Arturo McFields Yescas,
Edmundo González juramentaría en Madrid, España. No sería la primera vez que sucede. Presidentes de Francia, Polonia, Checoslovaquia y otros, juramentaron en el extranjero, en contextos de persecución y ocupación. Su exilio fue una fortaleza y no una debilidad.
No se trata de un presidente interino estilo Guaidó. No. Edmundo González tiene más de 7 millones de votos que dejaron aplastado al dictador Nicolás Maduro. Su legitimidad es de origen. La tiranía chavista y sus tribunales amañados jamás demostraron lo contrario.
No es un punto final es un punto y seguido. La historia prueba que la distancia geográfica no significa el fin de la lucha. El exilio ofrece una extraordinaria libertad y movilidad estratégica. Desde fuera se pueden coordinar acciones, respaldos y recursos, que de otro modo serían imposibles e inalcanzables.
Edvard Benes fue presidente en el exilio y luego en su país. En 1940 juró como presidente de Checoslovaquia desde Londres. Su compromiso y contundencia fueron multiplicadas. Al terminar la guerra pudo regresar y gobernar en su amada patria en un contexto difícil, pero en libertad.
El presidente de Polonia Wladyslaw Raczkiewicz fue juramentado en Francia en 1939. Desempeñó un liderazgo clave en el contexto bélico entre Alemania y Rusia. Al finalizar la guerra se negó a rendir su gobierno al dominio Soviético.
El francés Charles de Gaulle tomó posesión en Londres en 1940. Es el jefe de estado más importante de la historia reciente de Francia. Reconstruyó la esperanza, la prosperidad, seguridad, democracia y un liderazgo internacional pocas veces visto. Todo comenzó en el exilio.
La dictadura seguirá usando la expulsión y el destierro como arma predilecta para destruir a la oposición. No lo lograran. El deseo de libertad y democracia no está basado en personas sino en principios. Esa voluntad es indestructible en Venezuela.
El respaldo de la comunidad internacional es urgente. Más allá de las posiciones ideológicas o políticas, la dictadura ha dejado claro que solo responden a la presión. La comunidad internacional debe estar a la altura del pueblo venezolano que ha puesto los muertos y desaparecidos.
La orden de captura contra Maduro debe ser inmediata. La Corte Penal Internacional debe actuar sin preferencias y sin excepciones. Fueron rápidos y rapaces para solicitar la captura del primer Ministro de Israel, pero han sido parciales y veniales con el tirano de Miraflores.
La confianza y el apoyo al liderazgo opositor es prioritaria. Por más dolor y frustración que genera una dictadura criminal, Venezuela debe permanecer unida. Motivada y monolítica. Inquebrantable e incorruptible. Llena de esperanza.
Como dijo María Corina: “El 10 de enero de 2025, el Presidente Electo Edmundo González Urrutia será juramentado como Presidente Constitucional de Venezuela y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional”. “Venezolanos, esta lucha es hasta el final y la victoria es nuestra”.