La Constitución Nacional es clara, aunque el gobierno argentino pretenda usarla de papel higiénico. El artículo 14 señala de forma precisa al hecho de poder publicar las ideas en libertad “sin censura previa”. Aunque la Carta Magna hace referencia a “la prensa”, cualquier constitucionalista serio consideraría que, en la actualidad, y con las nuevas herramientas de comunicación tecnológicas, el derecho se debe aplicar en general. Sin embargo, para el gobierno de Alberto Fernández, que la gente diga lo que quiera en internet es tóxico para la sociedad. Entonces, pretenden censurar las redes en nombre del supuesto y siempre utilizado “bien común”.
Esta locura ni siquiera vino de las huestes kirchneristas. El desvergonzado que se animó a poner la cara para presentar semejante propuesta liberticida fue Gustavo Béliz: el secretario de Asuntos Estratégicos para la presidencia. “Albertismo” puro y duro, podría decirse. Se trata de uno de los hombres fuertes del papa Francisco en las cumbres del poder político en Argentina. Es que el quebrado Frente de Todos está por el piso en las encuestas como nunca antes y el oficialismo (rama presidencial) no sabe qué hacer ante una realidad incuestionable: que la gente ya no les cree nada y se les mata de risa ante la estupidez del día. Sean los diablos inflacionarios o los proyectos delirantes para perseguir a los que tienen un departamento en Miami. La sección cristinista del poder “loteado” ya se dedica exclusivamente a diferenciarse y a boicotear la gestión del presidente sin disimulo.
“Buen uso para no intoxicar la democracia”
En el marco de una nueva presentación de la Agenda Productiva Federal, en el marco del Consejo Económico y Social, Béliz, acompañado por el presidente y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, señaló: “Vamos a profundizar los lineamientos centrales del uso de las redes sociales para el bien común”. También agregó que están trabajando ya con “un estudio pionero que marca y propone un pacto para el buen uso de las redes sociales”.
Para el secretario del Poder Ejecutivo, es necesario regular los contenidos de las redes sociales para dejar de “intoxicar el espíritu de nuestra democracia”. Las palabras y el burdo argumento ya son dignas del chavismo más bajo y burdo.
El economista Manuel Adorni eligió su clásico “saluden que se va” a su propia continuidad en las redes sociales. Es que, seguramente, el Poder Ejecutivo considera al referente liberal, como a todo el sector crítico y opositor, un factor que atenta contra el “bien común” e “intoxica la democracia”.
Fuente: PanamPost