MIAMI– Según el análisis estadístico del Departamento de Comercio, la economía de Estados Unidos cerró el 2022 con un crecimiento de 2,1% sostenido por el consumo pese a un mermado poder adquisitivo tras dos años de fuerte y sostenida inflación.
Las comparaciones toman como base el 2020, cuando hubo una contracción marcada de los indicadores económicos debido a la recesión causada por la pandemia de COVID-19 y luego el 2021 con otro desplome por medidas económicas fallidas de la administración de Joe Biden y la extrema izquierda.
Por tanto, las cifras no reflejan la realidad cuando se pronostica que el 2023 sea otro de los peores años para la economía estadounidense, como lo fueron los dos anteriores bajo el mandato «demócrata» en la Casa Blanca.
Por eso, en 2021, las cifras del Departamento de Comercio – que no aclara en este caso sus puntos de comparaciones- arrojaron que el país tuvo la «mayor expansión» económica anual desde 1984: 5,9%, cuando en realidad sufrió una contracción de la mayoría de sus indicadores con récords negativos en muchos de ellos.
El espejismo de cifras de crecimiento económico
El dato crea una imagen totalmente falsa del comportamiento económico del país y respalda [intereses partidistas de la izquierda para confundir] a los estadounidenses.
La comparación utilizada por el Departamento de Comercio fue el 2020, cuando la pandemia provocó la mayor retracción del PIB desde 1946 (-3,5%) y más de tres meses de recesión.
Supuestamente, en el cuarto trimestre del año pasado, la economía estadounidense creció 2,9% en proyección anual, que es la medida utilizada en Estados Unidos para proyectar el crecimiento a 12 meses. Pero la situación económica real dista de esas estadísticas.
En otros países se compara simplemente el crecimiento trimestre sobre trimestre, en datos desestacionalizados. Si se aplicara esta fórmula, la expansión sería de apenas 0,7% o en terreno completamente negativo que no indica desarrollo alguno.
Analistas alineados a las políticas de la Casa Blanca y la gran prensa de izquierda repiten estas cifras, supuestamente favorables para Washington, cuando saben que existe una manipulación consciente de los verdaderos datos económicos.
De ahí que la recesión en la que se encuentra EEUU apenas sea mencionada y la anuncian para los próximos meses, cuando la agudización de los problemas que aquejan la economía estadounidense -causados por el actual gobierno- no puedan disfrazarse más.
El gobierno de Joe Biden cerró los oleoductos, atacó la producción petrolera con órdenes ejecutivas y emprendió una ola de gastos sin precedentes. Todo lo anterior condujo a la mayor inflación en los últimos 50 años y a una recesión que ya existe y que debe agravarse en el segundo trimestre de 2023.
Las grietas en el consumo son visibles desde agosto de 2022, especialmente en los combustibles y los bienes duraderos como viviendas, vehículos, productos electrodomésticos, etc.
Sin embargo, a pesar del bajo nivel adquisitivo de la mayoría de los estadounidenses por la escalada de precios desde el 2021 hasta la actualidad, la cultura del consumo y del no ahorro ha permeado en las últimas décadas la sociedad norteamericana. De ahí en parte la resistencia de este indicador económico a pesar de la feroz subida de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed o Banco Central).
En menos de un año, el Banco Central disparó al tasa referencia del país de 0%-0,25% a 4,25%-4,50% en la actualidad.
Aunque hubo consumo, «al final del cuarto trimestre» de 2022 «vimos debilidades a nivel económico», explicó Gregory Daco, economista jefe de EY Parthenon.
Las ventas minoristas y de propiedades, la producción manufacturera e industrial y el consumo cayeron en el cuarto trimestre. El sector inmobiliario es el mejor reflejo: 11 meses consecutivos de desplome de ventas.
Además, «el mercado laboral, que estuvo relativamente sólido, se está debilitando», añadió.
Los consumidores sienten la erosión de su poder de compra por la inflación y el aumento del costo del crédito, y muchos han comenzado a no poder pagar sus deudas.
Los bancos se alistan
Los bancos, al observar esta situación, han destinado cientos de millones en reservas para cubrir los impagos.
