lunes, noviembre 18, 2024
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EL CIEGO NO QUIERE VER Y EL SORDO TAMPOCO QUIERE ESCUCHAR

Egildo Luján Navas

Venezuela le da inicio a su Independencia el 19 de abril de 1810. Es el día cuando comienza la configuración y formación de una nueva República. Durante los sucesivos 199 años, es decir, hasta el 2 de febrero de 1999, se plantean cambios de fondo. Y se dan cuando se juramenta como presidente Hugo Chávez Frías.

El curso de la Nación describe una realidad que no puede ser ignorada. El país logró consolidar y formar una República democrática, desarrollada económica y socialmente. Consolidó una de las industrias petroleras más fuertes, eficientes y respetadas a nivel mundial, con una producción de 3.700.000 barriles diarios. Y llegó a ser catalogada como una de las más seguras productoras y proveedoras de combustible y petróleo para el mundo occidental. Su liderazgo, inclusive, hizo posible que se constituyera la OPEP el 14 de septiembre de 1960, ejerciendo la primera presidencia en el cargo un gran venezolano: el ilustre Dr. Juan Pablo Pérez Alfonso.

Ese mismo país, precisamente con base en su liderazgo y proyección, se convirtió en la Nación más eficientemente electrificada. Tanto que pasó a cubrir el 95% de todo el territorio nacional, además de ser exportador de electricidad para los países vecinos. Asimismo, logró ser un país productor y proveedor Agroalimentario, hasta alcanzar una cobertura de hasta el 85 % de su consumo nacional, además de ser exportador de algunos rubros, entre muchos otros logros.

Adicionalmente, Venezuela pasó a convertirse en país receptor por excelencia de inmigrantes provenientes principalmente de Europa, como de un importante conjunto de países Latinoamericanos, de donde parte importante de su población se movilizó en busca de un futuro cargado de esperanzas y que luego pasaran a ser convertidas en hechos reales.

Partiendo de 1999 hasta el día de hoy, 23/10/2022, es decir, durante un poco más de 23 años de gobiernos regidos por el sistema denominado «Socialismo del Siglo XXI», tales desempeños han logrado demostrar una calificada gran eficiencia. Sólo que se ha tratado en cómo corromper, saquear y destruir a ese mismo país en corto tiempo, y de convertirlo en el más pobre, como corrupto del Continente. Como si fuera poco, a ese mismo Continente, además, ha logrado contaminarlo en la parte americana, como en la Europea, sobresaliendo España, específicamente.

Ahora bien, en esos 23 años ha habido arrojo, patriotismo y valentía opositora. Ha sido posible gracias al esfuerzo del luchador y heroico pueblo venezolano. Y lo ha sido, sacrificando vidas, sufriendo todo tipo de calamidades, además de hambre, inseguridad, cárcel, hasta concluir en el hecho de llegar a tener la diáspora más numerosa del mundo, sin estar en guerra. Inclusive, de lo que estamos hablando es de que se trata de un desplazamiento de más de 7 millones de ciudadanos en estampida, lo que se traduce en que uno de cada 4 venezolanos ha tenido que huir de su país.

Sin embargo, el análisis que hoy se construye como reflejo de esta realidad señala que los vigentes partidos opositores venezolanos y sus respectivos líderes, no han sido eficientes en su desempeño, y no han logrado el gran objetivo del «Cese de la Usurpación», tampoco de recuperar el país. Además, lamentablemente, de acuerdo a las encuesta nacionales e internacionales que se han levantado, a propósito de tal hecho, han caído en el terreno del descrédito, como en la pérdida de credibilidad, al indagarse la opinión que tiene el Soberano acerca de tal realidad.

De hecho, los componentes de los resultados de tales evaluaciones indican que el Soberano rechaza en un 85% -o más- al RÉGIMEN del Socialismo del Siglo XXI. En otras palabras, el pueblo venezolano, además de que duda y desconfía peculiarmente del RÉGIMEN, como de los PARTIDOS OPOSITORES Y de SUS LÍDERES, con desespero, clama por una alternativa distinta. No como una alternativa accidental, sino que asuma el liderazgo y la recuperación del país con personas de experiencia, además de eficientes. De igual manera, de gente honorable «y sin rabo de paja», capaz de construir alianza conjuntamente con tantos jóvenes talentosos, como con profesionales honestos que aporten energía juvenil, nuevos conocimientos, además de la tecnología para, unidos, lograr el milagro venezolano de los cambios que necesita el país.

Actualmente, los partidos opositores, concretamente los (10) que se autodenominan los de la «Plataforma Unitaria», han propuesto ir a unas elecciones Presidenciales para escoger al Candidato que compita contra el Régimen. Y que lo haga en unas elecciones primarias, nombrando y escogiendo ellos mismos una JUNTA ELECTORAL reguladora del evento. Pero, además, aplicándole un Reglamento elaborado en respuesta a tales puntos de vista, con base en un proceso en el que se imponga la figura de Tigre cuidando carne, y en el que los candidatos de sus partidos calificarían automáticamente. Solo que los independientes tendrían condiciones distintas, tal como tener que presentar más de 0,05% de firmas del patrón electoral (MÁS DE CIEN MIL FIRMAS) de 14 estados, y no de todo el país, para hacerlo más difícil. Ahora, ¿a qué lógica partidista, electoral y seria se quiere llegar en un proceso mediamente y formal, como el que se necesita?

Ahora, ante tal propuesta, surge la pregunta obvia e inevitable: ¿Cuál o qué Independiente tiene la capacidad de recoger más de 100.000 firmas en 14 Estados? ¿Cuánto puede costar eso? ¿Quién lo pagaría? ¿Y quién verificaría la autenticidad de esas firmas? Son muchas las interrogantes. Tanto como la inevitable generación de dudas.

Las elecciones presidenciales, según la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la opinión internacional, son de carácter obligatorio para el año 2024, y, difícilmente, el régimen puede eludirlas. Obviamente, hará todo lo posible para ganarlas, además de que incurrirá en toda clase de ventajismos, como de hechos ilegales, además de su siembra de mañas. ¿Y qué hará el Consejo Nacional Electoral, además de los ya entrenados Tribunales sumisos? Lo que se cree, es que tratará de dividir, aún más, el voto de la oposición, de repartir dinero hasta donde pueda hacerlo, y de distribuir espejitos con miras a comprar voluntades, y tantas cosas más.

¿Y qué tendría que hacer la oposición? Desde luego, tal expresión política ciudadana tiene que asumir sus nuevas responsabilidades. Y lo ideal sería escoger un candidato por consenso, que esté libre de dependencia partidista, muy bien calificado, y que tenga experiencia y honorabilidad. De no ser así, y se decide escoger por el método de unas primarias, el control, nombramientos y reglamentos del evento, deben ser asignados a la Sociedad Civil y no a los partidos, y que las condiciones de participación para todos los candidatos, sean las mismas.

Adicionalmente, más allá de tales propuestas, se debe hacer un llamado de conciencia a las más de 50 personas que se han propuesto como candidatos, y que se auto valoren.

Ser presidente del país, no es cualquier cosa. Se requieren muchas cualidades para llegar a ejercer dicha responsabilidad. Y eso plantea, inclusive, que aquel que pretenda optar al ejercicio de dicha posición pública, con toda honestidad, debe preguntarse: ¿Estoy preparado y tengo los conocimientos y experiencias necesarias para asumir esa enorme responsabilidad?

La historia que están construyendo los venezolanos, describen una innegable realidad: estamos llegando al final del túnel. Pero debemos tener cuidado al salir, para que no caigamos en un barranco.

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