La precipitada caída del euro esta semana confirma lo que economistas en Estados Unidos predijeron cuando la creación oficial de la moneda en la Unión Europea, ahora con 19 países miembros.
En un artículo titulado La Trampa del euro, el premio nobel de economía del 2008, Paul Krugman, expuso: “No hace tanto, los economistas europeos solían burlarse de sus homólogos estadounidenses por haber cuestionado la sensatez de la marcha de Europa hacia la unión monetaria”.
«El euro -afirmaban- ha funcionado, hasta ahora, mucho mejor de lo que muchos economistas estadounidenses habían pronosticado».
“Ni siquiera el déficit presupuestario de Grecia en 2007, expresado como porcentaje del PIB, era mayor que los déficits que registró Estados Unidos a mediados de los 1980 (¡el nuevo amanecer de EEUU!), mientras que España tenía de hecho superávit. Y los tres países más atrasados de la eurozona atraían grandes flujos de capital extranjero, en gran parte porque los mercados creían que el hecho de pertenecer a la zona euro convertía las obligaciones griegas, portuguesas y españolas en inversiones seguras”.
“Luego, llegó la crisis financiera mundial. Esas entradas de capital se agotaron; los ingresos se hundieron y los déficits se dispararon; y ser miembro de la zona euro, hecho que había animado a los mercados a amar a los países ahora en crisis de forma intensa pero insensata, se convirtió en una trampa”.
La caída del euro
Ahora -como afirma Krugman- hay que volver a controlar los costos, pero es mucho más difícil cuando 19 países comparten la misma moneda, pero cada uno con economías y características diferentes. La recomendación que siempre dieron los analistas estadounidenses.
De ahí, el grave peligro de un globalismo económico, otro tema que requiere mayor tiempo y profundidad.
La moneda europea tuvo un descenso similar en enero del 2000 por debajo del dólar y se hundió a un mínimo histórico de 0.8230. En el 2002, el euro fue acatado por 11 países.
La paridad del dólar con el euro e incluso su inminente desplome pronosticado, si continúa la guerra en Ucrania y otros conflictos, complica más la situación en el Viejo Continente, ya con una economía tambaleante hacia la recesión y dependiente de recursos energéticos.
La moneda de la Eurozona ha descendido un 12% en el 2022.
“Entonces, ¿qué va a pasar con el euro?, se preguntó Krugman. Hasta hace poco, la mayoría de los analistas, incluso yo mismo, pensaba que una ruptura del euro era prácticamente imposible. Así que, ¿está el propio euro en peligro? En una palabra, sí”.
“Los halcones del déficit ya tratan de apropiarse de la crisis europea, presentándola como un ejemplo práctico de los peligros de los números rojos en las cuentas públicas”.
El dólar, la economía estadounidense y Ucrania
En EEUU, la noticia de la indetenible [hasta ahora] escalada de inflación y su nuevo registro de 9,1% le impone un freno mayor a la economía estadounidense y al consumo, después de tres subidas de tasas de interés mientras se espera la cuarta en los próximos días.
Miembros de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal hablan de un alza enorme del 1% a finales de julio.
Christopher Waller, un integrante de esa junta, dijo que aprobaría un aumento de la tasa de interés a corto plazo de la Fed en un punto porcentual.
Hasta el momento, ninguna medida ha podido contener el avance del nivel inflacionario en Norteamérica. Y revertir la situación, tomará bastante tiempo si la administración de Joe Biden sigue empecinada en su fallida plataforma económica.
El alza de los precios mayoristas en EEUU siguió acelerándose en junio y llegó al 11,3% respecto a igual período del 2021. Si se compara con el 2019, el dato cambia a más del 16%.
El freno al gas y al petróleo de Rusia luego de la invasión en Ucrania, la subida de tasas de interés por parte de la Reserva Federal de EEUU, la insuficiente producción de la Organización de Países Exportadores de Crudo (OPEP y OPEP+) junto a la desestabilización actual en el Medio Oriente, han contribuido a la fortaleza de la moneda estadounidense y a la encrucijada de la europea. Y el momento no puede ser peor.
El conflicto militar en Ucrania, llamado el granero del mundo, podría extenderse hasta finales del 2022 o el 2023, según las declaraciones del presidente ruso Vladimir Putin en días recientes: “Para quienes crean que la guerra ha terminado, les digo que apenas ha comenzado y cumpliremos todos nuestros objetivos”.
