Si bien estos argumentos ya eran fuertes, las últimas medidas del gobierno argentino y el regreso al poder del Partido Blanco, de la mano de Luis Lacalle Pou los hicieron más fuertes. “Hay una expectativa favorable de una mayor libertad económica, crecimiento de empleo y reducción del déficit fiscal a través de la baja del gasto y no de la suba de impuestos. Esto hará que seamos más competitivos” señaló Capurro. Si algo faltaba, es la decisión del nuevo presidente de alentar la inversión de extranjeros en el sector al impulsar una ley que introduce cambios en lo que refiere a la tenencia de inmuebles rurales que podrían permitir -entre otras cosas- que inversores extranjeros puedan comprar campos con mayor facilidad. El anteproyecto en cuestión propone que los titulares del derecho de propiedad sobre inmuebles rurales así como las explotaciones agropecuarias, puedan ser personas jurídicas además de físicas.
Aparte de valores más bajos de los campos, el mayor beneficio pasa por la rentabilidad. En la Argentina, la suba a 33% de las retenciones obliga a replantear la ecuación económica. A esto se suma el desdoblamiento cambiario que hace que, sólo con estas dos variables, el productor pierda alrededor del 50% en dólares de lo facturado. “Por cada u$s100 que vendemos, con las retenciones nos quedan u$s67. Al pasarlos a pesos al cambio oficial y después comprar dólares a $80, en la mano nos quedan u$s50”, explicó un productor santafesino.
En Uruguay, la situación es diferente. No hay ningún tipo de impuesto a la exportación y existe un único valor de dólar. “El productor vende en dólares, sin ninguna retención, cobra en dólares y lo deposita en su cuenta en dólares o se los lleva. Lo único que tiene que hacer es pagar los impuestos como todo el mundo” explicó el titular de la ARU.
Claro que no es tan fácil para los productores argentinos que decidan migrar al otro lado del Río de la Plata. El inconveniente mayor es cómo mover sus dólares por el “cepo” en caso de vender sus campos en la Argentina. La ventaja la tienen quienes cuentan con dólares en el “colchón” que pueden operar directamente en Uruguay porque tienen ya sus ahorros en algún banco oriental o lo transfieren desde otros países.
Fuente: Ambito