Tras semanas de intensos combates, las fuerzas ucranianas se retirarán de una ciudad asediada en el este del país para evitar su cerco, dijo el gobernador de la región el viernes.
La ciudad de Sievierodonetsk, el centro administrativo de la región de Luhansk, ha sido objeto de incesantes bombardeos por parte de las tropas de Moscú. Los soldados ucranianos se enfrentaron a los rusos en batallas puerta a puerta antes de retirarse a una gran planta química en las afueras de la ciudad, donde se atrincheraron en sus vastas estructuras subterráneas.
En los últimos días, las fuerzas rusas habían realizado avances en torno a Sievierodonetsk y en la vecina ciudad de Lysychansk, en una escarpada orilla al otro lado del río, en un intento de rodear a las tropas de Kiev.
El gobernador de Luhansk, Serhiy Haidai, dijo que los soldados ucranianos recibieron la orden de abandonar Sievierodonetsk para evitarlo.
“Tendremos que retirar a nuestros hombres», explicó. “No tiene sentido quedarse en las posiciones destruidas, porque el número de bajas en las zonas mal fortificadas crecerá cada día”.
Haidai apuntó que las tropas ucranianas “recibieron la orden de retirarse a nuevas posiciones y seguir luchando allí”, pero no dio más detalles.
Los rusos avanzaron también hacia Lysychansk desde Zolote y Toshkivka, agregó el gobernador, señalando que las unidades de reconocimiento rusas realizaron incursiones a los límites de la ciudad, de donde fueron expulsados por los defensores.
Un puente en una carretera que lleva a Lysychansk sufrió graves daños tras un ataque aéreo ruso y quedó inutilizado para camiones, dijo Haidai. Esta afirmación no pudo verificarse de forma independiente.
El Ministerio de Defensa de Rusia declaró el viernes que cuatro batallones ucranianos y una unidad de “mercenarios extranjeros”, que sumaban un total de 2.000 efectivos, quedaron “totalmente bloqueados” cerca de Hirske y Zolote, al sur de Lysychansk.
Tras un intento fallido de capturar la capital, Kiev, en la primera fase de la invasión que comenzó el 24 de febrero, las fuerzas del Kremlin se centraron en la región del Donbás, donde el ejército ucraniano lucha contra los separatistas respaldados por Moscú desde 2014.
El ejército ruso controla alrededor del 95% de Luhansk y casi la mitad de Donetsk, las dos provincias que forman el Donbás, el corazón industrial del país.
Tras los repetidos pedidos de armamento pesado a sus aliados occidentales para contrarrestar la ventaja de Rusia en cuanto a potencia de fuego, el ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov, dijo que la respuesta llegó en forma de lanzacohetes estadounidenses de misiles de medio alcance.
Un funcionario de Defensa de Estados Unidos confirmó el miércoles que los cuatro sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad, o HIMARS, prometidos estaban ya en manos de las fuerzas ucranianas, pero dijo que no estaba claro si ya habían sido utilizados.
Estados Unidos aprobó el envío de los sistemas guiados de precisión a finales de mayo y, una vez que llegaron a la región, las tropas de Kiev necesitaron unas tres semanas de formación para manejarlos. Los proyectiles tienen un alcance de unos 70 kilómetros (45 millas).
Washington proporcionará otros 450 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, incluyendo cuatro HIMARS más, munición y otros suministros, anunciaron funcionarios estadounidenses el jueves.
Por otra parte, un funcionario del gobierno prorruso de la ciudad de Jersón, en el sur de Ucrania, que fue tomada por las tropas de Moscú en los primeros días de la invasión, murió en una explosión el viernes.
Dmitry Savlyuchenko falleció cuando su auto explotó en lo que las autoridades prorrusas describieron como un “ataque terrorista”.
Nadie reclamó de inmediato la responsabilidad del ataque.