El Diario La República, de Colombia, organizó en abril un conversatorio titulado Es la economía, estúpido con el entonces candidato presidencial colombiano Gustavo Petro para discutir su agenda.
Esto es un ejemplo de cuán popular se volvió la expresión “Es la economía, estúpido” que en realidad fue acuñada en 1992 por el estratega comunicacional James Carville para enfatizar la importancia de la economía durante la campaña presidencial del demócrata Bill Clinton contra su oponente George H. Bush.
Clinton por supuesto ganó la presidencia apelando al bolsillo de los estadounidenses.
“Mientras Estados Unidos todavía enfrenta enormes déficits, una deuda de 16 billones de dólares, mejoras lentas en el desempleo y uno de los crecimientos económicos más lentos en la historia reciente, las secuelas de la Gran Recesión son y deberían ser la pieza central de esta elección”, se lee en el Harvard Political Review, en un artículo publicado el 17 de abril de 2012.
Hoy, una vez más, la economía es foco de atención y el presidente Joe Biden pareciera estar recibiendo mensajes contradictorios, ya que por un lado llegan noticias alentadoras de que la economía creció un 2,6 por ciento más de lo esperado entre julio y septiembre.
Un crecimiento constante en la economía más grande del mundo normalmente es una clara señal de que las políticas están funcionando.
El aumento se atribuyó a un impulso en el crecimiento del empleo, un aumento de las exportaciones y un gasto constante de los consumidores.
Sin embargo, estas cifras positivas comparadas con el aumento del costo de vida y de las tasas hipotecarias nos sitúan en la realidad que afecta a millones de familias en todo el país: el dinero no alcanza.
“Los sólidos datos laborales de septiembre mostraron que la economía de Estados Unidos está funcionando más rápido de lo que le gustaría a la Reserva Federal”, dice el último informe de Charles Schwab, una compañía multinacional que presta servicios financieros.
La Reserva Federal ya ha elevado las tasas de interés varias veces este año y parece dispuesto a hacerlo tantas veces sea necesario como medida para controlar la inflación.
Esto podría influir en un mayor desempleo y en el peor de los casos provocar una recesión.
El crecimiento de la economía ha servido a los republicanos como argumento para destacar que las medidas fiscales no han logrado evitar la espiral inflacionaria.
Este mensaje podría marcar una diferencia crucial en el comportamiento del votante el 8 de noviembre.
La economía siempre es una prioridad y aunque todo el mundo enfrenta desafíos financieros debido a la guerra de Vladimir Putin en Ucrania, los demócratas deberán demostrar que sus políticas pueden traducirse en bienestar para los votantes.
Biden ha dicho que no cree que una recesión sea inevitable, pero los republicanos intentarán persuadir a los electores de que solo ellos pueden conducir las finanzas del país a puerto seguro.
Estas elecciones de medio mandato funcionarán a manera de oráculo, de cara a las presidenciales de 2024.
Si a los republicanos les va bien, tal vez Donald Trump se decida a presentarse por la Casa Blanca. Si a los demócratas les va mal, Biden podría pensar dos veces antes de postularse para un segundo mandato.
Además, una guerra prolongada en Ucrania durante el invierno presionará negativamente la economía mundial.
Si Putin decidiera cerrar el suministro de petróleo y gas natural a Europa indefinidamente, las consecuencias se harán sentir en los países europeos y Estados Unidos.
Luego está el futuro del cambio climático.
Oportuna o no, la próxima cumbre de líderes sobre este tema clave comienza el 6 de noviembre en Egipto y Biden asistirá.
En la reunión del año pasado en Glasgow, Escocia, se tomaron decisiones cruciales, pero según Naciones Unidas, el fracaso en la implementación de esas decisiones en la mayoría de los países es alarmante.
Si el mundo quiere enfrentar el desafío climático, se deberán realizar grandes inversiones en fuentes de energía alternativas y si Washington no toma la iniciativa, otros países, especialmente aquellos con economías tambaleantes, no podrán.
Por otra parte, si la economía estadounidense continúa creciendo en los próximos meses, tal vez de a Biden un respiro para luchar contra los republicanos, pero con la amenaza de una recesión siempre presente será un período difícil tanto para él como para el Partido Demócrata.