Oscar Battaglin,
Un artículo de Oscar Battaglin para el Diario «La Razón» el desfalco continuado a PDVSA por parte del chavismo, reproducimos el texto:
Chávez y el chavismo llegaron al poder condenando la corrupción y enarbolando la bandera de la transparencia y la pulcritud en el manejo y uso de la “cosa pública”. Era el momento de la caída final del modelo político puntofijista, y en el que de nuevo aparecieron en la escena política eslogans y consignas semejantes a las ya conocidas con anterioridad, en las que se repudiaba y condenaba la depredación practicada en el pasado por los gobernantes que se habían sucedido el poder.
En términos concretos, Chávez y el chavismo se comprometieron formalmente a gobernar sujetando su comportamiento político-administrativo en el manejo del patrimonio público, a procedimientos éticos que erradicaran la práctica de la corrupción que hasta ese momento había caracterizado la dinámica general del Estado venezolano, y terminaron no sólo dándole continuidad y reproduciéndola, sino haciéndola más extensiva, onerosa y escandalosa. Prueba de ello son, entre otros, los hechos siguientes:
-Misión Bolívar 2.000, constituida a principios del primer gobierno de Chávez, administrada por militares, los cuales se apropiaron de más de 2.000 millones de dólares.
-El caso de los alimentos con fecha vencida (170.000 toneladas importadas con sobreprecio por Pdvsa, bajo el gobierno de Chávez (2010), los cuales acabaron pudriéndose en los contenedores.
-Los recursos financieros desviados de BCV hacia el Fonden (135 mil millones de dólares) para ser empleados en el financiamiento de las misiones y consejos comunales sin control alguno.
-El ferrocarril de El Tinaco a Anaco, que se inició durante el mandato de Chávez y nunca se terminó.
-Lo mismo puede decirse del ferrocarril Puerto Cabello – Caracas, y del ramal del metro Caracas – Guarenas.
-El desfalco realizado mediante el sistema cambiario Cadivi (1 y 2) con el otorgamiento fraudulento (2010) de divisas preferenciales por el orden de entre 200 y 300 mil millones de dólares.
-Igualmente el desfalco habido en Corpoelec (2009) por más de 25 mil millones de dólares en medio de la crisis eléctrica que desde hace años padece el país.
-La explotación que se viene haciendo del oro, coltán, coque, y otros minerales provenientes del Arco Minero del Orinoco, sin ningún control y sin que lo recaudado por concepto de comercialización internacional, sea auditado y percibido por el BCV, pasando a formar parte del ingreso y de las cuentas nacionales.
Capítulo aparte merece la caracterización del escándalo que acaba de aflorar públicamente en Pdvsa, relacionado con la venta clandestina de petróleo y la apropiación de lo obtenido en esas ventas (que son muchay durante mucho tiempo) por una red delictiva constituida por funcionarios y representantes del alto poder madurista, empresarios, diputados, integrantes del Poder Judicial, alcaldes, etcétera.
Inicialmente se dijo que lo hurtado al patrimonio público era de 3 mil millones, luego se habló de 21 mil millones, posteriormente ha comenzado a afirmarse que lo birlado a los venezolanos sobrepasa la cifra de 40 y hasta 50 mil millones de dólares, en torno a esto, el fiscal de facto nada dice.
Maduro por su parte, en su comparecencia pública del 23/3/23, en una clara demostración de huida hacia adelante, reconoció que la corrupción tiene su asiento en toda la estructura del Estado y de su gobierno; afirmación manipuladora en la que se apoyó para calificar de bandidaje y de mafias enquistadas en su gobierno, a los responsables de la trama de corrupción en Pdvsa, y para intentar presentarse ante la opinión pública, como un impoluto y sin responsabilidad alguna en relación a estos hechos de corrupción. Posición que no tiene ninguna credibilidad dado el repudio y el descontento que su gobierno ha provocado en el seno de la sociedad venezolana en su conjunto.
Eso es así, además, porque nadie puede creer que Maduro como presidente de la República y quien colocó al frente de la política petrolera a un fiel representante de su círculo de poder, no estuviera al tanto de lo que es[1]taba ocurriendo con la producción y comercialización en la estatal petrolera, ni tuviera nada que ver con el nuevo entramado de la corrupción formada en su interior.
En consecuencia, lo que pretende Maduro y su círculo de poder, no es hacer justicia ni adecentar la composición política y ética de su administración, sino tratar, en primer lugar, de evitar, desesperadamente, un mayor desbordamiento de la nueva trama de la corrupción existente en Pdvsa, y de cómo esa situación, inevitablemente lo salpica y como promete a él y a su entorno palaciego.
En segundo lugar, intentar poner a salvo a las “fichas” de su círculo de poder, involucradas directamente en el entramado de este sonado caso de corrupción; todo ello, a costa de hacer recaer sobre algunos individuos o eslabones de la cadena de la corrupción en Pdvsa la responsabilidad principal por este acto delictivo.
Y en tercer lugar, procurar aminorar o disminuir el impacto negativo que la revelación de la escandalosa corrupción en Pdvsa ejerce sobre su gobierno; sobre todo cuando el país ya ha comenzado a entrar en el proceso electoral fijado para el año próximo, en el que aparece como el candidato presidencial del oficialismo chavista.
Nada autoriza a pensar que esa aspiración de Maduro pueda encontrar o hacer eco en la sociedad venezolana, teniendo en cuenta que a la deslegitimación que ya afectaba a su gobierno, vino a sumarse el enorme descrédito que hoy gravita sobre el mismo, como consecuencia de las incidencias que tiene el caso de corrupción de Pdvsa en el imaginario político de la sociedad venezolana. Hecho que sin duda ha venido a reforzar la voluntad de cambio político que hoy expresa la inmensa mayoría de los venezolanos
* Autor Oscar Battaglin
*En la misma edición, otros artículos abordan el tema.