SONIA SCHOTT,
Según la historia, desde que los llamados Lost ’49ers., el apodo dado a quienes se movilizaron en masa a California alentados por la fiebre del oro (1849), cruzando el inclemente Death Valley, el lugar se hizo conocido, por ser uno de los más calientes y secos de Estados Unidos. De hecho, el Valle de la Muerte tuvo el récord de temperatura más alta jamás registrada en el mundo, con 134.1 F, unos 56.7 C, en 1913.
Ahora el 2023 ostenta sus propias marcas de temperatura, pues según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) alrededor de 78 millones de personas han estado bajo alertas de calor, solo en Estados Unidos.
“La temperatura de la Tierra ha aumentado en un promedio de 0.14° Fahrenheit (0.08° Celsius) cada década desde 1880. La tasa de calentamiento desde 1981 es más del doble de rápida con 0.32 °F (0.18 °C) por década, y 2022 fue el sexto año más cálido registrado. Los 10 años más cálidos han ocurrido desde 2010”, según la agencia.
Ante estos datos, es imposible no prestar atención a lo que expertos califican como una preocupante ola de calor histórica que está afectando al mundo entero.
Entonces, la pregunta es ¿Podemos hacer algo?
Aunque parece que la lucha por el medio ambiente es reciente, en realidad empezó con la creación de Naciones Unidas luego de la Segunda Guerra Mundial, aunque enfocada más en asegurar el abastecimiento alimenticio de los llamados países en desarrollo, según el planteamiento.
Fue en Estocolmo, Suecia (1972,) cuando la Primera Cumbre de la Tierra adoptó una declaración de principios de acción ambiental y cooperación internacional.
El punto focal está ahora en las emisiones producidas por la quema de combustibles fósiles como el petróleo, el carbón y el gas, responsables del calentamiento del planeta.
Desde que llegó Joe Biden a la presidencia EEUU ha puesto énfasis en enfrentar la crisis climática a través de una economía de energías limpias.
El mandatario volvió al Acuerdo de París, que había abandonado su predecesor en el cargo, Donald Trump.
El acuerdo busca fomentar el desarrollo, pero promoviendo la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero por debajo de los niveles de 2005.
Mientras tanto, el expresidente Donald Trump, potencial rival de Biden en las presidenciales de 2024, ha abordado el tema del calentamiento global, pero bajo un lente diferente.
Trump ha dicho que si es elegido nuevamente para la Casa Blanca revertirá los planes de Biden de priorizar la sustitución de automóviles eléctricos sobre los de combustible.
Si bien Trump le está hablando al sindicato de la industria automotriz en busca de apoyo electoral, ¿Cómo impactarán en los votantes estos comentarios?
La misma semana que Trump habló, el enviado especial de la administración Bien sobre este tema, John Kerry, sostuvo conversaciones poco fructíferas con sus contrapartes chinas pues la nación asiática no prometió reducir su dependencia excesiva de las centrales térmicas de carbón.
China es responsable de alrededor del 30% de las emisiones de carbono del mundo, provenientes de sus 1.118 centrales, que emiten 10.000 millones de toneladas de dióxido de carbono cada año.
El segundo mayor número de centrales eléctricas de carbón está en India, con 285, casi cuatro veces menos que en China. Según estadísticas recientes, Estados Unidos tiene 225, Japón 92 y Rusia 71.
El mensaje de Pekín, después de la visita de Kerry, fue que tomaría su propia decisión sobre sus prácticas ante el cambio climático y no sería presionada para tomar medidas en contra de los intereses del país.
Estas son malas noticias para el resto del mundo, aunque hay que decir que China también es el mayor desarrollador de energía solar pero el uso de tantas centrales eléctricas de carbón significa que, grandes cantidades de dióxido de carbono se verterán en la atmósfera en los años venideros.
Un estudio del Pew Research Center de junio de 2023 sostiene que “una gran proporción de estadounidenses apoya que Estados Unidos tome medidas para abordar el cambio climático global y priorizar el desarrollo de energía renovable en el país. Aun así, menos de la mitad de las naciones está lista para eliminar completamente los combustibles fósiles y el 59% se opone a terminar con la producción de automóviles a gasolina.
En todo caso, la industria automotriz ya ha iniciado el giro al futuro: El reemplazo de los automóviles a gasolina por modelos eléctricos ya está en marcha.