y Gonzalo Alfonso, son dueños de la Finca Rocío, donde se siembra cacao y que les fue heredada por su madre.
Según la plataforma digital Latinus, una red conformada por amigos de Andrés Manuel López Beltrán había obtenido contratos por un valor aproximado de 100 millones de pesos (casi 5.9 millones de dólares) por parte de la Administración Federal, entre ellos, un proyecto para construir el Aeropuerto de Texcoco.
Se dice que Andy es el consentido del mandatario mexicano y que colaboró con su padre desde sus primeros intentos por llegar al Palacio Nacional, sobre todo desde la campaña presidencial de 2018.
Andy fue señalado por tráfico de influencias supuestamente por ayudar a sus amigos a obtener contratos con el gobierno. Sin embargo, él negó dichas acusaciones argumentando que solo estaba asistiendo a unos conocidos.
Según investigaciones del periodista Carlos Loret de Mola en la plataforma digital Latinus, existe una red de varias empresas de las que son socios y directivos los amigos de Andy que han competido por contratos públicos y se esconden en esquemas de subcontratación.
El menos conocido
Gonzalo López Beltrán, el tercer hijo de AMLO, es quizá el menos conocido de la descendencia del mandatario. Se sabe que vive en California, donde hasta 2021 colaboró con el equipo de béisbol de Grandes Ligas, Gigantes de San Francisco, según el diario El Universal, es vinculado a una red de negocios y tráfico de influencias relacionada con la construcción del Tren Maya, según investigación del medio Latinus.
Gonzalo, también conocido como ‘Bobby’, habría actuado como intermediario en los contratos del proyecto, por lo que benefició a amigos cercanos, como Amílcar Olán. Este último se convirtió en un exitoso empresario gracias a su relación con Gonzalo, obteniendo importantes contratos para proveer balasto para el tren.
En audios revelados por Latinus, Olán detalla cómo logró ganancias millonarias en poco tiempo a través de su negocio de transporte de piedra triturada. La investigación también expone presuntas prácticas irregulares en la asignación de contratos y beneficios obtenidos mediante influencias políticas. Estas revelaciones forman parte de la investigación «El Clan» que analiza los negocios millonarios de los hijos del presidente mexicano.
El menor de la dinastía
Jesús Ernesto, el menor y cuarto hijo del presidente López Obrador y Beatriz Gutiérrez Müller, es criticado por su estilo de vida que parece contradecir el discurso de austeridad de su padre. Se le señala por usar prendas costosas y marcas de lujo, como los tenis Off White Odsy-100 valorados en más de 10.000 pesos, con los que fue visto en el aeropuerto Heathrow de Londres,en agosto del año pasado, lo cual generó controversia entre los cibernautas.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha negado que sus hijos sean corruptos, pero admitió que su gobierno otorgó contratos a empresas de amigos de sus hijos. Esto, a pesar de que una de sus promesas de campaña fue acabar con el amiguismo, el nepotismo y el compadrazgo.
Estos casos salen a la luz, gracias a las disputas políticas internas, evidenciando que la corrupción y los intereses económicos no tienen preferencia ideológica