Bogotá, 2 jun (EFE).- El presidente colombiano, Gustavo Petro, con tan solo diez meses en el Gobierno, enfrenta una delicada crisis que involucra en un escándalo de interceptaciones ilegales y posibles abusos de poder a dos de sus alfiles, la jefa de Gabinete, Laura Sarabia, y el embajador en Venezuela, Armando Benedetti.
El presunto hurto de un maletín con dinero de la casa de la alta funcionaria supuestamente por Marelbys Meza, una mujer que trabajó para ella como niñera, fue el detonante de una serie de actuaciones irregulares que hoy dejan fuera del Gobierno a Sarabia, que se había convertido en la mano de derecha de Petro en el Ejecutivo, y a Benedetti, quien lo fue durante la campaña electoral, todo después de filtrarse una comprometedora conversación en WhatsApp entre el ahora exembajador de Colombia en Venezuela y el presidente Gustavo Petro.
Sarabia es una joven abogada, que trabajó con Benedetti cuando era senador y llegó a Petro de forma conjunta. El gobernante había decidido guardarla, como prueba de su valía, en la posición más cercana que tenía: la de jefa de despacho.
Así se ha convertido en una de las mujeres más poderosas del país, pero su meteórico ascenso se vio frenado por el escándalo de la niñera y las interceptaciones ilegales que se ordenaron en su contra, así como una prueba de polígrafo realizada en el mismo palacio presidencial.
“Rechazo las interceptaciones ilegales, hemos luchado toda la vida por la garantía de los derechos humanos, esa lucha le costó la vida a muchos de los nuestros. Que se investiguen estos hechos y se esclarezca lo ocurrido”, manifestó en Twitter la vicepresidente Francia Márquez, en un reconocimiento implícito de que algo ilegal hubo, aunque Petro dijo anoche en la misma red que “ningún miembro del Gobierno ha dado ninguna orden de interceptaciones telefónicas”.
El hurto de dinero
Todo comenzó a finales de enero cuando, según se supo el pasado sábado por una publicación de la revista Semana, Marelbys Meza fue acusada de hurtar un maletín con una suma no precisada de dinero de la casa de Sarabia.
Según la versión de Meza, cuando Sarabia supo del hurto, miembros de la seguridad presidencial la trasladaron a un edificio situado frente a la Casa de Nariño donde fue interrogada y sometida a pruebas de polígrafo sin una orden judicial.
Hasta ahí, el escándalo era por el posible abuso de poder por parte del Estado para tratar de esclarecer un asunto particular, pero de repente los reflectores apuntaron hacia Benedetti, quien según reveló el periodista Daniel Coronell, podría estar detrás de la denuncia de Meza, en un episodio de “fuego amigo” en el Gobierno.
Benedetti fue uno de los primeros aliados que encontró Petro fuera de la izquierda en 2021, cuando lanzó su candidatura presidencial, y se le atribuye gran parte de su éxito electoral, por lo cual se convirtió en figura poderosa en el Gobierno, que, ante los casos judiciales que le persiguen y una fama de persona poco confiable no le guardó un puesto de ministro, pero lo designó como embajador en Venezuela.
La conexión con el embajador
Tras la denuncia de Meza surgió la conexión de Benedetti con el caso, revelada en W Radio por Coronell, según la cual el embajador podría estar detrás de las revelaciones de la exniñera, que también cuidó a los hijos del embajador, como consecuencia de un choque entre ambos por cargos en el Gobierno.
Según esa versión, Benedetti quiere dejar la embajada en Caracas y le pidió a Petro el Ministerio de Defensa, lo que fue rechazado por el presidente, y Sarabia, su antigua subalterna, “le ofreció el Ministerio del Interior o la Cancillería, a pesar de que ambos cargos ya estaban ocupados”.
Benedetti regresó esta semana a Bogotá para reunirse con Petro y, mientras el país esperaba los resultados de ese encuentro, la revista Cambio reveló que Meza no solo fue interrogada sin orden judicial sino que su teléfono fue interceptado por la Policía, que usó como fachada una operación contra la banda criminal del Clan del Golfo en el departamento del Chocó.
Esa versión fue corroborada por el fiscal general, Francisco Barbosa, quien dijo en una rueda de prensa que en los próximos días se tomarán “decisiones judiciales” en este caso que consideró “no solamente aberrante desde el punto de vista judicial, sino que nos pone de nuevo en el peor escenario histórico de Colombia, que es la violación de derechos humanos”.
Paradójicamente, Petro cuando estaba en la oposición fue un feroz crítico de las interceptaciones ilegales durante el Gobierno de Álvaro Uribe y conocida en el país como “chuzadas”.
La encrucijada de Petro
Este escándalo que está lleno de cabos sueltos se produce en un momento en que el Gobierno de Petro vive horas bajas, con problemas en diferentes frentes que detonan una gran crisis.
Por un lado, sus reformas están paradas en el Congreso y la coalición de Gobierno acaba de dinamitar, hasta el punto de que congresistas del partido Alianza Verde presentaron ayer una proposición para archivar la polémica reforma a la salud.
El presidente, además, mantiene un duro enfrentamiento con el fiscal, con el Consejo de Estado, con la Procuraduría e incluso con la prensa.
En un intento de inclinar la balanza a su favor, Gustavo Petro anunció que el próximo 7 de junio caminará “al lado del pueblo trabajador” en una movilización convocada por centrales obreras en defensa de las reformas. Ese mismo día, Sarabia está citada por el Congreso para que responda por el caso de la niñera, un problema doméstico que alcanzó una dimensión de crisis de Gobierno de Petro.