No obstante del derroche que significa el dinero enviado de EEUU hacia Ucrania, que supera los $60.000 millones aprobados, Ucrania quedará devastada y tomaría años su recuperación, a pesar del compromiso de algunos países europeos y principalmente de Washington.
En política estadounidense se espera una contundente derrota de los demócratas por el control del Congreso. Si todo ocurre como vaticinan los analistas, los republicanos ganarían con una amplia mayoría ambas Cámaras.
En medio de una situación económica que se agrava por meses, habría que ver si los republicanos estarían dispuestos a continuar con las decenas de miles de millones de dólares hacia Ucrania.
Los dos grandes paquetes de ayuda financiera al país de la Europa del Este – de $16.400 millones y otro de $40.000 millones han sido aprobados de forma bipartidista, pero el retroceso de la economía estadounidense es notable con una Casa Blanca desajustada de la realidad junto a la forzada y agresiva subida de intereses del Banco Central para [intentar detener] la inflación.
Lo anterior no augura un camino factible al mantenimiento de este tipo de respaldo por parte de EEUU y de tal magnitud.
¿Las ventajas de un dólar fuerte?
La Reserva Federal estadounidense prevé llevar las tasas federales de referencia a 3%. En estos momentos se encuentran en 1.50%-1.75% y en el 2021 la institución decidió mantenerlas en 0 y 0.25% para estimular la recuperación económica, tras el impacto de la pandemia de coronavirus. Una estrategia errónea que contribuyó a la alarmante inflación actual de 9,1%.
La fortaleza del dólar – que siempre trae beneficios para EEUU- se ve eclipsada ahora por la recesión y las condiciones desfavorables internacionales, acentuadas con la guerra entre dos grandes productores mundiales de materias primas, combustibles (carbón, gas y petróleo), productos agrícolas y minerales necesarios como el aluminio y titanio.
La ventaja es que el dólar fuerte reanima la confianza de los inversionistas, pero ahora con el agravante de un nivel inflacionario imparable hasta la fecha y frente a una Reserva Federal que se ha visto obligada a la agresividad, después de mantenerse durante 11 meses impasible ante el avance mensual sostenido de la inflación.
Los expertos están divididos acerca de las expectativas de los inversores y la volatilidad de la economía mundial, unido al freno del consumo estadounidense como el motor central.
Debido a los altos precios de la gasolina, los conductores decidieron reducir sus gastos en combustible que evaporan el 10% promedio de los ingresos de los estadounidenses.
Según la EIA, la demanda total de petróleo en EEUU consiste principalmente en gasolina de motor (45% del total de 2019); combustible destilado (20%) y para aviones (9%); y materias primas químicas y otros (26 %).
El consumo de gasolina ha caído más en términos absolutos, ya que el producto suministrado se ha desplomado desde mayo un 48% a más de 6 millones de barriles diarios.
Si la confianza en el sistema financiero y económico de EEUU no merma, la ventaja del dólar podría dar un respiro para recuperar terreno firme y cierta estabilidad en el mercado bursátil de EEUU. Las importaciones, por ejemplo, serían menos costosas y las exportaciones aumentarían su margen de ganancias. Esto podría contribuir al comienzo del descenso de precios, si el de los combustibles lo permite.
El billete verde ha ganado casi un 14% desde principios de año y su paridad o superioridad sobre el euro equivale a su nivel más alto desde diciembre de 2002.
Para los consumidores, el dólar fuerte significa mayor poder adquisitivo fuera de EEUU. Lo opuesto en el interior del país con altos precios durante más de un año y la abultada deuda pública de los contribuyentes estadounidenses, que ahora [además] financian parte de la guerra y la destrucción en Ucrania con el compromiso de continuar hecho por Biden.
Esta semana, la Casa Blanca destinó otros 1.700 millones de dólares adicionales para Ucrania. Días atrás, el Pentágono sumó a sus anteriores envíos otros 800 millones de dólares.
El miércoles 13 de julio el euro pasó por debajo del dólar a raíz de la acelerada inflación en EEUU, que abre la puerta a una política monetaria contractiva de la Reserva Federal.
