La Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el evento más importante del mundo conservador en Estados Unidos, arrancó el miércoles en Maryland confirmando lo ya sabido: el expresidente Donald Trump domina con holgura el escenario de la derecha norteamericana y ha moldeado al Partido Republicano, su base de votantes y su agenda de prioridades a su imagen y semejanza.
Basta constatar cómo el llamado a la defensa de la soberanía nacional y la ratificación del derecho a contar con una frontera segura –un tópico sobre el que ha llovido Trump consistentemente durante los últimos meses– se ha convertido en uno de los principales temas abarcados en el transcurso del encuentro que se extenderá hasta el sábado 24 de febrero.
Nada es casualidad. Tal y como lo atestiguan sondeos recientes, el problema de la inmigración ilegal se ha transformado, a la par de la deriva económica del gigante norteamericano, en el dolor de cabeza del republicano promedio. Y, ¿Por qué no decirlo? Del estadounidense promedio con sentido común también.
Registros oficiales apuntan que, para finales septiembre de 2023 (cuando las autoridades concluyen el año fiscal) habían entrado ilegalmente a Estados Unidos 2.860.127 inmigrantes, un número que supera en más de 90.000 personas la cifra de ingresos de este tipo ocurridos durante el año fiscal 2022.
Así se entiende que la iniciativa asumida por el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, consistente en reforzar la seguridad de la frontera sur estadounidense con personal de la Guardia Nacional, en medio de sus constantes llamados a contener la inmigración ilegal mediante nuevos tramos de muro fronterizo, no son en modo alguno ejercicios de demagogia y alarmismo fortuito.
En todo caso, la edición 2024 de la CPAC marca el aniversario número 50 de una conferencia anual que, previsiblemente, está sirviendo como antesala a la aclamación de Trump como abanderado republicano a las presidenciales de noviembre y, por qué no, de su eventual regreso a la Casa Blanca. A esta altura no hay posibilidad de pensar en un Partido Republicano -para bien o para mal- que no esté conducido por el expresidente y, sobre todo, por sus ideas.
Otros aspectos de esta convocatoria resultan verdaderamente interesantes, pues en ella participan este año el presidente argentino Javier Milei, Eduardo Bolsonaro (Brasil) y Eduardo Verástegui (México), así como el líder de VOX, Santiago Abascal, quien ha venido labrando un estrecho vínculo con Trump.