WASHINGTON- Contrario a lo que esperaba el gobierno de Joe Biden, como es típico en las dictaduras, el gobernante Nicolás Maduro respondió al coqueteo de Washington con la inhabilitación de María Corina Machado y otras medidas represivas, antes de las «presuntas elecciones» en Venezuela.
A la administración Biden no le quedó otra alternativa que reactivar las sanciones al sector del petróleo, gas y oro de Venezuela, después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) mantuviera la inhabilitación política de la opositora María Corina Machado.
Washington «no renovará» a partir de abril una licencia otorgada en apoyo al acuerdo de Barbados pactado en octubre entre la oposición y el régimen del mandatario Nicolás Maduro, informó el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, en un comunicado.
El comunicado publicado en el portal oficial del Departamento de Estado dice:
«Las acciones de Nicolás Maduro y sus representantes en Venezuela, incluido el arresto de miembros de la oposición democrática y la prohibición de que candidatos compitan en las elecciones presidenciales de este año, son inconsistentes con los acuerdos firmados en Barbados en octubre pasado por representantes de Nicolás Maduro y el Partido Unitario».
Concesiones sin resultados, otro capítulo más
En apoyo al Acuerdo de Barbados, Estados Unidos emitió la Licencia General 44, que brinda alivio al sector de petróleo y gas de Venezuela. A falta de avances entre Maduro y sus representantes y la opositora Plataforma Unitaria, particularmente en cuanto a permitir que todos los candidatos presidenciales compitan en las elecciones de este año, Estados Unidos no renovará la licencia cuando expire el 18 de abril de 2024. Además, Estados Unidos está revocando Licencia General 43, que autorizaba transacciones relacionadas con Minerven, la empresa minera de oro estatal venezolana. Las personas estadounidenses tendrán catorce días para cancelar cualquier transacción que haya sido previamente autorizada por esa licencia».
El Departamento del Tesoro revocó el lunes parte del alivio de las sanciones contra Venezuela que había concedido el año pasado al narcorégimen venezolano.
Por tal motivo, el Departamento del Tesoro dio un plazo hasta el 13 de febrero para que las empresas que realizan transacciones con la minera estatal venezolana liquiden sus operaciones. La dependencia había permitido las transacciones con la empresa minera estatal Minerven en octubre, después de que el régimen de Nicolás Maduro llegara a un acuerdo con la oposición para trabajar en nivelar las condiciones antes de las elecciones presidenciales.
Poco más de tres meses fue lo que duró la nueva etapa entre Washington y el gobierno de Maduro abierta con la flexibilización parcial de sanciones económicas decidida en octubre.
El gobierno de Biden, en su fallida política de diálogo y flexibilización con los regímenes autoritarios, se centró en apoyar al llamado Acuerdo de Barbados pactado entre la oposición y el chavismo para «promover elecciones libres» en Venezuela.
Todavía no ha existido una dictadura como tal que permita elecciones democráticas donde impera el control total de una cúpula de poder, precisamente porque ni hay libertad ni hay democracia.
El coqueteo de los demócratas con las dictaduras que se afianzó desde el gobierno de Barack Obama y que ha sido la extensión ahora con Biden no tuvo nunca ninguna posibilidad de concretarse y menos lograr beneficios y libertades suprimidas desde la era de Hugo Chávez.
Con las dictaduras no se negocia
Washington liberó al testaferro mayor de Nicolás Maduro y su régimen controlado por la dictadura cubana, el nombrado Alex Saab a cambio de prisioneros estadounidenses, una maniobra empleada durante décadas por Fidel Castro como chantaje a EEUU. Maduro no es otra cosa que la marioneta del régimen cubano y actúa según lo ordenen, por eso imposibilidad de alguna salida pacífica al narcoterror implantado en Venezuela con la directa supervisión de Cuba.
A niguno de los dos regímenes les interesa un acuerdo con Estados Unidos para dejar el poder y mucho menos elecciones verdaderamente «libres» en dos países donde la libertad dejó de ser un derecho desde hace décadas, primero Cuba (65 años) y luego Venezuela (25 años).
Sólamente la izquierda y la extrema izquierda en EEUU insisten en ofrecer concesiones a las dictaduras de izquierda, con el pleno conocimiento de que no van a lograr ningún cambio beneficioso para los pueblos, sino para los gobiernos imperantes.
Días después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), de corte oficialista, mantuviera la inhabilitación de Machado, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, anunció que «Estados Unidos no renovará la licencia» que brinda alivio al sector petrolero y del gas cuando expire el 18 de abril de 2024.
El anuncio llega horas después de que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro diera de plazo hasta el próximo 13 de febrero para «liquidar cualquier transacción» pendiente con Minerven, la minera estatal de extracción de oro de Venezuela.
¿Descontento, ingenuidad o intencionalidad?
Las autoridades estadounidenses están muy descontentas, afirma una nota del Departamento de Estado en Washington. Y la pregunta es: ¿esperaban algo diferente del narcorégimen de Maduro?
Desde octubre ha habido un canje de presos, pero en los últimos días 36 personas, entre civiles y militares, han sido detenidas, incluidos tres colaboradores de Machado.
El desgobierno venezolano los acusa, de forma similar a lo que hace el régimen de La Habana, de estar vinculados con cinco «conspiraciones» para asesinar a Maduro.
«Las acciones de Nicolás Maduro y sus representantes en Venezuela, incluido el arresto de miembros de la oposición democrática y la prohibición de que candidatos compitan en las elecciones presidenciales de este año, son inconsistentes con los acuerdos firmados en Barbados», se quejó Miller.
El TSJ selló una inhabilitación política por 15 años contra Machado, quien arrasó en las elecciones primarias de la principal alianza opositora y que Maduro jamás permitirá que llegue al poder, ni ella ni ningún opositor. Se ha perpetuado en el poder y no se irá por ningún acuerdo, y siempre buscará e inventará motivos para romperlo. Maduro, discípulo de la dinastía Castrista, opera exactamente como le ordenan quienes llevan 65 años de control absoluto en Cuba.
lmorales@diariolasamericas.com