El pulso de liderazgos entre el Gobierno de Iván Duque y la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, por la flexibilización de la cuarentena del coronavirus se ha trasladado a las casas de miles de obreros de la capital de Colombia. Este lunes iniciaba la reactivación económica de los sectores de la construcción y manufactura decretada por el Ejecutivo, pero el domingo en la noche, trabajadores y empresarios no sabían si podían retornar o no a sus actividades. Algunos quedaron con todo listo para reanudar las labores detenidas desde hace un mes.
La reapertura de estos gremios había sido anunciada por el Gobierno nacional desde el lunes pasado y desde ese momento generó críticas por parte de López y de otros alcaldes que enviaron una carta al presidente. De acuerdo con la alcaldesa, la capital no está preparada para sacar a ambos sectores -que moverían a más de 500.000 personas por la ciudad- y que esa reactivación simultánea “expondría a los cientos de miles de trabajadores y a sus familias a un altísimo riesgo de contagio”. Bogotá no solo es la ciudad más poblada, con casi ocho millones de habitantes, sino también el epicentro de los contagios de coronavirus en el país andino. De 5.379 casos confirmados de covid-19, la ciudad concentra 2.245. Por eso, dijo López, le pedía al presidente que la reapertura fuera “secuencial y segura” y les diera tiempo para verificar que esas empresas sí cumplieran los protocolos de bioseguridad para retornar a las actividades y no se saturara el transporte público.
El fin de semana fue de una larga espera y confusión hasta que el domingo en la tarde el presidente Duque presentó finalmente la resolución de reactivación productiva en la que entregó a los Gobiernos locales la responsabilidad de verificar los protocolos de seguridad. “Esta apertura tiene que ser gradual y progresiva. La resolución 498 precisa que las empresas deben cumplir con protocolos de bioseguridad y las instrucciones del orden local. Las secretarías locales validarán el cumplimiento”, dijo José Manuel Restrepo, ministro de Comercio, Industria y Turismo. Y agregó, en consonancia con la petición de la alcaldesa de Bogotá, que las “empresas de subsectores de industria manufacturera no podrán operar hasta que no hayan hecho un proceso de validación con la respectiva secretaría municipal o distrital”. Más tarde, la alcaldesa agradeció a Duque haber escuchado su propuesta y esto fue interpretado como una victoria suya sobre el Ejecutivo, que debió reducir la velocidad con que pretendía hacer la reactivación económica.
Los choques y la cooperación, así como la escucha de los epidemiólogos, han sido la constante en la gestión de la pandemia del coronavirus entre los dos principales líderes políticos de Colombia. López se adelantó con un simulacro de aislamiento días antes de que el Gobierno federal decretara la cuarentena y cerrara fronteras. Buscando centralizar las decisiones, el Ejecutivo nacional desautorizó la decisión de la alcaldesa y de otros mandatarios locales que tomaron medidas similares, pero rápidamente retomó el simulacro y lo convirtió en la cuarentena obligatoria. El otro punto de roce ha sido el manejo del Aeropuerto El Dorado, una de las terminales aéreas más importantes en Sudamérica. López ha dicho que el cierre “tardío del aeropuerto” permitió el ingreso del virus y Duque ha respondido que era necesario “salir de la discusión de echarle la culpa al aeropuerto”.
Si bien Bogotá sigue siendo el foco de la covid-19, el virus tiene efectos diferenciales en un país tan diverso cultural y geográficamente como Colombia. En Medellín, otra de las ciudades principales, la Alcaldía desarrolló un formulario en el cual se registraban las empresas y los trabajadores de la construcción y la manufactura. Este lunes, al ingreso del Metro, la Policía verificaba que esas personas tuvieran un permiso laboral para salir a la calle. Mientras en Cali se desarrolló un “pasaporte sanitario” que deben llevar los empleados de estas industrias aunque, según su alcalde, Jorge Iván Ospina, es una medida temporal y que será revaluada ante “el menor asomo de un estallido en el número de casos”. El coronavirus afecta a más de 400 de los 1.100 municipios de Colombia que, debido a este pulso entre el poder nacional y algunos mandatarios locales, tendrán sobre sus hombros la reactivación gradual que el presidente Iván Duque quería acelerar.