No le tembló el pulso al «pelotón de fusilamiento» al que aludió Cristina Fernández de Kirchner en la alocución final de su juicio refiriéndose a los jueces, a los fiscales, a la oposición y a los medios, metiéndolos todos en la misma bolsa.
Salió disparada hacia Cristina la condena a seis años de cárcel e inhabilitación especial para ejercer cargos públicos de por vida por delitos de administración fraudulenta (corrupción en la atribución de la obra pública) cometidos entre 2003 y 2015 en perjuicio del Estado argentino. El monto de los efectos del delito fue fijados en 84.835 millones de pesos argentinos, o sea, aproximadamente 478 millones de euros, al cambio del día.
Sus abogados le habían explicado que no corre ningún riesgo de terminar tras las rejas
«Son un Estado paralelo, es la mafia judicial» le espetó a sus jueces Cristina furiosa luego de conocer el veredicto, anunciando que apelará el fallo. Totalmente desbocada afirmó también que no será candidata en el 2023 y que “el 10 de diciembre de 2023 no voy a tener fueros, no voy a ser vicepresidenta. Así que le va a poder dar la orden a sus esbirros de la Casación y de la Corte Suprema para que me metan presa». Ojalá.
Claro que, antes, sus abogados le habían explicado que no corre ningún riesgo de terminar tras las rejas. Según las disposiciones del nuevo Código Procesal Penal Federal argentino, que fueron oportunamente modificadas por la bancada kirchnerista en el Congreso en febrero del 2021, solo pueden aplicarse las penas una vez que la sentencia quede firme, es decir, que se agoten todas las instancias judiciales. En la Argentina, eso ocurrirá, según un refrán de mi infancia, el día que las vacas vuelen o que se acabe la inflación, a piacere.
Como bien lo resumió la diputada Victoria Villarruel «no fue mafia [judicial], fue corrupción, fueron los últimos 20 años más nefastos de la historia argentina». Dos décadas en las que Cristina y su difunto el Bizco fueron los máximos responsables de haber quebrado económica y moralmente el país, de haber dilapidado sus riquezas vendiéndolas al por mayor a intereses extranjeros, de haber enriquecido una casta que hoy funciona como mafia en los organismos estatales, y de haber arrinconado a los jóvenes argentinos al éxodo como única alternativa para escapar del paraíso socialista de los Kirchner, en el que el 54% de los niños son pobres (se estima que esa cifra llegará al 80% en los próximos 30 años de continuar el derrotero actual).
Cristina y su difunto, el bizco, fueron los máximos responsables de haber quebrado económica y moralmente el país
Es cierto que para quien ha dejado un país en la ruina, la pobreza y la muerte, seis años de condena es demasiado poco. Pero es solo la primera condena y le quedan aún a Cristina desandar varios otros juicios por causas de corrupción. En cuanto a Néstor Kirchner lo que la justicia y la misericordia humana no han tenido el tiempo de darle, se lo habrá dado la divina.
«Cuando se meten las manos en la justicia se destruye la democracia» con el hashtag #TodosConCristina comunicó el Grupo de Puebla ni bien conocida la sentencia. Dime con quien andas y te diré quién eres, reza la sabiduría popular. Aquellos que han destruido el Estado de derecho en sus países, aquellos que se desviven por aplicar políticas progresistas, Lula en Brasil, Correa en Ecuador, Arce y Morales en Bolivia, Montero y Zapatero en España, Fernández en la Argentina, y la mar en coche de toda la izquierda hispanoamericana, se rasgan las vestiduras que llevan lavadas en la sangre de su propia corrupción.
Los argentinos de a pie (…) queremos que Cristina y sus secuaces paguen lo que nos deben pudriéndose en una cárcel
«El bien vencerá el mal, la verdad vencerá la mentira y la salvación vencerá la condenación», probablemente también el papa Francisco esté afinando su pluma para enviarle a Cristina una carta similar a la enviada a Lula cuando estaba en prisión. «Es un papa que piensa como nosotros», afirmó el fundador del Foro de Sao Paulo en esa ocasión.
Los argentinos de a pie, aquellos que en nuestros trabajos y proyectos vimos robado nuestro futuro, nuestras vidas y la de nuestros hijos, nosotros que pagamos con nuestra sangre el circo kirchnerista, aquellos que somos víctimas de una organización mafiosa de malhechores enquistada en el Estado argentino, queremos que Cristina y sus secuaces paguen lo que nos deben pudriéndose en una cárcel, en las mismas condiciones «humanitarias» con las cuales trataron a sus enemigos, hasta el final de sus días.