Leandro Santoro defendía a Alberto Fernández a capa y espada antes de las elecciones. Esperaba un llamado que no llegó. Conoce la insólita respuesta del que luego se convirtió en presidente electo.
El fracaso del Frente de Todos puede comprenderse desde su génesis. Con la única finalidad de volver a recuperar la centralidad y el poder, amenazada por las múltiples causas en la justicia, Cristina Kirchner ideó un engendro político que no podía terminar bien. Le dio sus cuatro años de fueros, por lo que, de ser condenada, la actual vicepresidente podría tener acceso a la prisión domiciliaria. A tres años del armado, el diputado Leandro Santoro, resentido porque no fue convocado al gabinete, reconoció ante un micrófono y una cámara cómo se armó el mapa del Poder Ejecutivo actual. Una vergüenza.
Santoro, junto al legislador Leopoldo Moreau, regenteaban en el FdT la chapa de los “radicales kirchneristas”, pero la afinidad natural del exlegislador porteño (y también la cercanía) era directamente con el entonces candidato a presidente, Alberto Fernández. Dado que Santoro era una de las principales espadas albertistas en los medios antes de la elección, la dinámica política indicaba que el joven iría directamente al gabinete. Algo que no sucedió. En la intimidad hubo reclamos y, en el marco de la interna actual del gobierno, Santoro contó todo en una entrevista con Alejandro Fantino.
“En todo ese período le dije que contara conmigo para lo que necesite. Pero faltando diez días me dejaron de llamar”, contó el diputado, reconociendo que estaba blanqueando una intimidad. Con relación al “me dejaron de llamar”, Fantino preguntó: “¿Quién?”. “Él”, respondió Santoro.
Luego de plantearle la desilusión a Aníbal Fernández, que terminó a cargo de la cartera de Seguridad, el flamante ministro le dijo que le preguntara a Alberto directamente, cosa que hizo. “Le escribí y le pregunté si tenía lugar en el gobierno”, comentó Santoro. ¿Qué le respondió el ya presidente Fernández?: “Vos nunca me pediste nada”. Terrible.
Esta intimidad, que seguramente tenga mucho que ver con la interna entre Alberto y Cristina, muestra cómo fue “loteado” un gobierno que caminó directamente al fracaso. Según las palabras del diputado K, los ministerios y los viceministros se digitaban “a dedo” y “a pedido”, dejando de lado el criterio de la gestión que supuestamente debía tener el presidente. “A mí nunca se me ocurrió que tenía que llamar para pedir”, señaló el legislador que nunca llegó al gabinete.
Ante el reclamo, Alberto Fernández mandó a Leandro Santoro “a hablar” con Santiago Cafiero, pero si uno pensaba que el absurdo no podía ir más lejos, se equivoca. El entonces jefe de Gabinete le propuso “armarle” una secretaría consuelo, solamente con la finalidad de ubicarlo en un “puesto”. Esto generó la indignación de un Santoro, que, según manifestó, le respondió “ni en pedo”.
Si para algo sirven las internas peronistas, cuando comienzan a sacarse los ojos, es para que los trapitos al sol queden expuestos ante una opinión pública que, en su mayoría, compró el buzón llamado “Frente de Todos” hace tres años.