CARLOS SÁNCHEZ BERZAÍN,
Las organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales son actores vitales en el mundo actual, y de acuerdo con sus objetivos tienen competencias e influencia respecto a la libertad, los derechos humanos, la democracia y la economía. La expansión de la dictadura de Cuba en Venezuela, Bolivia y Nicaragua violando todo principio y derecho, y amenazando a toda la región, impone examinar el rol de las organizaciones internacionales en la creación y permanencia de las dictaduras del siglo XXI en las Américas.
Una organización internacional pública o intergubernamental “es una asociación de estados, establecida por un acuerdo entre sus miembros y dotada de un aparato permanente de órganos, encargado de perseguir la realización de objetivos de interés común por medio de una cooperación entre ellos”. Al crear un organismo internacional los estados ceden parte de su soberanía en función del objetivo de la organización que se convierte en “sujeto de derecho internacional público” y adquiere competencias y autoridad en los términos de su instrumento constitutivo, carta o tratado.
Organización internacional privada o no gubernamental (ONG) “es una asociación conformada por ciudadanos que comparten una visión y misión común y que se financian por gobiernos, otras organizaciones, personas o empresas particulares”. Se trata de “organizaciones de la sociedad civil” sin fines de lucro que pueden cumplir objetivos en el ámbito internacional como sujetos de derecho privado “pueden tener carácter benéfico, fines sociales, ser fuentes de intereses políticos, religiosos o de otra índole”.
En función de sus objetivos tanto las organizaciones internacionales gubernamentales como las no gubernamentales tienen roles en la creación y sostenimiento de las dictaduras del siglo XXI en las Américas, pero son los organismos internacionales públicos los que tienen competencias y por lo tanto señalados derechos y responsabilidades sobre las acciones y la conducta de los Estados, gobiernos, ciudadanos y poblaciones de los Estados, en materia de derechos humanos, libertad, democracia y economía.
La Organización de las Naciones Unidas ONU, la entidad intergubernamental más importante del mundo, con 193 estados miembros, es resultado del triunfo de la democracia sobre las dictaduras fascistas en la Segunda Guerra Mundial, creada con el propósito de “mantener la paz y seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar las amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz….”.
Las organizaciones internacionales públicas son entidades políticas porque la representación de los Estados que las conforman son los gobiernos que tienen posiciones ideológicas e intereses. Los funcionarios internacionales como secretarios generales o representantes deben su posición a la correlación de fuerzas dentro de cada organización.
Las dictaduras del socialismo del siglo XXI detentan el poder por medio del “terrorismo de Estado” violando derechos humanos y la libertad, persiguen, torturan, asesinan, se han establecido como narcoestados y no dejan delito sin perpetrar por la impunidad que se garantizan con la permanencia indefinida en el poder. Están ampliamente documentados y probados estos hechos en las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, así como el grupo delictivo trasnacional en el que se integran estos regímenes.
Los 64 años de la dictadura de Cuba es el más duro y vivo señalamiento del incumplimiento de las obligaciones internacionales de organismos como la ONU, la OEA, el TIAR, la Corte Penal Internacional, la Organización Panamericana de la Salud, organismos económicos especializados, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos y más. Millones de exiliados, miles de presos políticos -actualmente 1.057- torturados y asesinados, esclavismo y tráfico de personas lo prueban.
Las dictaduras satélites de Cuba en Venezuela, Bolivia y Nicaragua, todas con cientos de presos políticos, millones y miles de exiliados, repiten la infamia de los crímenes de la dictadura castrista convertida en castrochavista. Son los escenarios del fracaso e incumplimiento de deberes de organismos internacionales que se conforman con declaraciones que solo consolidan la situación de “indefensión de los pueblos” y la “impunidad plena del crimen organizado que detenta el poder dictatorial”.
La falta de identificación del agresor, del enemigo, del violador de la paz y seguridad internacionales que con forma de dictaduras y discurso de revoluciones solo es crimen organizado trasnacional, forma hasta ahora parte de las omisiones catastróficas del sistema internacional, de sus organismos generales y especializados y de sus representantes y funcionarios que -con notables excepciones- han convertido estas instituciones en empleos de buen pasar y gran retiro- pero que con sus limitadas acciones y grandes omisiones son parte de la creación y sostenimiento de las dictaduras.