“Cuando él me dijo que le cuesta orinar, que debe pujar y hasta ha llegado a sangrar contacté a un médico urólogo y me explicó las posibles causas de esta dolencia. Es como un diagnóstico a ciegas porque no lo ha chequeado un médico correctamente. Pudimos llevarle un primer lote de medicinas, se las dimos a los custodios, pero él no las recibió. Esta semana tuvimos que volver a mandar más medicamentos (con lo difícil que es conseguir medicinas en Venezuela) y por fin inició el tratamiento con la esperanza de que mejore”.
Asegura que luego del primer informe de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, su esposo, junto con otros militares detenidos, fue llevado al “hospitalito” del Complejo Militar Fuerte Tiuna. Pero el galeno que lo atendió solo le revisó el pecho con el estetoscopio sin hacer un chequeo profundo, sin realizar exámenes de laboratorio y mucho menos una placa de tórax.
Mejías Laya era comandante del Batallón Ayala en Fuerte Tiuna, y fue llevado de sus oficinas bajo arresto sin ninguna explicación. Su caso saltó a la opinión pública con mayor fuerza, cuando se filtraron imágenes de los militares torturados en los sótanos de la sede de la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y él aparece solo en un cuarto, tirado en el suelo, con los ojos vendados y las manos atadas en la espalda. Al trascender estas imágenes se conoció que fue fuertemente torturado durante los interrogatorios, lo que ha afectado su estado de salud.
Según comenta la esposa, la última vez que fue castigado lo metieron por tres días a la celda conocida como “El Tigrito”, por haberle declarado su caso a la Comisión de las Naciones Unidas que investigaba la tortura y la violación de los derechos humanos cometido por los funcionarios del régimen de Nicolás Maduro.
Secuelas del COVID-19
Asegura que su esposo aún está padeciendo las secuelas del COVID-19, y que ni siquiera mientras estaba con el malestar de la enfermedad había sido atendido por un especialista. «Cuando comenzó la pandemia en el mundo, tomé la precaución y armé un kit de medicinas con todo lo que conseguí en el mercado y que había escuchado que servía para atender a los pacientes contagiados. No sabíamos lo que podía ocurrir y preferí que él tuviera esos medicamentos. Con esas medicinas fue que él se logró controlar los efectos. Gracias a Dios logró superarlo, pero presenta algunas secuelas que también merecen atención”.
Mientras estaba la pandemia más severa suspendieron las visitas, pero también la entrega de alimentos. “Ellos solo están recibiendo alimentos no perecederos, por el tema de la pandemia. Y como ya no le podemos llevar la comida todos los días como hacíamos antes, deben comer lo que le dan en la prisión. Mi esposo se había logrado controlar el colesterol comiendo lo que yo le llevaba todos los días, pero ahora otra vez está padeciendo de colesterol alto porque no se alimenta bien”.
Bachelet miente
María Gabriela de Mejías asegura que justo el día en que su esposo le informaba que no había recibido las primeras medicinas, la alta comisionada de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet ofrecía su actualización oral del informe. “Lo que ella afirma sobre los presos políticos en Venezuela no es verdad. No es cierto que los presos políticos estén recibiendo atención médica. No es cierto que se han activados los juicios. Ella está asegurando cosas, que nosotros sabemos que son mentira”.
Asegura que la única mejora sustancial que ha recibido su esposo en los últimos meses es que lo están sacando por lo menos dos veces por semana a tomar sol y eso les hace mucho bien. “Hay nueva administración y ya ha ocurrido con otras anteriores, los primeros tiempos dan algunos beneficios que después les quitan”.
Esperando justicia
Al coronel Mejías Laya se le imputaron los delitos de “traición a la Patria, conspiración para delinquir” y además lo están involucrando en la supuesta Operación Constitución.
“Mi esposo tuvo la audiencia preliminar hace año y medio y desde entonces no ha habido ningún juicio, y además se desconoce qué ha pasado con su causa. Estamos esperando justicia para mi esposo, y eso queremos decirlo a la comisionada Bachelet. No a todos los presos políticos les está llegando la justicia».
Fuente: Diario las Américas