“Ante acciones del gobierno uruguayo con miras a la negociación individual de acuerdos comerciales con dimensión arancelaria, y teniendo en cuenta la posible presentación de la República Oriental del Uruguay, de un pedido de adhesión al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), los Coordinadores Nacionales de Argentina, Brasil y Paraguay ante el Mercado Común del Mercosur tienen a bien comunicar a la Coordinación Nacional de Uruguay que los tres países se reservan el derecho de adoptar las eventuales medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídico y comercial”.
El comunicado lleva las banderas de Argentina, Brasil y Paraguay y fue compartido esta mañana en las redes sociales. La punta de lanza, lógicamente, es la Cancillería de Alberto Fernández en Buenos Aires.
Lo cierto es que no ha pasado nada nuevo. Luis Lacalle Pou viene advirtiendo desde hace tiempo que, si el Mercosur no se abre al mundo, Uruguay lo hará unilateralmente. Evidentemente, el deseo del presidente uruguayo es cumplir con su promesa, que hasta el momento había generado solamente rispideces dentro del bloque proteccionista latinoamericano.
En una oportunidad los uruguayos se negaron a firmar el documento de consenso, en otra el presidente tuvo una discusión virtual con el mandatario argentino (cuando Fernández se quejó con la analogía del “ancla” que supuestamente significa el bloque), pero nada había pasado a mayores. Ante los inminentes anuncios de Uruguay, los otros tres países pusieron el grito en el cielo y, una vez más, el Mercosur está al borde de quebrarse, al menos como lo conocemos.
El tratado de libre comercio del Acuerdo Transpacífico, al que Uruguay con toda lógica se quiere subir, comenzó a funcionar en 2016. Canadá, Chile, Japón, México, Perú, Vietnam, Singapur y Malasia son algunos de los miembros que podrían cambiar radicalmente la estructura económica uruguaya, demandando muchos de sus productos que piden pista para ingresar al mundo.
Cabe recordar que el mandatario uruguayo, luego de felicitar a Lula da Silva por la victoria en su país, le pidió al presidente electo que entienda la necesidad de un Mercosur “moderno” y “abierto al mundo”. Sin embargo, el gran mercado interno brasilero (que Uruguay no tiene) y la alianza estratégica del PT con el kirchnerismo, parecería indicar que Lacalle Pou no encontrará un aliado en el próximo gobierno de Brasil.
Paraguay, aunque también se vería favorecido por el ingreso de sus productos agropecuarios en un mercado más amplio, no tiene tampoco grandes problemas de exportación. En los últimos años, sectores como el de la carne han crecido exponencialmente, gracias a los dislates de los socios argentinos. Aunque una mayor apertura le daría a Paraguay nuevas oportunidades en determinados espacios, lo cierto es que Argentina y Brasil tienen demasiado que ver con el funcionamiento de la economía paraguaya como para tener problemas con los influyentes vecinos. Es decir, si Asunción tiene que tomar posición, difícilmente querrá tener problemas o discusiones con sus dos mayores socios del norte y el sur.
Y en Argentina, lamentablemente el chiquitaje del proteccionismo industrial sigue marcándole el pulso al peronismo. Habrá que ver que acontece el próximo gobierno a partir de 2023. Parece haber un acuerdo en la oposición en la necesidad de abrir el Mercosur al mundo, como busca Lacalle Pou. Al menos, posibles candidatos como Mauricio Macri, Javier Milei o Patricia Bullrich han sido claros en este sentido. Pero para eso todavía falta mucho y Uruguay no quiere perder más tiempo. Y tiene razón.