SONIA SCHOTT,
Un legado puede ser la transmisión de un patrimonio, la herencia de valores fundamentales, creencias o experiencias y el legado histórico de un mandatario puede ser visto desde diferentes ópticas: o bien juzgando su desempeño pasado o por su visión e impacto a futuro.
En 2021, el presidente Joe Biden asumió bajo el lema “Estados Unidos ha vuelto” una frase que marcaba una ambiciosa agenda de política exterior con la mira puesta en repotenciar las relaciones con los aliados en Europa y Asia.
Además, reiteró el compromiso de Estados Unidos con el Acuerdo de París para liderar una agenda climática que redujera las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero y convertir al país en una economía verde. Paralelamente, desarrolló la primera estrategia para ayudar a otros países con la adaptación climática.
Paralelamente, ha habido errores importantes y con apenas tres meses por delante para dejar el cargo, sus posibilidades para remendar los desaciertos parecen remotas.
El Oriente Medio está enfrentando su período más peligroso en décadas, tanto así que, los temores de una guerra a gran escala, que involucre a Israel Irán y Estados Unidos, son cada vez más reales.
Al mismo tiempo, la guerra entre Rusia y Ucrania se ha convertido en un largo conflicto que podría durar años, a menos que una de las partes acepte llegar a un acuerdo, pero ¿cuándo?
Por otro lado, la apresurada retirada de las tropas estadounidenses en agosto de 2021, después de 20 años en Afganistán, provocó su retorno al régimen islámico controlado por los talibanes, en el que las mujeres, por ejemplo, perdieron los derechos ganados.
Al final, se incumplieron las promesas occidentales de llevar a Afganistán al siglo XXI.
Si bien fue el expresidente Donald Trump quien acordó con los talibanes finalizar la guerra e iniciar la retirada de las tropas internacionales, fue Biden quien estableció y ejecutó el cronograma que dejó un saldo de 13 militares estadounidenses y más de 100 afganos fallecidos, durante un ataque suicida perpetrado por ISIS.
Es un legado que Biden comparte con la vicepresidenta, Kamala Harris, quien tendrá que lidiar con el tema si gana los comicios en noviembre.
En todo caso, Oriente Medio será la mayor crisis de política exterior, gane quien gane la Casa Blanca.
Con Israel, Biden proporcionó apoyo y lo necesario para luchar contra Hamás y Hezbolá, aunque él y su equipo de seguridad nacional buscaron contener a Netanyahu para evitar una escalada de la guerra, pero estos esfuerzos son ignorados por el Primer Ministro israelí, lo que llevo a Biden a decir «No sé si (Netanyahu) está intentando influir en las elecciones, pero no cuento con ello».
Israel está involucrado en una guerra total con Hezbolá en el sur del Líbano y en Beirut, y con Hamás en Gaza, y la posibilidad de una confrontación con Irán, es cada vez más probable.
Los republicanos, han acusado al mandatario de ser demasiado débil por tratar de poner límites a las represalias de Israel contra Hamás, Hezbolá e Irán, cuando debería dar a Netanyahu todo el respaldo.
Ante una guerra entre Israel y Hezbolá en constante expansión, las posibilidades de un cese en las tensiones, antes de las elecciones de noviembre, parecen nulas.
La guerra en Ucrania también sigue siendo una historia trágica de crecientes víctimas y mayor destrucción.
El legado de Biden en Ucrania será marginalmente mejor debido a la forma en que creó con éxito una coalición de 50 naciones para apoyar a Kiev en su lucha contra la invasión rusa.
Sin embargo, sus críticos sostienen que tomó demasiado tiempo para enviar armas avanzadas de mayor alcance, lo que dificultó que los ucranianas respondieran a tiempo ante el enemigo.
Específicamente, pasaron 18 meses antes de que Estados Unidos permitiera a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) suministrar a Kiev aviones de combate F-16, y luego pasó otro año antes de que llegaran a Ucrania. Rusia se aprovechó de esta vacilación.
El argumento de Biden fue el mismo con el que abordó la crisis de Oriente Medio: evitar una escalada de violencia.
El legado de Biden también se verá socavado por su excesiva dependencia de una diplomacia poco realista para resolver la crisis en Oriente Medio.
En contraste, el candidato republicano, Donald Trump, está ofreciendo su apoyo irrestricto a Israel y un acuerdo obligatorio para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania.