domingo, diciembre 22, 2024
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EEUU agrega siete firmas chinas a lista negra comercial

MIAMI- A fin de salvaguardar la seguridad nacional, la Oficina de Industria y Seguridad (BIS, por sus siglas en inglés) del Departamento de Comercio de los Estados Unidos añadió siete empresas chinas más a la lista negra comercial, concebida para restringir el accionar de corporaciones que trabajan, directa o indirectamente, con el Ejército chino.

Las entidades agregadas pertenecen a los sectores espacial, aeroespacial y tecnológico, y, a partir de ahora, tendrán acceso restringido a tecnologías, productos básicos y programas informáticos sujetos a las Regulaciones de Administración de Exportaciones (EAR, por sus siglas en inglés), dijo la oficina en un comunicado.

Según la nota de prensa, las firmas en cuestión fueron agregadas «por sus actividades contrarias a la seguridad nacional de EEUU e intereses de política exterior, específicamente, para adquirir o intentar adquirir artículos de origen estadounidense destinados a apoyar los esfuerzos de modernización militar de la República Popular China (RPC)».

Nuevas firmas chinas comprometidas

Las entidades que pasan a engrosar la lista negra comercial son las siguientes:

Instituto de Investigación 771 de la Novena Academia de la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC, por sus siglas en inglés)
Instituto de Investigación 772 de la Novena Academia de la CASC
Instituto de Investigación 502 de la Academia China de Tecnología Espacial
Instituto de Investigación 513 de la Academia China de Tecnología Espacial
Instituto de Investigación 43 del Grupo Corporativo de Tecnología Electrónica de China (CETC, por sus siglas en inglés)
Instituto de Investigación 58 del CETC
Sistemas de Control Zhuhai Orbita
«Las tecnologías estadounidenses que apoyan las actividades espaciales y aeroespaciales no deben utilizarse para apoyar la modernización militar de la RPC. [Por tal razón], estamos monitoreando constantemente estos sectores en busca de evidencias de desvío», señaló el subsecretario de Comercio para Industria y Seguridad, Alan Estévez.

En este sentido, el funcionario puntualizó que «el programa de fusión militar-civil de China requiere que la BIS esté alerta y actúe con fuerza cuando sea necesario para proteger nuestras tecnologías sensibles».

La subsecretaria de Comercio para la Administración de Exportaciones, Thea D. Rozman Kendler, por su parte, resaltó la importancia que reviste la vigilancia constante sobre China, «particularmente en sectores como el aeroespacial, donde el potencial de desvío a aplicaciones militares es tan alto».

La ejecutiva subrayó, asimismo, que esta lista de entidades es una herramienta poderosa, aunque no la única, para demostrar que el Gobierno de EEUU no dudará en utilizar controles de exportación para proteger la seguridad nacional.

El subsecretario de Comercio para el Cumplimiento de las Exportaciones, Matthew S. Axelrod, entretanto, recordó que «Estados Unidos es el líder mundial en tecnologías espaciales y aeroespaciales», al tiempo que aseguró que «seguiremos aprovechando todos nuestros recursos de investigación para negar el acceso de la República Popular China a las tecnologías estadounidenses sensibles».

El Instituto de Investigación 771 (correspondiente al Instituto de Tecnología Microelectrónica de Xian) diseña y fabrica circuitos integrados de semiconductores. Por ejemplo, la unidad central de procesamiento para los cohetes Gran Marcha 5 y los sistemas informáticos usados en misiones espaciales.

El Instituto de Investigación 772 (correspondiente al Instituto de Tecnología Microelectrónica de Pekín), por su parte, es una entidad similar que desarrolla componentes electrónicos de grado militar, así como dispositivos integrados a gran escala con tecnología de montaje y empaque cerámico.

El Instituto de Investigación 502 (correspondiente al Instituto de Ingeniería de Control de Pekín), entretanto, realiza investigaciones relacionadas con la ingeniería de control de naves espaciales y trabaja en la transferencia de tecnologías de dichas naves para su uso en otras áreas, como sistemas de control, aplicaciones informáticas e instrumentos ópticos de precisión.

El Instituto de Investigación 513 (correspondiente al Instituto de Tecnología de Telemetría de Yantai), por su lado, forma parte de la Academia China de Tecnología Espacial, que trabaja en la producción de comunicaciones y sistemas tanto satelitales como meteorológicos.

Los Institutos de Investigación 43 y 58 desarrollan electrónica civil y militar, ya que corresponden al Grupo Corporativo de Tecnología Electrónica de China, principal fabricante de dispositivos electrónicos a nivel nacional. Zhuhai Orbita, en tanto, desarrolla, produce y vende chips aeroespaciales, así como sistemas de semiconductores.

Entrada en vigor de la medida

Según la mencionada nota de prensa, este 24 de agosto entró en vigencia la medida adoptada por el Departamento de Comercio. Quiere decir que, desde ya, la Oficina de Industria y Seguridad impondrá un requisito de licencia a todas las exportaciones, reexportaciones o transferencias sujetas a las EAR de las que estas entidades chinas sean parte.

Es decir, ninguna de estas siete empresas del país asiático podrá comprar artículos de tecnología estadounidense, a menos que proveedores locales consigan una licencia para hacerlo, hecho que parece improbable. Revisadas bajo una presunción de negación, las solicitudes de dichas licencias tendrán lugar bajo la autoridad de la Ley de Reforma del Control de Exportaciones, de 2018.

De acuerdo con diversos reportes de prensa, funcionarios de la RPC han criticado la cada vez más creciente adición de corporaciones chinas al listado, aduciendo que se trata de una campaña de “represión” por parte de los Estados Unidos, basada en “pretextos fabricados”.

Puro arrebato en defensa de sus intereses nacionales y hegemónicos. No es más que eso. Ya sabemos que Washington cuenta con sobradas evidencias del papel que juegan tanto estas como las otras compañías previamente ubicadas en esta lista negra, de la que ya forman parte gigantes chinos de las telecomunicaciones, como Huawei y ZTE.

Al cortarles el flujo a tecnologías y programas informáticos Made in USA, nuestro país intenta así cercenar sus respectivas cadenas de suministros para entorpecer sus avances en el terreno militar y, con ello, salvaguardar nuestra integridad, que, al fin y al cabo, es la prioridad nacional.

Fuente: Diario Las Américas

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