Para tener una idea acerca de la suerte de la vicepresidente argentina en su complicado frente judicial, no hay más que ver el nerviosismo y la desesperación de Cristina Fernández de Kirchner y su militancia. Sin argumentos concretos en su defensa, ella se limita a cuestionar a los jueces y a los fiscales y a denunciar a “los macristas”, también por corrupción. En las calles, sus seguidores solo repiten consignas absurdas como que “no toquen” a “la jefa”, porque habrá “quilombo”. Ella misma ya dijo al inicio del proceso que su condena “estaba firmada” desde un primer momento. Por todo esto, el kirchnerismo duro, antes de la resolución del tribunal, ya le pide al presidente Alberto Fernández el indulto a Cristina Kirchner. Debe ser la primera vez en la historia que comienza un “operativo clamor” semejante, solamente por escuchar el pedido de un fiscal.
El que tomó la punta de lanza no fue un marginal como el piquetero Luis D’elía o la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, que ya pidieron cortes de ruta “hasta que renuncie la Corte Suprema de Justicia” o “puebladas para salvar a Cristina”. El exjuez del máximo tribunal, Eugenio Zaffaroni, jurista de referencia del kirchnerismo, fue el que puso el tema en el debate público esta mañana:
“Si lo que preveo se cumple, si la vicepresidenta es condenada, si quienes deben anular este proceso viciado desde el inicio lo confirmasen o nada hiciesen, dados los tiempos del derecho internacional, resultarían ineficaces los recursos ante los organismos internacionales. No quedaría otra alternativa que buscar una solución en el derecho interno para salvar el futuro de nuestra democracia ante la perspectiva de llegar a una elección con proscripciones. El único recurso que queda, por duro que sea, no puede ser otro que un indulto presidencial”, señaló Zaffaroni en una emisión radial hoy.
En su opinión, los jueces y fiscales de la causa no hacen más que “jugar abiertamente a la política”, además de romper “todos los límites éticos y jurídicos”. Claro que Zaffaroni no dijo ni una palabra sobre la fortuna de CFK y sus hijos, ni de donde proviene, ni como un monotributista empleado de un banco, como Lázaro Báez, llegó a ser el receptor de casi la totalidad de la obra pública en la provincia de Santa Cruz entre 2003 y 2015. De eso no hablan ni Cristina ni sus defensores. Cabe destacar que Austral Construcciones comenzó sus operaciones cuando Néstor Kirchner llegó a la Casa Rosada y fue liquidada apenas Mauricio Macri ganó las presidenciales.
La expresión oficial del kirchnerismo en el Senado, con Oscar Parrilli como vocero, salió a decir que es “muy pronto” para hablar de un indulto a Cristina. Y claro, si ni siquiera ha sido condenada. Sin embargo, advierten: “Esto no puede seguir”.
«Es muy pronto para hablar de un indulto. Falta mucho tiempo. Espero que haya una acción de algunos funcionarios o magistrados que entiendan que esto no puede seguir», aseguró el senador y mano derecha de CFK. Parrilli, junto a Máximo Kirchner, fue uno de los únicos colaboradores que estuvo acompañando a la vicepresidente en su transmisión de ayer.
Un problema para Alberto
Por estas horas, Alberto Fernández sufre graves cuestionamientos por un comentario realizado en sus redes sociales. El mandatario manifestó que la jornada en que el fiscal Diego Luciani pidió los 12 años de condena para su vice fue «un día ingrato». La respuesta no tardó en llegar y ya se presentó un pedido de juicio político, por considerar que el presidente, con sus expresiones, comenzó a vulnerar la división de poderes consagrada en la Constitución Nacional.
Fernández prometió en campaña que no habría ningún indulto, y hasta aseguró que está en contra de la prerrogativa presidencial, por considerarla una herencia del sistema monárquico. Por ahora, sobre todo por las presiones que sufrió con el caso de Milagro Sala, ha cumplido. Ante la solicitud del perdón para la “dirigente social” jujeña, el presidente esgrimió la excusa que, como fue condenada por un tribunal provincial, el indulto tendría que haber venido del gobernador Gerardo Morales. Con CFK, al ser procesada en una causa federal, no podrá argumentar lo mismo.
Las presiones del kirchnerismo serán duras. No alcanzarán las críticas a la justicia que viene haciendo hasta el momento, que enojan al ala dura de su gobierno y a la oposición por igual. Si cede y firma el perdón, sin duda sufrirá un repudio popular generalizado, como todavía no ha vivido el presidente en ejercicio.
En términos de la platea kirchnerista, si hay indulto a Cristina, va a haber quilombo y él lo sabe.
Fuente: Panam Post.