La primera fue la autorización para que dueños de comedores y cafeterías puedan comprar a granel, entre otros, cerveza, harina, levadura, camarones, azúcar o aceite con un 20% de descuento.
“Esta iniciativa es muy buena, todavía no cumple las expectativas pero esperemos que sí en un futuro”, dijo a The Associated Press, Baró, de 51 años, al concurrir al nuevo mercado mayorista para realizar los trámites de inscripción requeridos. Él es propietario del paladar -como se denomina aquí a los restaurantes- “El Portal de Calzada”.
La falta de un centro mayorista, largamente añorado por los emprendedores, impulsó la competencia de éstos con la población por los productos alimenticios y alentó un mercado negro. La pandemia profundizó una crisis preexistente que en 2019 se tradujo en el desabastecimiento de alimentos y combustible.
Aunque el régimen cubano asegura haber logrado mantener bajo control la pandemia con 2.775 casos positivos y 88 fallecidos hasta ahora, el nuevo coronavirus ha tenido efectos profundos en la economía. Según una estimación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Producto Bruto Interno de Cuba podría caer un 8% este año, desplome que se sumará a años de crecimiento casi nulo.
Instalado en el residencial barrio de Nuevo Vedado, con un gran cartel que reza “Mercabal” en su portal, el nuevo mercado mayorista ofrece a los emprendedores una docena de productos en pesos cubanos o CUP, una de las tres monedas que circulan en la isla.
Las autoridades informaron que en los primeros cuatro días se suscribieron 213 contratos entre “Mercabal” y los emprendedores y esta semana se abrió una segunda tienda de este tipo en la oriental provincia de Holguín.
“Es una experiencia positiva”, indicó a AP Elba Zaldívar, de 59 años y dueña de una cafetería en Santiago de las Vegas, en las afuera de La Habana. “Pienso que en lo adelante haya más productos… Al final quien gana es la población”.
Por ahora están excluidas otras categorías como los dueños de hostales o alojamientos.
“Las reformas van en el sentido correcto, pero no son todas las que se necesitan”, dijo a AP Mauricio de Miranda, economista cubano y profesor de la Pontificia Universidad Javeriana Cali, en Colombia.
Pese a que algunos pequeños empresarios se mostraron optimistas por las medidas de apertura económica como el mercado mayorista, otros expresaron cautela porque ya han visto demasiadas idas y vueltas en el proceso de reformas económicas.
“¿Van a durar las medidas? ¿Son un parche temporal que después el gobierno va a echar para atrás como ha hecho en otras ocasiones? Ése es el mayor miedo que tenemos nosotros”, reflexionó Camilo Condis, un contratista del Estado de 34 años.
Para los analistas está claro que el Estado cubano no abandonará el monopolio en sectores clave como la educación o la salud y que las autoridades continuarán el modelo basado en la empresa estatal socialista para las grandes industrias.
De acuerdo con Miranda, es necesario un paquete de medidas “que se traduzcan en un incremento de la producción de bienes y de servicios, en el mejoramiento del ingreso y del empleo productivo”.
Fuente: Diario las Américas