lunes, diciembre 23, 2024
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Cuba comunista es peor que Kanye West, un régimen de apartheid

Existen circunstancias o cosas que cambian el sentido de la vida y surgen de la nada, como un despertar de toda la vivencia acumulada pero latente de una nación, la memoria histórica. Situaciones traumáticas colectivas que se evitarían repetir y llevan a ponerle fin a cualquier precio. En el caso de los cubanos fue la instauración de la revolución comunista y la pérdida de la República.

Durante la República cubana, 1902-1958, hubo una profundización de la cubanía y una búsqueda de la armonía en el país, que a pesar de un breve período autocrático se concretó el restablecimiento constitucional. En general, el estado de libertad y la democracia incidían directamente en la mejoría de las relaciones humanas en la sociedad. Por lo que permaneció una creciente y necesaria sociedad civil para la última década de su existencia republicana.

Una fuerte sociedad civil estaba presente en la República de Cuba para 1959. Muchas Organizaciones No Gubernamentales (ONG), desde los partidos políticos, colegios médicos y de abogados hasta los sindicatos de trabajadores en todo el país. Ejemplo de esta diversidad de asociaciones tenemos la Asociación de Prensa de Cuba, el Colegio Nacional de Periodistas (CNP) y sus colegios provinciales.

La libertad de expresión tenía múltiples formas de manifestación, una era a través de la presencia y ejercicio de muchos profesionales del periodismo. Solo en La Habana existía más de 1.200 periodistas del CNP y dos decenas de periódicos y revistas nacionales que aseguraban los fueros de libertad de prensa. La Bohemia fue una revista de condena de la administración existente en el país, tanto fueron sus críticas que se excedieron a la realidad, pasaron del hiperrealismo a la exageración de las cifras de muertos por disentir y las acuñaron en 20 mil.

No obstante, después de la usurpación del poder por el tirano Fidel Castro en 1959 comenzó un proceso de destrucción de la sociedad civil, la censura de la libertad de prensa y expresión, de la libertad religiosa y la encarcelación en masa de la oposición, el destierro y los fusilamientos por causas políticas. La pena de muerte fue una situación frecuente, esta solo estaba en la Constitución de 1940, solo para los militares que cometieran traición, en caso del país estuviera en guerra con un estado extranjero.

En realidad, Fidel Castro trabajó aceleradamente desde la usurpación del poder del estado hasta la instauración de la tiranía totalitaria comunista. Bajo la égida y manutención soviética, ambos regímenes pusieron al mundo al borde de la tercera guerra mundial cuando instalaron cohetes nucleares ofensivos que amenazaron la seguridad nacional de EEUU, 1962. Después de este terrible episodio nuclear, Castro aseguró la prolongación de su sistema totalitario.

El dictador Fidel instauró un régimen castrosocialista que institucionalizó la centralización estatal de la propiedad con expropiación forzosa y confiscación de todas las industrias, empresas, tierras, comercios, escuelas, hospitales, cines, hasta las funerarias y pequeños negocios, cafeterías o carretillas de viandas y frutas. Todo comenzó hacer del estado controlado por el único y oficial Partido Comunista de Cuba (PCC).

El régimen castrocomunista por su terror de estado y centralización de la economía y la propiedad llegó hacerse más oprobioso que el régimen racista del apartheid sudafricano. Pues una minoría comunista con poder de decisión fue contra todo un pueblo, sea de la raza, etnia o clase que representará, si disentían de los criterios y opiniones de la cúpula gobernante eran catalogados públicamente con todos los epítetos destructivos y humillantes de la personalidad y en especial el sambenito de contrarrevolucionario.

El despreciable y vergonzoso apartheid sudafricano clasificaba por la Ley de Registro de la Población (1950) a las personas en blancos, africanos, de color e indios y en 317 leyes se promulgaba la legalización del racismo y privilegio de la minoría blanca. Los blancos dominaban la economía, propiedad y poder de toma de decisiones o sea estaba institucionalizada la segregación racial.

Sin embargo, la población segregada y discriminada, los africanos, negros e indios, aunque en lugares diferentes, poseían propiedades como hospitales, hoteles, escuelas en los diferentes niveles educacionales, tiendas, equipos deportivos, partidos políticos y barrios exclusivos para negros de clase medias, ejemplo: en el barrio de Diepkloof Extension cerca de la ciudad de Johanesburgo era conocido como la Beverly Hills, de dos millones de habitantes, con hermosas casas con piscinas para las familias de clase media africana, en una de ellas vivía el matrimonio Madela-Winnie y sus hijas.

En la revolución socialista castrista ningún cubano vive como las personas de Diepkllof Extension, excepto unos pocos de la nomenclatura comunista y su directiva del PCC. Los cubanos debemos portar obligados un carnet de identificación, decirles a las autoridades públicas quién se quedará en tu propia casa, si no eres revolucionario no puedes estudiar en la universidad o formar equipo deportivo y en los centros hospitalarios estatales si eres contrarrevolucionario tienes que estar hiperalerta, pues puedes morir por un asesinato político extrajudicial.

En estos días hubo una crítica fuertísima y destructiva contra un célebre músico, que no es racista, menos supremacista ni antisemita, como si le cayeran encima los Cien mil de San Luis, aunque era criticable pero debió ser con moderación, edificación y justicia, solo porque lo desprecian por sus nuevas opiniones sobre la vida y su filosofía, era sobre Kanye West.

Sin embargo, algo peor que la actitud de Kanye West fue la de Fidel Castro, quien rompió la República de Cuba, usurpó el poder en el país e impuso una tiranía totalitaria con características de un régimen apartheid de tipo político ideológico sobre toda la población sin importar raza ni etnia, incluso con rasgos antinegros y antisemitas, quien durante su mandato buscó la destrucción del pueblo hebreo y no reconoció la existencia del Estado de Israel.

Fidel Castro, en su último tiempo, usó ropa deportiva Adidas y nunca los directivos y propietarios de la empresa comentaron críticamente la actitud aborrecible descrita anteriormente e incluso sus equipos deportivos de segregación ideológica y política, solo para los revolucionarios, también visten con esa marca.

Es hora que esa compañía y otros poderosos personajes e instituciones condenen al régimen castrocomunista y más ahora que está en confabulación con Rusia putinista en la guerra contra el pueblo ucraniano y con un contrato de instalación de cohetes nucleares rusos que amenaza la paz de la región y el mundo.

Fuente: Diario Las Américas

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