MIAMI.- Uno se presenta como el defensor de los obreros, el otro como garante de la disciplina fiscal : el presidente de EEUU Joe Biden y el líder de los republicanos en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, lanzaron una batalla feroz sobre la deuda estadounidense.
«El pueblo estadounidense debe saber cuáles son las visiones económicas encontradas de las que hablamos hoy», dijo Biden en un centro de formación profesional de Maryland, vecino a Washington DC.
Fiel a su retórica, Biden acusó a los partidarios del expresidente Donald Trump -entre ellos McCarthy- de empujar a Estados Unidos hacia un default de su deuda soberana, lo cual sería «catastrófico».
Sin embargo, la popularidad de su gestión es extremadamente baja, y muchos sostienen que su chequera abierta ha condicionado el desplome de la economía junto a un manojo de órdenes ejecutivas.
De su lado, McCarthy le devolvió la gentileza, en un discurso en el Capitolio en el que consideró que los demócratas «no tienen el derecho de jugar a la política con el techo de endeudamiento», el límite de crédito autorizado para el país.
Reiteró su proyecto de llevar los gastos del gobierno federal al volumen de 2022 y limitar su crecimiento a 1% al año durante los próximos diez años, condiciones para que la mayoría republicana en la cámara baja autorice un aumento de la capacidad de emitir deuda de Estados Unidos.
En Estados Unidos, el Congreso debe periódicamente aumentar el tope autorizado de endeudamiento del país, para no dejar a la mayor economía mundial en incumplimiento.
Estados Unidos corre el riesgo de incumplir sus obligaciones de deuda desde julio si el Legislativo no resuelve elevar el límite de endeudamiento federal, señaló a mediados de febrero la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO). Se trata de una situación sin precedentes que podría sacudir la economía mundial.
Desde la Presidencia de Barack Obama, este procedimiento que antes era una formalidad suele convertirse en una pulseada política, aunque siempre se alcanza un acuerdo.