En Argentina, lamentablemente, los fallos judiciales vinculados a los personajes políticos suelen estar asociados a los tiempos y climas electorales. No son pocos los comunicadores y analistas de renombre que reconocen frente a las cámaras que más de un juez mira de reojo cómo están las piezas en el juego de poder, antes de emitir un dictamen que pueda perjudicar a un eventual enemigo de peso. Es por eso que la decisión de hoy contra la vicepresidente es interpretado y leído como el posible primer revés de varios, luego de la estrepitosa caída del oficialismo en las primarias del 12 de septiembre. Esta mañana, Cristina Kirchner perdió el juicio contra el periodista Eduardo Feinmann, que la había tratado en televisión de “coimera”.
La acusación del comunicador –abogado también como CFK– tuvo lugar luego del escándalo de los bolsos repletos de dólares de la corrupción de la obra pública, que el chofer del ministerio de Planificación pensaba esconder en un convento. Fue el mismo José López el que dijo que ese dinero iba a lo más alto del poder. Específicamente, al departamento en Recoleta de CFK.
“Cristina no le daba plata a López, en eso no miente. Claro, era López el que le llevaba la plata a Cristina y a Néstor. Toda la que recaudaba se la llevaba en bolsones, él, Jaime y compañía. Se la llevaban directamente a Cristina. Ella tiene una responsabilidad funcional. Ella no se puede hacer la idiota, era cómplice”, señaló Feinmann en el programa Animales Sueltos.
Con la causa de fondo en la justicia, y con Cristina defendiendo su inocencia, la actual vicepresidente demandó a Feinmann y exigió una indemnización compensatoria de un millón de pesos. Sin embargo, Ricardo Daría Aguliaro, del Juzgado Civil 110, rechazó el pedido amparándose en el derecho a la “libertad de expresión” del periodista.
“No tengo dudas de que las calificaciones realizadas por el demandado pudieron y pueden haberle molestado profundamente”, señaló el juez en sus fundamentos. Sin embargo, Aguliaro argumentó:
“Cabe poner de relieve que la investigación periodística sobre los asuntos públicos desempeña un rol importante en la transparencia que exige un sistema republicano. El excesivo rigor y la intolerancia llevarían a la autocensura, lo que privaría a la ciudadanía de información imprescindible para tomar decisiones sobre sus representantes. Este último aspecto es el que debe considerarse, tal vez con las expresiones más fuertes, a mi criterio, que le fueron propiciadas a la actora, me refiero específicamente cuando fue tratada como ‘coimera’. Es que, sobre el particular, también se ha sostenido que las afirmaciones erróneas son inevitables en un debate libre, y éste debe ser protegido si la libertad de expresión ha de tener el espacio que ella necesarita para sobrevivir”.
Por su parte, Feinmann celebró el fallo, que compartió en sus redes sociales y aseguró que el mismo “tiene unos considerandos impresionantes sobre lo que significa la democracia, la libertad de expresión, el periodismo y la libertad de prensa”.
Fuente: PanamPost