lunes, octubre 21, 2024
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El derecho a no emigrar de los venezolanos

ASDRÚBAL AGUIAR,

El IX Diálogo Presidencial del Grupo IDEA tuvo como propósito intelectual debatir un tema sensible, a la orden del día en esta nación que nos acoge y en vísperas de sus elecciones. Se trata de las víctimas que, sin voz ni destino cierto formamos las legiones de desheredados trashumantes afectados por las guerras de agresión, la violencia de Estado, la opresión de los gobernantes, y la ausencia de alternativas para realizar proyectos de vida en nuestros países de origen. Despojados de todo derecho a la dignidad humana, se los demandamos como migrantes a las naciones que nos acogen, olvidando no pocas veces el reclamo ante la propias.

Las migraciones y las murallas, como la muralla de los chinos o el limen de los romanos, son cuestiones que vienen desde tiempos inmemoriales. El expresidente uruguayo, Julio María Sanguinetti recordaba, recién, que en las Américas no hay pueblos originarios como se dice y repite. Llegaron desde Corea por Alaska nuestros indígenas. A las migraciones se las distorsiona y politiza en el ahora, para condenar las del pasado reescribiendo sus historias, mientras se exacerban a las actuales por quienes, empeñados en la deconstrucción de nuestras culturas nos segmentan. Nos inoculan el virus del adanismo, volviéndonos amnésicos. Restablecen la guerra de todos contra todos, el Homo hominis lupus, a fin de facilitar y justificar el imperio de las dictaduras del siglo XXI, incluida la gobernanza digital. La América hispana es el laboratorio.

Una pertinente sugerencia de los expresidentes a raíz de las elecciones del pasado 28 de julio en Venezuela, cuando se impide la observación internacional del Grupo IDEA y los venezolanos sobrepasamos al andamiaje corrompido de Nicolás Maduro Moros y le derrotamos, impuso una enmienda en la agenda, titulada así Migraciones y democracia de ciudadanos. Mas asegurada con actas en mano la genuina voluntad popular expresada, necesita ella de ser reconocida e impuesta. Y ello puede significar, nada menos, nada más que la reversión del fenómeno de la migración venezolana, contrario a nuestra identidad raizal.

Se le irrogó un típico golpe de Estado a la soberanía popular en Venezuela, lo ha precisado el expresidente Andrés Pastrana. Fueron desmontados todos los elementos esenciales y componentes fundamentales de la democracia. No uno, sino todos. Ha llegado a su final la simulación dentro del sistema y como Estado del colegiado militarista-madurista, en su alianza necesaria con el crimen transnacional organizado. Se han cargado las reglas de humanidad y hasta las leyes universales de la decencia humana.

En mis palabras ante el Consejo Permanente de la OEA el pasado 11 de septiembre, durante la celebración aniversaria de la Carta Democrática Interamericana, afirme que no se eligen, en una democracia verdadera, a las dictaduras. Y, en lo concreto, que, mediante una colusión de poderes y el imperio de la mentira constitucional, por defecto de rendición de cuentas públicas sobre el hecho electoral, el colegiado de la tiranía abrogó los principios de acceso al poder y su ejercicio conforme al Estado de Derecho, al igual que la separación e independencia de los poderes públicos. Puso de lado el respeto y garantía de los derechos humanos mediante el ejercicio del terrorismo de Estado – lo ha constatado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Y mediando la prostitución del derecho de asilo, forzó el exilio del presidente electo, Edmundo González Urrutia y el pase a la clandestinidad de María Corina Machado.

Tras la amenaza de un baño de sangre, en fin, quedo hecho añicos el principio del pluralismo y la existencia de los partidos; tanto que, sin mediar un expediente o una sentencia penal definitiva, se inhabilitó a Machado como candidata, siendo la líder fundamental de las fuerzas democráticas.

Venezuela es un campo de concentración. ¿Qué hacer, a todas estas? ¿Cuál es el contexto que nos contiene y los desafíos que plantea a la presente y futuras generaciones de España y las Américas?

Se desarrollan guerras de agresión contra Ucrania e Israel en las puertas que unen y separan al Occidente de las leyes del Oriente de las luces. Entretanto los Estados parte de la ONU piensan en el futuro y se confiesan incapaces de sortear el presente. Y los de Europa y las Américas le reclaman a Maduro Moros que les muestre, desde su república imaginaria, las actas de la falsa elección que se adjudica; como si este pudiese tener o le quedase a este alguna sensibilidad o consideración por el Estado constitucional de Derecho, así sea el de facto, inventado por los juristas del Cono Sur.

La mentira, tal como operó bajo el fascismo del siglo XX es, otra vez y sensiblemente, la columna contemporánea de ejercicio del poder y para su prórroga sin límites. Y las verdades al detal, instantáneas, que tomamos en préstamo, como las que nos dispensa la Inteligencia Artificial o nos llegan sesgadas por meramente lógicas, agrupadas y ordenadas por los algoritmos, son ajenas a la razón pura y a la práctica. En nada contribuyen a la perfectibilidad de lo humano.

Pérez Bonalde, políglota y polígrafo venezolano, liberal y civilista, nos dejó, con su Vuelta a la Patria en 1876, una oración que hemos de repetir y ha de acompañarnos “hasta el final”:

“Madre, aquí estoy; de mi destierro vengo / a darte con el alma el mudo abrazo / que no te pude dar en tu agonía; / … / Madre, aquí estoy; en alas del destino / me alejé de tu lado una mañana / en pos de la fortuna / que para ti soñé desde la cuna; / mas, ¡oh suerte inhumana, / hoy vuelvo, fatigado peregrino, / y sólo traigo que ofrecerte pueda / esta flor amarilla del camino / y este resto de llanto que me queda”.

Fuente: Diario Las Américas

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