lunes, diciembre 23, 2024
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Cuál es el nuevo plan de la DEA para combatir a los 44 mil elementos del CJNG y el Cártel de Sinaloa

La incursión de los cárteles mexicanos en la producción y trasiego de fentanilo significó un cambio radical para la manera en que las autoridades entendían y combatían el narcotráfico.

Tras la captura y condena de Joaquín “El Chapo” Guzmán, Los Chapitos se encargaron de adaptar el mortífero negocio del Cártel de Sinaloa (CDS) y le apostaron a la manufactura del opioide sintético. Al notar la ola de muertes que esto causó en Estados Unidos, la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) se percató de que debía modificar su estrategia.

Durante una comparecencia en el Capitolio ante el Subcomité Judicial sobre Delitos y Vigilancia, Anne Milgram —quien lidera la DEA desde 2021— explicó cuál es el plan de la agencia antidrogas para afrontar lo que, en sus propias palabras, es la crisis más devastadora en la historia de Estados Unidos en esta materia.

Considerando que las principales amenazas son el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), la DEA tuvo que reestructurarse para conformar dos equipos de trabajo, uno para cada organización criminal, integrados por agentes especiales, personal que realiza labores de inteligencia, científicos de datos, expertos en química y especialistas en finanzas.

Sumado a ello, Milgram subrayó la creación de un tercer equipo, el cual está dedicado específicamente a monitorear e investigar las operaciones financieras —como lavado de dinero— de ambos cárteles alrededor del mundo.

Los tres equipos concentran el trabajo de las 334 oficinas que la DEA tiene distribuidas en todo el globo para mapear a estos grupos. Derivado de dichas acciones, han logrado identificar la presencia del CDS y el CJNG en más de 100 países.

La intempestiva expansión de los cárteles mexicanos se debe a que en sus filas no sólo cuentan con sicarios, jefes de plaza y “cocineros”, sino que también tienen el apoyo de facilitadores (quienes distribuyen el fentanilo en las comunidades de EEUU una vez que la sustancia entró al país), proveedores de precursores químicos e intermediarios.

Así, de acuerdo con testimonios de George Papadopulos —administrador adjunto de la DEA—, el Cártel de Sinaloa tiene un aproximado de 26 mil miembros a lo largo del planeta, mientras que se calcula que hay alrededor de 18 mil integrantes del CJNG. En total, ambas estructuras delictivas suman cerca de 44 mil participantes que estarían trabajando para inundar a EEUU con fentanilo.

Además de los tres equipos de trabajo referidos anteriormente, Anne Milgram resaltó la reciente apertura de un laboratorio en El Paso, Texas, que está enfocado específicamente en el análisis de fentanilo.

Se trata del Joint Intrepid Lab, una instalación de la DEA con personal y tecnología capaz de inspeccionar el fentanilo incautado en la frontera poco tiempo después de su aseguramiento. Con el trabajo realizado en dicha área, según la funcionaria, es posible determinar cada uno de los componentes con los que fue fabricado cada cargamento y, eso, eventualmente, llevaría a resolver quién lo fabricó.

En otras palabras, las y los científicos en ese laboratorio pueden identificar los ingredientes (precursores químicos) y rastrear a las empresas en las cuales fueron producidos. Una vez teniendo esta información, es posible llegar a los cárteles gracias a sus nexos con dichos proveedores.

A lo largo de su comparecencia ante congresistas del país, Milgram insistió en que esta estrategia ayudaría a menguar la crisis que el fentanilo ha desatado en EEUU, pues al tener en la mira cada uno de los engranes de la masiva cadena de suministro, resultaría más fácil identificar las debilidades de ambos cárteles.

¿Por qué es tan peligroso el fentanilo y cómo llega a EEUU?
Para explicarlo de manera sencilla, la directora de la DEA mencionó que la red de flujo de fentanilo comienza en China, donde están asentadas varias empresas dedicadas al abastecimiento de los químicos que son la piedra angular de sustancias sintéticas como el letal opioide o la metanfetamina.

Estos precursores son enviados a México (ya sea directamente o con escalas en algún país de Latinoamérica), en donde se “cocina” y produce, primero como polvo y luego se procesa en prensas para elaborar pastillas. Una vez que es transportado a EEUU, se almacena en diversos centros, desde donde se distribuye a las comunidades mediante dealers locales.

Aunque la presentación más conocida del narcótico es la píldora —disfrazada de fármacos como oxicodona o alprazolam— también se suele traficar como polvo, lo que permite “cortarlo” [combinarlo] con otras drogas para abaratar su costo y potenciar tanto sus efectos como su letalidad.

Dos miligramos de fentanilo son suficientes para matar a una persona y, según las estimaciones más recientes de la DEA, 200 estadounidenses mueren a diario por una sobredosis del opiáceo. Con dichas cifras, el fentanilo se coronó con el lamentable título de la principal causa de muerte entre ciudadanos de entre 18 y 45 años.

En 2022 murieron más de 110 mil personas en EEUU por sobredosis de fentanilo y, acorde con las investigaciones de la DEA, muchas de ellas ni siquiera sabían que lo estaban consumiendo, pues los cárteles se las han ingeniado para incluirlo a escondidas en analgésicos y benzodiacepinas.
Además de la evidente letalidad, Anne Milgram reconoció que uno de los principales peligros del fentanilo es su naturaleza química, pues su producción está limitada únicamente a la cantidad de sustancias que los cárteles pueden adquirir. No hay periodos de cultivo que determinen su proliferación, como ocurre con la marihuana o la hoja de coca. En palabras de la máxima representante de la DEA, “si hay una cantidad infinita de químicos, hay una cantidad infinita de fentanilo”.

Fuente: InfoBae

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