El funcionario no quiso confirmar ni desmentir la información del diario estadounidense The Wall Street Journal, que indicaba que la delegación estadounidense habría mostrado su disposición a levantar las sanciones impuestas por la administración Trump, sobre la base de acusaciones de terrorismo, contra los sectores financiero y petrolero de Irán.
Se limitó a decir que existía una tercera categoría de «casos difíciles»: sanciones impuestas por el expresidente no directamente vinculadas al programa nuclear iraní, sino «con el único objetivo de evitar» que Joe Biden vuelva al acuerdo, justificó.
Trump retiró a Estados Unidos en 2018 del acuerdo que evitaría que Irán tuviera la capacidad para armar una bomba atómica, y reinstaló y luego endureció todas las sanciones estadounidenses.
Su sucesor, Joe Biden, dijo que estaba listo para regresar al acuerdo si Teherán también volvía a las restricciones nucleares que comenzó a romper supuestamente en respuesta a las sanciones.
Desde principios de abril, se han llevado a cabo negociaciones indirectas en Viena entre representantes de los Estados que aún son parte del acuerdo (Irán, China, Rusia, Francia, Alemania, Reino Unido) por un lado, y Estados Unidos por otro.
La última sesión terminó el martes y está previsto que las conversaciones se reanuden la próxima semana.
Francia, Reino Unido y Alemania saludaron el miércoles el diálogo «constructivo» y «la participación positiva de todas las partes».
«Hemos avanzado, pero queda mucho por hacer», señalaron los diplomáticos de los tres países europeos cosignatarios del acuerdo de 2015, animando a «todas las partes a aprovechar la oportunidad diplomática».
«Condenamos las medidas de cualquier actor que llevaran a una escalada y pudiesen poner en peligro los avances realizados», añadieron.
La urgencia ha crecido luego de que el viernes la República Islámica comenzara a producir uranio enriquecido a casi un 60%, acercándose al 90% necesario para uso militar.
Fuente: Diario las Américas