LA HABANA.- La gente en la calle hace sus cábalas. Los que apoyan al régimen, o fingen lealtad, publican exaltados comentarios en los medios estatales reclamando sanciones penales extremas al extitular de economía Alejandro Gil.
“En un país sitiado la traición se paga con la muerte. No importe lo que hable la gusanera de Miami. Sacuda la mata presidente. Todavía quedan muchos corruptos por caer”, advertía un internauta en el diario digital Cubadebate.
Cuenta un especialista de software, afiliado al partido comunista, único autorizado en Cuba, que en “mi núcleo del partido nos pidieron contrarrestar la campaña difamatoria que desatarían los medios contrarrevolucionarios con el proceso al compañero Alejandro Gil. Teníamos que salir al paso a la ‘gusanera’ de Miami, apoyando a Raúl, Díaz-Canel y a la revolución en las redes sociales”.
Un ingeniero industrial, miembro de la UJC, dijo que el viernes 8 de marzo hubo una reunión con “diferentes factores del gobierno donde se nos pidió unidad en estos momentos complejos que vive el país. El enemigo interno y externo, nos dijeron, va a querer manipular el caso del exministro de economía. Se dejó caer en la reunión que más allá de nepotismo, tráfico de influencia y corrupción, Alejandro Gil había traicionado la confianza de Raúl Castro y la revolución. La sensación que tengo es que esta historia recién comienza. Van a rodar más cabezas”.
Ricardo, un tipo cercano al entorno de un alto dirigente del régimen, aseguró a Diario Las Américas que “la destitución de Gil fue bastante sospechosa. Como todo apunta, fue encarcelado y Díaz-Canel fue el encargado de firmar la nota informativa, en un tono intimidatorio estilo mafia italiana cuando por honor se sacrifica a un familiar o un capo amigo. Estoy convencido que detrás está la plana mayor de GAESA y los históricos de la revolución”.
“Por ahora hay muchas preguntas sin respuestas. Un culebrón que promete varios capítulos. La información que tengo es que Gil está implicado en delitos de supuesta corrupción con dueños de MIPYMES en Ciego de Ávila, pertenecientes a un grupo de emprendedores aliados al gobierno que fueron autorizados a montar negocios que buscan insertarse en el sector financiero de Estados Unidos y lograr alianzas con empresarios de origen cubano afincados en eses país”.
“Lo que aún no me queda claro es el objetivo. No creo que Gil sea un chivo expiatorio para aplacar el descontento social. Ya ese relato no cuela entre los cubanos de a pie, que saben que la casta gobernante es una corporación. Tampoco es un caso tan llamativo de corrupción. En las altas esferas, tener varios negocios por la izquierda y sacar del país cientos de miles de dólares es bastante común. Tal vez el gobierno quiera hacer un control de daños, pues no saben exactamente qué información pueda tener el departamento del tesoro y los servicios especiales americanos, tras la detención en Tampa de Mirtza Ocaña Lara, quien intentaba entrar de contrabando 100 mil dólares a Estados Unidos».
“En mi opinión, después del fracaso de las tiendas MLC, la Tarea Ordenamiento y las 63 medidas que supuestamente iban a reactivar la agricultura, al no poder frenar la devaluación del peso, parece que Raúl Castro decidió quemar las naves y sacrificar a algunos ministros y funcionarios, los cuales ahora mismo están en boca de la gente debido al mal manejo de sus gestiones. Puede que la candela llegue hasta Díaz-Canel. No te asombres si se van del aire otros ministros provenientes del sector civil, por no generar confianza entre los históricos y los militares. No podemos relegar a un segundo plano la visita a Cuba de altos funcionarios rusos, como Lavrov y Patrushev, que conversaron a solas con Raúl. Es probable que Putin le haya enviado un mensaje diciendo que no habría reformas si no limpiaban la basura en casa”.
“La trama tiene todos los elementos de una purga soviética. Raúl es un eterno conspirador. Estuvo detrás de la microfacción y del caso Ochoa. El por qué del caso Gil se sabrá en los próximos meses. No descarto que marque un viraje hacia reformas económicas más profundas y que el sector militar intente aliarse con cubanoamericanos exitosos. Pragmatismo puro. Comenzar de cero. Decirle a los exiliados con dinero: ‘Señores hay pastel para todos’. Se abriría la talanquera con una economía de mercado regida por GAESA. Pero creo que se les agotó el tiempo”, concluye Ricardo.
Para la ciudadanía, donde ocho de cada diez personas no están de acuerdo con el gobierno, el ‘paquetazo económico’ que los está obligando a abrir un nuevo hueco en el cinturón, con apagones de hasta dieciséis horas diarias y sin siquiera pan, ese juego de espejos del régimen con el caso Gil lo ven con más desconfianza que esperanza.
Según Giovanni, chofer de una ambulancia, “robar es lo más habitual entre los mayimbes del gobierno. Lo de Alejandro Gil es fajatiña por dinero y negocios. A lo mejor el man es de la CIA. Pero a la mayoría de los cubanos, ese quitan y pon de funcionarios no nos beneficia. Pa’ salir de la crisis la solución es que se vaya toda esa crápula del país. Lo demás es cuento chino”.
Selma, maestra jubilada, expresa que “ni Gil ni el al que pusieron de ministro de economía, que no sé cómo se llama, van a conseguir que la población pueda poner comida en la mesa diariamente, tampoco que bajen los precios de los alimentos y las medicinas. Debieran encarcelar a unos cuantos aunque no creo que Gil sea el principal culpable del desastre. Él cumplía órdenes, era un recadero”.
Muchos cubanos creen que la salida a la crisis no es armar un circo jurídico y que Alejandro Gil entone un mea culpa al estilo de un proceso estalinista. Consideran que el actual modelo político y económico ya caducó. Y que se debiera comenzar a construir un nuevo edificio desde los cimientos.