viernes, noviembre 15, 2024
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Cuba: el derecho al agua potable no existe en Pinar del Río

En materia de derechos humanos, el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) estipula el derecho de todos los individuos a una alimentación adecuada. El derecho a la alimentación se interpreta como “la disponibilidad de alimentos en cantidad y calidad suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias de los individuos, sin sustancias nocivas, y aceptables para una cultura determinada”. Debe ser accesible a todos, e implica también el derecho al agua.
Más adelante, el documento reconoce el derecho de toda persona a la salud, entendida esta como el “disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental”. Los Estados deben proteger este derecho garantizando que todos los ciudadanos tengan acceso a los factores determinantes de la salud, como agua potable, saneamiento, alimentación, nutrición y vivienda, y por medio de un sistema global de atención sanitaria que esté a disposición de todos, sin discriminación alguna, y económicamente accesible para todos, reseña el portal web CubaNet.
Como Estado firmante del mencionado Pacto, el régimen de Cuba tiene la obligación de respetar y garantizar esos derechos a toda la población, así como de adoptar medidas en pro de su realización. Sin embargo, no solo no los respeta, sino que además los bloquea.
Entronque de Herradura es uno de los trece consejos del municipio Consolación del Sur, perteneciente a la provincia de Pinar del Río, Cuba, Fue fundado en 1907 y en la actualidad cuenta con una población de aproximadamente 12 000 habitantes. Allí vive Eduardo Díaz Fleitas, campesino, y además exprisionero de conciencia del grupo de los 75 opositores encarcelados en el año 2003 en Cuba.
Según nos explica Díaz Fleitas, el abasto de agua para la localidad de Cuba está a cargo del acueducto El Hatillo. Para impulsar el fluido hasta las casas es necesario accionar un motor. Esto debería hacerse con regularidad, diariamente, en un horario establecido, lo suficientemente extenso como para que a todos les dé tiempo a abastecerse, completar las tareas domésticas que más consumen y llenar sus tanques y demás depósitos (algo imprescindible en Cuba, donde el agua potable está racionada).
Sin embargo, esto no se cumple. El motor no se enciende con la duración ni la regularidad requeridas, sino a cualquier hora y por poco tiempo. De esta manera no se distribuye correctamente el servicio. A esto se le suma que a lo largo del recorrido de la red hay tantas roturas y salideros que el agua no puede llegar a los tanques de muchas viviendas. El propio Fleitas tiene uno de esos salideros frente a su casa. Según asegura, es de tal envergadura que hubo que colocarle unas piedras y una señalización rústica, porque la columna de agua llegaba a gran altura y además para evitar que los vehículos cayeran en el hueco por accidente. El opositor recalca que ha acudido a varias instancias (al delegado, de apellido Castro, al responsable del acueducto, etc.), pero hasta el momento ningún funcionario parece haber hecho nada por revertir esa situación.
Pero eso no es lo peor. Fleitas agrega que una inmensa cantidad de vecinos de la localidad de Cuba ni siquiera tienen acometida (la necesaria conexión entre sus casas y la línea estatal), pero el régimen cubano (responsable de garantizar ese derecho, o al menos de no interferir en su consecución) no solo no se las instala, sino que además les prohíbe que lo hagan por sus medios. “Aquí no hay más remedio que pagar 100 pesos (los que pueden) por llenar cada tanque, ‘por la izquierda’”, concluye.
Desgraciadamente, esas condiciones no son exclusivas de Entronque de Herradura. La escasez prolongada de agua es un problema que perjudica prácticamente a todo el país, con la posible excepción de unas pocas zonas residenciales muy localizadas. En el propio Lawton esta semana estuvimos cinco días sin agua debido a una rotura ocurrida supuestamente durante una reparación programada, y que afectó además a varios municipios capitalinos como Cotorro, San Miguel del Padrón, Regla y Guanabacoa. En otras ocasiones llegan a pasar varias semanas sin que se restablezca el suministro, o puede que incluso años en los casos más críticos. En otras regiones del país el abasto de agua ni siquiera está programado en días alternos, sino dos veces a la semana, e incluso cada quince días o más.
Fuente: Diario las Américas
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