Los bancos preparan el terreno para enfrentar la eventualidad de que sus clientes no puedan pagar sus deudas. Por eso, JPMorgan Chase separó 1.400 millones de dólares, Citigroup $640 millones, Bank of America, $403 millones y $397 millones tiene listo Wells Fargo.
En el último cuarto del año, los grandes bancos estadounidenses obtuvieron jugosas ganancias, beneficiándose en parte del encarecimiento de los préstamos por las siete subidas de tasas de interés del Banco Central para contener la inflación. En algunos casos, los ingresos netos fueron mucho menores que en igual período de 2021.
El beneficio neto aumentó en el cuarto trimestre 6% a 11.000 millones de dólares para JPMorgan, y 2% con $6.900 millones para Bank of America.
En cambio, cayó 21% (2.500 millones de dólares) para Citigroup y 50% ($2.900 millones) para Wells Fargo.
No obstante, con el crédito más caro, los pedidos de bienes duraderos -que incluyen grandes compras de empresas- aumentaron en diciembre sobre noviembre, un 5,6%, pero en octubre y noviembre sufrieron un descenso.
El fenómeno de dificultad para contratar persiste en las empresas en general, aunque algunos sectores como el tecnológico -que incorporó masivamente personal durante la pandemia- procedieron a despedir a miles de personas en las últimas semanas. En apenas un mes, más de 50.000 personas en esta industria se quedaron sin empleo.
El 2023, un año de mayor incertidumbre
El espectro de una recesión aguda en 2023 es evocado por muchos, que se preguntan si la economía se expandirá o por el contrario.
«La economía estadounidense sufrirá la recesión en 2023, impulsada por la política monetaria restrictiva de la Fed», anticipa Ryan Sweet, economista jefe de Oxford Economics, en una nota de análisis en la que prevé una contracción en el segundo trimestre.
«Por el momento, los indicadores económicos apuntan más bien a una recesión, que habría comenzado a gestarse a principios de año, incluso en diciembre-enero», y tal vez con destrucción de empleos desde enero, opina Daco, economista jefe de EY Parthenon
Pero la recesión técnicamente comenzó antes del segundo trimestre de 2022, con indicadores negativos en récord como la deuda pública, el déficit comercial, las ventas de viviendas y de vehículos, etc.
Daco reconoce que el factor particular y único de este ciclo recesivo, es la fortaleza del mercado laboral, con un desempleo de 3,5%, un mínimo histórico.
«Es el elemento clave que sostiene el consumo (…) un pilar de la economía estadounidense», añadió.
«El principal escudo protector que todos señalan es el mercado laboral», que sumado a los ahorros acumulados durante la pandemia -cuando bajaron los gastos y hubo millonarias ayudas federales a los hogares-, permite a los estadounidenses continuar consumiendo, destacó Matt Colyar, economista de Moody’s.
Pero esos ahorros, en opinión de otros expertos colapsaron a mediados de 2022 cuando la inflación llegó al 9,1%, todos los precios se dispararon y la gasolina sobrepasó como promedio nacional los 5 dólares el galón regular.
Desde hace varias semanas los precios del barril de petróleo se cotizan por encima de los 80 dólares y la tendencia es al alza con la mayor apertura de la economía de China y las restricciones al precio del crudo de Rusia impuesto por la Unión Europea.
El recrudecimiento del invierno en enero, febrero y marzo en la mayor parte del planeta incrementa el consumo y también los precios. De hecho, el precio de la gasolina comenzó a subir nuevamente desde hace finales de diciembre y se ubica sobre los $3.65 el galón regular.
Colyar, por su parte, espera un crecimiento muy débil y habrá que «afinar el ojo para decir si se trata o no de una recesión», con un pronóstico de 1% de expansión del PIB en el año, que contrasta con las políticas económicas nefastas llevadas a cabo por la administración Biden y con enormes gastos e impresión récord de dinero en efectivo que no permiten bajar la inflación al nivel que espera la Reserva Federal: el mismo durante los años de mandato de Trump, un 2%.