Desde que se comenzaron a reportar casos del nuevo coronavirus el régimen ha tratado de dar una imagen de transparencia informativa. Sin embargo, los cubanos desconocen, por ejemplo, cuántos respiradores artificiales operativos hay en Cuba. Tampoco saben cuántas ambulancias existen y, de ellas, cuántas funcionan.
En los últimos días, la prensa oficial publicó imágenes de Ramiro Valdés, una de las figuras históricas del régimen, junto a un equipo que supuestamente está diseñando respiradores artificiales.
«A partir de las capacidades de nuestras fábricas de equipos y dispositivos, en coordinación con otras empresas del país y trabajadores por cuenta propia, trabajamos en la reparación de equipamientos muy importantes para enfrentar esta pandemia, como los ventiladores pulmonares, mientras estamos fabricando medios individuales de protección, fundamentalmente máscaras respiradoras con filtros, viseras, gafas y trajes», dijo por su parte, en una entrevista con el diario oficial Granma, Eduardo Martínez Díaz, presidente del Grupo Empresarial estatal BioCubaFarma.
Que el régimen se escude en el embargo para explicar los problemas de la Isla no es nada nuevo, pero la falta de ventiladores artificiales no es exclusiva de Cuba, afecta a todo el mundo.
Muchos países han reconducido sus industrias a la fabricación de esos aparatos. Lo mismo han hecho empresas privadas paralizadas por el coronavirus, COVID-19 e incluso los ejércitos: la marina de guerra de Perú acaba de presentar su primer respirador.
Dentro del propio Estados Unidos, el país con el mayor número de casos del nuevo coronavirus, los estados exigen más aparatos para atender a los pacientes graves. A nivel mundial, la batalla comercial incluye actos considerados de «piratería», que incluyen también a otros productos, como las mascarillas.
El titular de Interior de Berlín (Alemania), Andreas Geissel, protestó hace más de una semana por la incautación de 200.000 mascarillas quirúrgicas por parte de Estados Unidos.
«Consideramos que se trata de un acto de piratería moderna. Eso no es un trato adecuado entre socios transatlánticos. En tiempos de crisis global tampoco se justifican métodos de películas del oeste», dijo Geissel, quien aseguró que las mascarillas fueron interceptó en Bangkok (Tailandia) y estaban destinadas a la policía berlinesa.
Francia denunció una «guerra de las mascarillas», después de que se diera a conocer la noticia de que tres gobiernos regionales habían perdido pedidos ante compradores estadounidenses que ofrecieron pagar más y en efectivo.
«Esta mañana, sobre la pista [de aeropuerto] en China, un pedido francés fue comprado por estadounidenses con efectivo, y el avión, que debía venir a Francia, partió directamente a Estados Unidos», denunciaba el miércoles de la semana pasada Renaud Muselier, presidente de la región Provenza-Alpes-Costa Azul,
España, uno de los territorios más golpeados por el nuevo coronavirus, ha sufrido intentos de países como Turquía, e incluso de socios europeos como la propia Francia, de retenerle pedidos de equipos de protección individual que estaban en rumbo al país.
Según la compañía de estudios de mercado Meticoulous Research, con sede en India, el 85% de hospitales a nivel mundial están teniendo problemas de abastecimiento, informó BBC Mundo.
«Se estima que países desarrollados como Estados Unidos solo tienen reservas de entre 40 y 45 millones de mascarillas, lo que apenas supone entre el 1% y el 1,5% de la demanda total. La situación es peor en los países europeos y las economías en desarrollo», dijo la compañía.
Señaló que la demanda se multiplicará. Solo Estados Unidos necesitará más de 100.000 ventiladores en los próximos meses.
«En definitiva, los fabricantes de todo el planeta no tienen la capacidad de satisfacer esta demanda», advirtió Meticoulous Research, aunque han aumentado el ritmo de producción.
«Por ejemplo, Medtronic (Irlanda) ha incrementado su capacidad de producción de ventiladores en más del 40%. De manera similar, Siare Engineering International Group (Italia)… normalmente produce 160 ventiladores al mes y ahora quiere fabricar 2.000 en cuatro meses», explicó.
Compañías como el fabricante de autos Seat, en España, han dejado de hacer vehículos y ahora producen ventiladores para los hospitales locales. En varios países, empresas textiles se han volcado a elaborar mascarillas.
Fuente: Diario las Américas