LA HABANA, CUBA. – «La primera señal de que iban a por nosotros fue el decreto [que limita las transferencias monetarias]; un verdadero corralito financiero de sólo permitir transferencias de 80.000 pesos diarios y 120.000 pesos mensuales», dijo un pequeño comerciante -llamémosle Frank-.
«La ONAT (Oficina Nacional Tributaria) y otras instituciones que rigen el trabajo privado, saben que por el volumen de ventas esas cifras son irrisorias. Imagínate, yo tengo dos bodegones y en un día cualquiera vendo 800.000 pesos, asegura un emprendedor que desde hace un mes y medio decidió dejar de importar mercancía y está vendiendo en liquidación lo que tenía almacenado en Cuba para sus pequeños negocios», sumó.
Y añade, «luego vino la ‘bancarización, que es una herramienta para fiscalizar nuestras transacciones y movimiento de dinero. En un país democrático, con plenas garantías, es normal que toda compra y venta sean transparentes. Pero acá el gobierno quiere jugar con reglas cómo si viviéramos en Suecia y el entramado jurídico y legal para los negocios está al nivel de Corea del Norte. No hay garantías de ningún tipo».
Bodegones ‘como flores’
En los últimos doce meses habían brotado como flores en el municipio Diez de Octubre decenas de bodegones y almacenes mayoristas de emprendedores que importan entre cinco y diez contenedores fundamentalmente de alimentos, productos de limpieza y aseo y electrodomésticos. En algún momento del mes de agosto, mientras Frank, uno de estos pequeños comerciantes, bebía cervezas con varios amigos en una finca que había comprado en las afueras de La Habana, comprendió que las autoridades, en silencio, les lanzaron un ultimátum a ese grupo de dueños de pequeños y medianos negocios, específicamente, a los no están conectados con el régimen ni son parientes de la casta gobernante.
Cero garantías para MIPYMES
No hay garantías de ningún tipo. Los impuestos altísimos ahogan los negocios, sobre todos los de menos capital. Se ha armado una burbuja informativa con la narrativa que los dueños de MIPYMES son ricos o potentados. La mayoría han armado ‘chiringuitos’ con margen de beneficios que no superan los 600 dólares de ganancias.
En Estados Unidos o Europa, eso son negocios de supervivencia. Los más exitosos son los emprendimientos de cubanos, como yo, asegura Frank, que radican en Europa o Miami. Pues tenemos más capital para invertir y buenos contactos con mayoristas. Yo llevo más de veinte años viviendo fuera. Tengo negocios que me han ido bien y pensaba que, debido a la crisis económica y la inflación, el gobierno había autorizado esos negocios privados dejando atrás los prejuicios. Me equivoqué. No todas las MIPYMES son iguales. Para el negocio de la nieta de Raúl Castro o el de Hugo Cancio, que es evidente tiene contactos, las reglas de juego son otras. Mi opinión: quieren apartarnos a un lado. No quieren competencia”, dice Frank.
Duró poco la ilusión
Si usted recorre la sucia Calzada de Diez de Octubre, donde en los últimos cinco meses habían proliferado decenas de bodegones y kioscos que ofertaban una amplia gama de productos Goya, cajas de pollo y solomillo de cerdo importado directamente desde de Estados Unidos, observará que en muchos de ellos se ven los estantes vacíos. Una cliente que hacía sus compras en un mercado climatizado en el barrio de la Víbora, asombrada le preguntaba a la dependiente si estaban esperando el barco que traía los contenedores, “pues el bodegón está pelado”. La empleada respondió con una sonrisa: “ya no vendrán más contenedores”.
Uno de esos bodegones, localizado en la calzada de Diez de Octubre en el sur de La Habana, rodeado de caserones desvencijados y cubiertos por una capa gruesa del hollín que expulsan los destartalados vehículos, luce como una pieza anacrónica, iluminado y pulcro. Muy cerca, mendigos duermen en los portales contiguos. Y en la acera de enfrente, en una cuartería en peligro de derrumbe, tres hombres y dos mujeres beben en silencio alcohol de quinta categoría.
