¿Qué es la historia? Para responder a esta pregunta, la Real Academia Española se refiere a “la narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados. Disciplina que estudia y narra cronológicamente los acontecimientos pasados”.
En un «mundo ideal», todo historiador debe tener un compromiso social y moral con la verdad histórica
Conforme a la definición anterior, podemos ser tan ambiguos o tan claros como nuestra moral nos lo permita; podríamos, en un primer lugar, decir que la historia es la simple relación de hechos, donde no existe ningún límite para la exageración y manipulación de los mismos; o, por otro lado, podemos partir de la historia como la exacta narración de los acontecimientos.
En un «mundo ideal», todo historiador debe tener un compromiso social y moral con la verdad histórica. Sin prejuicios, sin subjetividades y sin intereses ideológicos o políticos.
En la realidad, excepto honrosas excepciones, la historia se ha utilizado como método de manipulación por una gran cantidad de gobiernos, buscando justificar, privilegiar o responder intereses ideológicos, propagandísticos o partidistas.
Considero que la historia que nos han relatado ha sido un engaño, una leyenda negra de visión anglosajona que termina subordinando a nuestros países
Eso explica por qué siempre que hablamos de historia nos encontramos con la premisa de «héroes» contra «villanos». Para lo anterior, basta con observar la historia de la independencia de los hoy países de Hispanoamérica. Mientras que los héroes son todos aquellos que estuvieron a favor de los movimientos independentistas, los identificados como nacionalistas e indigenistas, los villanos son todos los europeos conquistadores identificados como los antipatrióticos, aquellos a los que incluso se les niega el derecho a existir. Y yo pregunto al lector, ¿fueron en verdad héroes y villanos? ¿O simplemente fueron personas con aciertos y defectos, cuyas acciones condujeron a lo que son hoy estos grandes Estados?
Considero que la historia que nos han relatado ha sido un engaño, una leyenda negra de visión anglosajona que termina subordinando a nuestros países y al propio mundo occidental, con consecuencias que seguimos cargando hasta nuestros días.
En Hispanoamérica han llegado al poder gobernantes de izquierda que con la bandera indigenista pretenden justificar el desconocimiento de la realidad, borrando de un plumazo 300 años de historia -los del Virreinato-, negando las múltiples aportaciones que trajeron los conquistadores y mintiendo sobre la falsa idea de una superioridad racial.
Tenemos la obligación urgente de reivindicar la verdadera historia. Una historia que exponga los verdaderos hechos
Existen verdades que duelen, que los pueblos no quieren escuchar, pero no por eso debemos cometer el error de eliminarlas. Debemos conocerlas para reflexionar y aprender de ellas, para entender nuestra propia esencia y edificar nuestra grandeza.
Tenemos la obligación urgente de reivindicar la verdadera historia. Una historia que exponga los verdaderos hechos, una historia de patriotismos virtuosos que reconozca el pasado como ese conjunto de bienes que hemos recibido de las personas que nos antecedieron y son parte del proyecto común y del futuro compartido que tenemos con las próximas generaciones.
Cumplamos con el deber ser, honremos y conservemos nuestra historia.