Alberto López Núñez,
Cuando Fidel y Lula fundaron en los noventa el Foro de Sao Paulo como motor de la nueva insurgencia comunista en el continente, que se apartaba del método de la lucha armada por el de la competencia electoral, para a través de esta llegar al poder para destruir la democracia, por lo cual aunque disfrazados de demócratas en realidad seguían siendo los mismos guerrilleros de siempre, también establecieron un discurso que guiara esa toma del poder y que está basado en resurgir la lucha de clases, acudiendo a un populismo de izquierda basado en la doctrina gramsciana y en la obra del teórico postmarxista del populismo de izquierda, Ernesto Lacau. Es por eso que en América, desde AMLO en México, hasta los Kirchner en Argentina, todos los dirigentes del socialismo del siglo XXI hablan con la misma receta, todos disfrazando sus ansias de poder para enriquecerse y perpetuarse en él, por una lucha para favorecer al pueblo en su lucha contra la oligarquía. Esta receta “saltó el charco” y es también “vulgata” del gobierno social-comunista de España, presidido por el narcisista Pedro Sánchez, que pareciera hijo de Chávez. Anne Morelli, en su monografía Principes élémentaires de propagande de guerre (2021), daba forma al que podría ser el decálogo sistematizado de la propaganda bélica, basado en los análisis y enunciados del británico Arthur Ponsonby en su clásico publicado en 1928 Falsehood in Wartime. Este discurso de guerra es el copiado por la izquierda en su inversión de la realidad. La columnista Rebeca Argudo, publicó en ABC este domingo un sesudo artículo (https://www.abc.es/espana/diez-principios-propaganda-guerra-practico-discurso-sanchez-20240505182340-nt.html ), en el que analiza el discurso de Sánchez, como quiera que el socialismo del siglo XXI ha copiado esta regla discursiva, pues como dijimos, su política está basada en la lucha de clases, este análisis se extrapola perfectamente a cualquier líder del socialismo del siglo XXI, veamos pues cuál es la hoja de ruta del discurso del socialismo del siglo XXI, copiando literalmente a Argudo en su análisis sobre Sánchez, agregando nuestra parte sobre Petro:
Nosotros no queremos la guerra, sólo nos defendemos, el responsable de la debacle de los países bajo el poder del socialismo del siglo XXI , no es líder corrupto y delincuente en toda su acepción, sino que según el discurso Él rechaza el conflicto, es un hombre de paz que cree en el diálogo, pero, harto ya de aguantar lo indecible, no queda otro remedio que defenderse con firmeza. Así Sánchez acorralado por la corrupción de su esposa como la de todo su entorno y Petro, por la de su familia y todo su círculo íntimo (Sarabia, Benedetti, Velasco) y sus aliados de primera fila (los conservadores del senador Trujillo, los verdes de González) se presentan como víctimas de lo que ocurre: “mi mujer y yo sabemos que esta campaña no parará. Llevamos diez años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella» (Sánchez); “El ataque es fuerte contra el Gobierno e incluye la opción de algunos del golpe, y la ruptura institucional. Navegaremos en las tormentas y sabremos que todo depende del pueblo” (Petro).
Nuestro adversario es el único responsable de esta guerra, El adversario, uno indefinido pero que es el agresor y culpable, es el único responsable de lo que está ocurriendo, de esta situación injusta y perjudicial para todos. “Por eso deben defenderse (paso 1) frente al «ejercicio del odio, de la insidia y de la falsedad hacia terceras personas», de que «las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias». (Sánchez), “El ataque es fuerte contra el Gobierno e incluye la opción de algunos del golpe y la ruptura institucional. Navegaremos en las tormentas y sabremos que todo depende del pueblo” (Petro).
El líder de nuestro adversario es intrínsecamente malvado, Acá los líderes del socialismo del siglo XXI no tienen modestia alguna “un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad» (Sánchez), “La lucha contra la corrupción es una de las banderas por las que más he luchado a lo largo de toda mi vida. Siempre he buscado y exigido transparencia en el uso de los recursos públicos en Colombia. Ustedes recordarán cuando, en mis tiempos como congresista, denuncié la alianza que realizaron un tercio de los miembros de ese Congreso con los grupos paramilitares en Colombia. En múltiples debates desentrañé la forma en la que los políticos corruptos de siempre se aliaron con el narcotráfico para pasar leyes, reformas y proyectos que no buscaban otra cosa que mantener una situación de injusticia en Colombia” (Petro).
Defendemos una causa noble, no intereses particulares, dice Argudo refiriéndose a Sánchez: “Pese a admitir, desde la humildad y el sufrimiento (persona antes que presidente, víctima que no agresor) que «es cierto que he dado este paso por motivos personales», no son estos motivos ajenos a cualquiera. «Todo el mundo puede entender y sentir como propios», dice, «porque responden a valores troncales de una sociedad solidaria y familiar como es la española. Porque esto no es una cuestión ideológica». Es mucho más que eso, es un bien superior y común. Su fin último es tan loable como mostrar al mundo «cómo se defiende la democracia» y acabar con «este fango de la única manera posible: mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías, que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España, igualmente dice Petro: “Estos supuestos testimonios, que tienen un interés difamatorio en contra del presidente de la República, buscan minar la confianza de la ciudadanía en el Gobierno a través de versiones sobre hechos en los que no se aportan ni existen ningún tipo de pruebas”.
El enemigo comete atrocidades a propósito, si nosotros cometemos errores ocurrió sin intención, según Sánchez él se defiende de una jauría liderada por Feijoo quienes viven del fango, él en cambio «la carta que les envié pudo desconcertar, porque no obedece a ningún cálculo político. Y es cierto. Soy consciente de que he mostrado un sentimiento que en política no suele ser admisible. He reconocido ante quienes buscan quebrarme, no por quien soy, sino por lo que represento; que duele vivir esta situación, que no deseo a nadie». Petro señala en la misma línea: “lo que está en crisis no es el gobierno: es nuestra propia verdad colectiva, la de haber aceptado la destrucción de poblaciones y territorios como norma, la de aplaudir el saqueo como derecho de unos pocos y la de hacer pasar la explotación económica por un presunto progreso».
En fin, el discurso del socialismo del siglo XXI es unificado tanto en forma como enfondo, esta es la primera parte de este análisis comparativo con muestras de Sánchez y Petro, que los une la misma corrupción y el mismo desdén por la democracia, así como la misma tendencia a un discurso basado en las reglas de la desinformación en la guerra, lo cual seguiremos describiendo en nuestro próximo artículo.