Para entrar al bodegón hay que esquivar las aguas albañales que corren por la acera. Como medida de seguridad para impedir posibles asaltos, el dueño del local ha colocado cámaras de video y barrotes de hierro. El mercado está abierto las veinticuatro horas. Si haces una compra pequeña te despachan detrás de una ventana tapiada. Si vas a adquirir queso, embutidos o una caja de cerveza, el dependiente abre la puerta y un chorro de aire acondicionado te hace sentir en un oasis de capitalismo en medio del desierto ineficaz del socialismo marxista.
El olor a aromatizante, la buena iluminación y el buen gusto priman. La oferta, según dos cubanos residentes en Miami que hacían sus compras, no tiene nada que envidiarles a los pequeños negocios que abundan en la Ciudad del Sol. “Está mejor abastecido que muchos mercados de gasolineras y tenderetes de Hialeah”, dice un señor fornido.
En los anaqueles, variedades de quesos, Nutella, productos lácteos, cortes de carnes de res y solomillo de cerdo “acabado de traer de Estados Unidos”, anuncia con tono orgulloso el dependiente. Entre los embutidos hay chorizos españoles y hasta jamón serrano. Se venden cinco marcas de cervezas extranjeras y dos cubanas. Además de una colección de whisky, vodka y tequila. A los clientes que pagan en dólares o euros, se le cotiza al valor de la tasa del sitio digital El Toque, una referencia en las compra y venta en los negocios privados de Cuba.
Probar suerte en Cuba
El dueño del negocio, un cubano radicado en Canadá contó a Diario Las Américas, que su “hermano mayor, que tiene tres hijos, quería probar suerte en algún negocio en Cuba, aprovechando que en agosto del 2021 se autorizaron las aperturas de las MIPYMES. Yo tenía mis dudas, dado el pésimo historial del gobierno en el tema de los negocios privados. Cuando están sin dinero te alientan a que abras un negocio, pero cuando cogen un poco de oxígeno, comienza una cacería contra los particulares. No soy un enchufado ni tengo un pariente que sea ministro o general».
«Llevo veinte años en Canadá, las cosas me han ido más o menos bien y quería ayudar a mi familia y a mi gente. Me dieron el permiso hace ocho meses y abrí un punto de venta en Centro Habana. Las ventas marchaban bastante bien y decidí abrir otro en la Víbora, que es donde reside la familia de mi esposa. Pero siempre con la preocupación de que en cualquier momento el gobierno puede cerrarte el negocio”, confiesa.
Lo peor para el emprendedor no es que le cierren los dos bodegones. “Sería un daño menor. Lo que más me preocupa es que te abran un expediente y te metan preso. Y veo señales que me dan mucho miedo. La primera alerta fue el cambio inesperado del gobierno con las normativas para las MIPYMES. En un principio, el Estado daba un año de exención sin pagar impuestos. De pronto, al año siguiente, cambiaron las reglas y quitaron la exención. Luego vinieron las trabas. Los impuestos de un 35 por ciento más 10 por ciento de las utilidades, son excesivamente altos e impactan en los altos precios que deben pagar los consumidores”, asegura.
Nos han mentido
“A pesar de que conozco mayoristas en Canadá y Estados Unidos, tengo que pagar entre un 10 y un 15 por ciento a una importadora estatal para traer los contenedores. Y el problema más grave es que al no haber un mercado cambiario, los dueños de negocios debemos comprar los dólares en el mercado informal. Las autoridades nos han mentido. Dijeron que iban a abrir un mercado cambiario para las gestiones no estatales y todavía estamos esperando. Otra dificultad es la corrupción, a todos los niveles. Desde funcionarios municipales hasta nacionales. Si no pagas, no sales adelante. Las mordidas son constantes, en dinero o especie. Si un funcionario te hace un favor, se cree con derecho a venir dos veces a la semana a tu negocio y hacer una factura. En Cuba la corrupción es peor que en México y al mismo nivel de Caracas”, refiere el dueño del bodegón.
Y comenta que, por otra parte, el régimen ha querido buscar un culpable a “su mala gestión económica y como no han podido controlar la inflación, satanizan y pone en la piqueta pública a las MIPYMES”. Considera el emprendedor que todos los negocios no reciben el mismo tratamiento. “Existen MIPYMES ‘buenas’, las de ellos o gestionadas por gente de su confianza, y las MIPYMES ‘malas’ que son las independientes, las que han salido adelante a pesar de tantísimas trabas”, indica.
No todas las MIPYMES con el mismo rasero
Cuando usted conversa con otros dueños de pequeños negocios, la mayoría coincide en que no a todas las MIPYMES se les mide con el mismo rasero. “Hay gente que el gobierno privilegia y juega con ventaja. Tienen otras reglas. Cubanos residentes en Estados Unidos con conexiones políticas aquí y allá, les han dado licencia y pueden vender hasta automóviles sin tener competencia”, señala el gestor de una MIPYME en La Habana Vieja.
“Sin embargo, otros estamos bajo el fuego graneado de la ONAT y sus inspectores que nos fiscalizan al detalle. En Cuba, por las reglas que el propio gobierno ha dictado, es muy complejo hacer negocios sin cometer irregularidades. Desde que en enero de 2023 decretaron un tope de 120.000 mensuales a extracciones bancarias se entendió que era para joder a los negocios que no son del agrado del gobierno. La bancarización tiene como objetivo principal controlar a las MIPYMES fuera de su círculo. El gobierno y la prensa oficial nos han acusado de los altos precios y de potenciar la inflación, algo que es mentira. Cuando tu comparas los precios, según la cotización de un dólar por 250 pesos, verás que la mayoría de los productos de las MIPYMES son más baratos que en las tiendas MLC”, argumenta.
MIPYMES, cortinas de humo
Otro emprendedor concuerda en que las MIPYMES le han servido al gobierno “como cortina de humo para tapar su terrible ineficiencia”. Algunos dueños de pequeños negocios aseguran que las autoridades ya han comenzado operativos y campañas en los medios para desacreditar a determinadas MIPYMES.
“Quieren sacar del juego a los negocios que no obedezcan sus reglas. Obligar a que importen por un canal oficial o compren en la Zona del Mariel y no por su cuenta. He sabido de dos dueños de MIPYMES que están detenidos, uno de ellos importaba hasta veinte contenedores al mes y surtía incluso de productos a plataformas online como Supermarket 23. Por qué lo hace el gobierno no sé. Puede haber de todo, incluso sacar del medio a potenciales competidores”, acota.
Desde Miami, Juan Juan Almeida en su programa del martes 10 de octubre titulado Más de 20 Mipymeros presos en redada policial, después de comentar que Michel, «el cubanoamericano más poderoso de todos los cubanos que hacen negocios con el castrismo», llevaba un mes detenido en el DTI (Departamento Técnico de Investigaciones), en 100 y Aldabó, reveló fragmentos del informe de uno de los instructores, en el cual se mencionan sumas de dinero y bienes incautados. Para Juan Juan, este nuevo operativo del régimen, que recuerda la Operación Coraza, antesala de la Primavera Negra de 2003, puede estar escondiendo una feroz represión contra opositores y periodistas independientes en la Isla.
MIPYMES en retirada
Emprendedores como Maite, cubana residente en Noruega, han sido precavidos y van de retirada. “Lo que se vislumbra ‘pinta feo’. Me están vendiendo en liquidación la mercancía que tengo y hace dos semanas volé a Europa. Hacer negocios bajo las condiciones del gobierno es imposible si no tienes contactos con pesos pesados importantes, porque los funcionarios intermedios no te sirven. Creía que tenía buenos contactos y sin embargo me cerraron un paladar que tenía en las afueras de la capital. Ahora el restaurante lo administra el pariente de una gobernadora en Mayabeque”, dijo por WhatsApp.
La semana pasada, el primer ministro Manuel Marrero, confirmaba que una comisión gubernamental trabaja en una nueva legislación para las MIPYMES. El político señaló que la regulación busca “arreglar y conducir” las “distorsiones” que han surgido a medida que los “nuevos actores económicos” han ido ganando protagonismo en la economía.
El dueño del bodegón en la barriada habanera de La Víbora captó el críptico mensaje de ida y vuelta del gobierno. “Es un ultimátum estilo mafia napolitana: si no hacen las cosas a mi manera tendrán consecuencias”. Y las consecuencias ya se saben. O te confiscan los bienes o puedes ir a la cárcel por varios años.