“El señor presidente y el ministro Guzmán nos estuvieron engañando todo el tiempo”. Aunque le dice “señor presidente”, Hebe de Bonafini arremetió contra Alberto Fernández, luego de los dichos cruzados del mandatario con su vice con respecto a la deuda externa. Todo empezó ayer, 24 de marzo en un acto durante “el Día de la Memoria”.
Cristina Fernández de Kirchner tomó el micrófono, en una presentación junto al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, y aseguró que Argentina no tiene plata para pagarle al Fondo Monetario Internacional, en los términos que se tomó la deuda durante la gestión de Mauricio Macri. “No tenemos plata”, dijo, muy alejada de su supuesta función de vicepresidente, en un día que nada tenía que ver la cuestión de la deuda.
Aunque minutos después, como ya ocurrió varias veces en el Gobierno, Alberto Fernández le aseguró al titular del Banco Mundial que Argentina “honrará sus deudas”, hoy las acciones nacionales abrieron a la baja. Es evidente que no hay que preguntarles a los agentes económicos su opinión sobre quién manda en el país.
La que salió a complementar a Cristina fue la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Para la referente de izquierda, el jefe de Estado, con su propuesta de pagar los compromisos para evitar el default, se pone “de rodillas” ante el FMI.
“No se acostumbre a mentir, señor presidente, porque si no, va a parecerse mucho a alguien que conocemos ya. Usted prometió otra cosa, y el ministro también prometió otra cosa. No nos mientan. Somos ignorantes, pobres, trabajadores y trabajadoras, pero algo sabemos porque lo sufrimos en carne propia. Porque sabemos lo que está pasando la gente”, señaló.
Es claro que Bonafini no habla por sí sola. La “puesta de puntos” al mandatario tiene el aval de Cristina Kirchner y del Instituto Patria, que, una vez más, pone a Alberto Fernández contra las cuerdas. En la última semana, trascendió una versión que el mismo presidente, harto, le propuso renunciar a Cristina. Según estas versiones, Kirchner, furiosa, le habría dicho que se arrepintió de haberlo nombrado, pero que no se va a ningún lado.
Pero más allá de los trascendidos y las especulaciones, lo cierto es que el Gobierno argentino tiene cada vez más color kirchnerista. Los cambios en el Ministerio de Salud, Justicia y en materia internacional, con la salida del Grupo de Lima, dejan en evidencia que, en el frente interno del oficialismo (lo mismo que en el país), el kirchnerismo va por todo.
Fuente: PanamPost