Eso es útil para los turistas estadounidenses que viajan al extranjero este verano. Pero en Wall Street, los vientos de preocupación son cada vez más intensos.
«Un dólar estadounidense muy fuerte proporciona más viento en contra para las ganancias», dijo a los clientes el estratega de acciones de Morgan Stanley, Michael Wilson, esta semana.
La Europa dependiente
Para Europa, la caída del euro en las condiciones actuales representa una mayor debacle económica, después de los estragos de la pandemia y ahora el enfrentamiento bélico en Ucrania, que ha causado una preocupante crisis energética y escasez de suministros.
El mercado teme un agravamiento de la crisis en Europa por la interrupción del suministro de gas ruso mediante el gasoducto Nord Stream 1, ahora bajo mantenimiento.
El gas proveniente de Rusia está en el «centro de la tormenta en Europa» y el anuncio de que Canadá devolverá a Alemania turbinas para paliar la crisis energética con Rusia «no tuvo un impacto positivo», indicó el analista Jeffrey Halley, de la firma Oanda.
El gigante ruso Gazprom inició el 11 de julio obras de mantenimiento del Nord Stream 1, que transporta el gas directamente desde Rusia hasta Alemania, el corazón económico de la Unión Europea. La pregunta entre muchos es si Moscú restituirá el suministro tras las reparaciones.
«El tema clave es saber si el gas volverá después del 21 de julio. Los mercados parecen haber tomado ya una decisión», comentó Halley.
El presidente francés Emmanuel Macron advirtió el jueves a los habitantes de su país que se preparen para un corte total del gas natural ruso y que alisten alternativas.
El mandatario añadió que Francia tomará medidas como apagar las luces públicas por la noche y establecerá un período de “sobriedad” energética.
Para Mark Haefele, experto de UBS, una suspensión del suministro de gas ruso en Europa «provocaría una recesión en toda la zona euro con tres trimestres consecutivos de contracción de la economía».
El Banco Central Europeo (BCE) entonces podría verse en dificultades si quiere terminar con su política monetaria expansiva y pasar a una fase contractiva para luchar contra la inflación, muy similar a la de EEUU.
No es desacertado suponer que Putin tomará su revancha respecto a las sanciones impuestas por Washington con la anuencia de la Comunidad Europea.
Sin celebraciones
«Si la inflación en EEUU es más fuerte de lo que el mercado espera, podría beneficiar al dólar. Los inversores apuestan a que la Fed tendrá que ir aún más rápido para subir los tipos, dijo Fawad Razaqzada, analista de Forex.com.
El dólar también brillaba esta semana frente a otras monedas consideradas vulnerables al riesgo.
La libra esterlina se desplomó a 1,1807 dólares, un nivel que no se veía desde marzo de 2020, cuando el inicio de la pandemia del nuevo coronavirus en Europa, en plenas negociaciones del Brexit, hizo caer a la moneda británica a su peor nivel desde 1985.
Lo visto hasta ahora es lo diametralmente opuesto a la gran recesión de 2007-2009 en EEUU. En ese entonces, el 15 de julio de 2008, el euro se disparó a 1,60.38 dólares, su máximo histórico, frente a un dólar hundido por la crisis de las «subprime». Luego, en noviembre, la comunidad europea fue arrastrada a una recesión que duró un año. Y en el 2014-2015, el Banco Central Europeo se vio obligado a comprar deudas cuando el euro se puso por debajo de 1,05 dólares.
Las opiniones se encuentran más divididas que nunca sobre la firmeza o debilidad de una moneda única en un bloque económico. Pero lo impensable años atrás ha llegado y la Zona Euro ha comenzado su supervivencia financiera, al tiempo que vendrán medidas de urgencia.
Por su parte, el dólar fortalecido tampoco tiene mucho que celebrar cuando la más potente economía del planeta también se encuentra en una situación vulnerable con la mayoría de sus índices en rojo, una reducción del consumo y la peor inflación en casi cinco décadas; gracias en gran parte a las políticas desacertadas de la administración Biden.
Sin embargo, la economía estadounidense cuenta con bases firmes y su estructura permite salir por sí misma de grandes crisis, como lo ha demostrado en el paso de la historia; y en gran parte por eso, el dólar hoy es mucho más poderoso en un contexto desafortunado.