Una historia crece desde marchas que nacieron en la protesta y lucha por rescatar la democracia y la institucionalidad que tanto costara y más debió darnos. Marchas que se dispersaron y hoy son colonias en los cinco continentes. Nuevos gentilicios nos espejean en este mundo virtual, en la aldea cosmopolita de redes, batallas y mercados: venecos, doralzuelos y quien sabe que más somos en este nuevo desandar tan lleno de novedades.
Siete millones, miles de organizaciones, incesantes oleadas de mensajes fotos, vídeos, planes y emprendimientos, difícilmente narrables, pero indeteniblemente constitutivos de la venezolanidad, nos hacen vivir y crecer. Colonias habemus aquí y allá.
La “diáspora interna” es aún más compleja y comprometedora. Una población escindida entre una magra y lamentable oligocracia y un país depauperado y excluido de todos los espacios y del bienestar en trabajo decente, salud, educación y derechos al desarrollo humano integral y digno. El reencuentro entre las dos diásporas a través de un proyecto político audaz, firme en sus valores de identidad y civilidad democrática, crece como la hierba, entre ONG, emprendimientos, chats y remesas. Una Venezuela vigorosa y virtual en un país de presencia e institucionalidad global. Estamos trabajando y rehaciéndonos con el vigor del legado histórico. Nada hace pensar que hay otra opción: Venezuela en reconstrucción. www.venamerica.org.
Fuente: Diario las Américas.