“¿Venezuela es ahora un Estado híbrido, donde la línea entre gobernabilidad y criminalidad se ha desdibujado, o incluso ha desaparecido por completo?”, esa es la pregunta con la cual el grupo InSight Crime inicia un informe que va hasta las profundidades de la estructura chavista y de oscuras alianzas con grupos violentos y guerrilleros, en el afán por permanecer en el poder y por extender sus tentáculos totalitarios dentro y fuera del país.
Son revelaciones que no parecen descabelladas, considerando que organizaciones independientes también vienen siguiendo los pasos del dictador Nicolás Maduro y, en su momento, Hugo Chávez. De hecho, el director de una de estas ONG lleva dos años preso por el régimen, tras sacar a la luz información como las “casas seguras” de los cabecillas de los grupos irregulares en Venezuela y otros tantos detalles de conflictos fronterizos.
datos como los que ahora arroja el portal InSight Crime. Allí, apuntan a los albores de la gestión de Hugo Chávez cuando éste comenzó a armar organizaciones políticas que estaban conformadas por personajes como militares subversivos u “organizaciones sociales y culturales que atendían comunidades desprotegidas”.
La red se llamó “Círculos Bolivarianos” y se alimentaba de recursos estatales. Al comprobar su efectividad y capacidad de movilización de protestas, “pasaron de ser grupos ideológicos, a recibir entrenamiento militar”, dijo un exgeneral del Ejército que prefiere el anonimato. Ese fue el inicio de una espiral de criminalidad.
Estado híbrido
Una escala sobre grados de criminalidad permite definir también de qué se trata un grupo armado híbrido y su relación con el Estado. El informe lo define de la siguiente manera:
“Son organizaciones cuya cooperación y coordinación con elementos del Estado es sistemática y constituye una característica esencial de sus operaciones. Sus intereses y objetivos, ya sean políticos, económicos o estratégicos, se han entrelazado con una o varias ramas del Estado a nivel local, regional y/o nacional. Estos grupos coordinan habitualmente acciones y estrategias con sus aliados estatales, y se puede presentar cierto nivel de integración de personal, recursos y operaciones”.
Para explicarlo, vale la pena recordar un balance que en 2021 publicó The Risk Awareness Council e indica cómo grupos guerrilleros, como la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) o el Ejército de Liberación Nacional (ELN) cometen crímenes en una “zona gris” entre la frontera colombo-venezolana que adicionalmente, les garantiza influencia en ambos países gracias al narcotráfico.
No es casualidad que las acotaciones del nuevo informe también destaquen las alianzas que el dictador Hugo Chávez tejió desde el inicio de su mandato con dichos grupos terroristas y con las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL). Actualmente, incluso pesa un escándalo sobre la senadora colombiana Piedad Córdoba por ese mismo motivo.
El tren de Aragua, las Cupaz y las FBL
En consecuencia, se revela toda una estructura que pasa por conocidos grupos que han llegado inclusive hasta los titulares chilenos como el Tren de Aragua. A este lo acompañan los famosos colectivos con sus redes de extorsión fundados a partir del año 2000; las Cuadrillas Defensoras de la Paz (Cupaz), creadas por Maduro en 2019 para supuestamente “promover la paz” en todo el país, y las FBL, claro “actor híbrido” por personificar la combinación “entre grupo criminal y fuerza armada al servicio del Estado”.
Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas, el régimen de Maduro ha tenido que enfrentar a algunos grupos, como lo hizo contra el violento Tren del Llano, el cual comenzó a representar un problema para los intereses geopolíticos y económicos de la dictadura. Lo que hay ahora, es un intento por apaciguar a estos adversarios internos, y fortalecer los que garantizan mayores beneficios.
Todo lo que menciona el informe sobre este Estado híbrido, ocurre cuando el chavismo fortalece alianzas con otros regímenes como el iraní y el ruso para robustecer su arsenal y capacidades de inteligencia. Ambos tipos de relaciones (con grupos internos y con naciones extranjeras) parece no tener fin.