La tercera reconversión comenzará el 1 de octubre de este año. En este caso, el bolívar no tendrá otro nombre asociado, aunque desde el Ejecutivo Nacional se ha impulsado la idea de que este será el bolívar digital, en un intento por reducir al máximo posible las operaciones que requieran papel moneda.
Sin sorpresas
El economista Luis Oliveros explica que el anuncio de una nueva reconversión monetaria no pudo tomar por sorpresa a nadie. “Desde inicios de año ya se hablaba de la necesidad de una nueva reconversión, más aun teniendo en cuenta que en febrero de este año se alcanzaron los cinco ceros que se le habían quitado a la moneda en la reconversión de 2017”.
Para Oliveros dos reconversiones (2017 y 2021) en tan poco tiempo significan que Maduro “sigue perdiendo la batalla contra la inflación. Las razones de esta reconversión tienen que ver con los problemas de números muy grandes en las contabilidades y en líneas generales en toda nuestra economía (…) La hiperinflación venezolana, que ya ocupa el segundo lugar de las más largas de la historia, ha evaporado el valor de la moneda nacional, agregándole ceros muy rápidamente. Hay que tener en cuenta que una reconversión no es una política antiinflacionaria, simplemente es una medida contable”.
Oliveros aclara que una reconversión “no debe generar inflación o depreciación, aunque algunos enfaticen que hay un efecto de redondeo que sí es inflacionario (…) En definitiva la reconversión que veremos en octubre de este año es solo quitarle seis ceros a la moneda sin mayores efectos en la economía”.
Un sueño irrealizable
El economista Leonardo Vera, integrante de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Venezuela, sostiene que el llamado bolívar digital “es un sueño que le han vendido a Maduro, que ciertamente facilita la vida de muchos, pero se la daña a muchos otros. Para quienes dirigen el Banco Central de Venezuela la vida sería muy fácil. No hay que gastar más en imprimir papel moneda. Pero para quienes viven en zonas del país donde la red de energía eléctrica se cae a diario, para quienes necesitan pagar transacciones al menudeo, para quienes no tienen la versatilidad ni la educación financiera digital, la digitalización de las transacciones es un dolor de cabeza”.
Vera alerta que el comunicado del BCV en donde se anuncia formalmente la nueva reconversión es de “una ambigüedad distinguida, pues anuncia la llegada del bolívar digital pero también la emisión del bolívar en su expresión física. Al final, no hay diferencia, imprimes físicamente o no. Igual se hacen asientos contables”.
“Esto de los asientos contables es muy importante -explica Vera- Los bancos centrales que pretenden imprimir digitalmente hoy lo conciben como emisión de dinero legal a cambio de algún título valor que pueda compensar su balance, porque el dinero es un pasivo para los bancos centrales”.
Esto significa que Venezuela se enfrenta a una «operación de impresión de dinero convencional. Pero me temo que Maduro pueda recurrir masivamente a lo que (Milton) Friedman popularizó como «helicopter money». Es decir, el central imprime y asienta dinero digital en su pasivo sin recibir nada a cambio”.
Por otra parte, advierte que como ocurrió en «las otras reconversiones, lo planteado es un simple cambio de escala eliminando esta vez 6 ceros a los valores actuales. No se anuncia un programa de estabilización que ayude a quebrar el proceso de inflación alta que destruyó el ingreso y el patrimonio de los venezolanos”.
Para Vera la discusión no debe centrarse en la reconversión. “La gran discusión es cómo estabilizar el valor de la moneda. Pasa por cómo reinsertarse en la comunidad financiera global, como reinstitucionalizar a la autoridad monetaria, y por las políticas que paren la dinámica monetaria cambiaria perversa”.
Fuente: Diario las Américas