lunes, noviembre 18, 2024
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El mundo progresa cuando los políticos duermen

Ya sabemos que correlación no es casualidad. No vamos a afirmar aquí, advertimos, que si la tasa de divorcio del estado de Maine decrece convendrá deshacernos velozmente de nuestras acciones en fábricas de margarina.

Pero lo que vamos a revelar seguidamente es un patrón que presenta serios visos de causalidad. Y es éste: cuando hay elecciones legislativas de medio término en los Estados Unidos, resulta ser que a partir del último trimestre de ese año se inicia una época fantástica para tener inversiones en acciones.

En efecto, a partir de 1925, ha habido 24 elecciones legislativas en EEUU. Durante los primeros nueve meses de cada uno de los años en que tales elecciones tuvieron lugar, los mercados no muestran una tendencia clara, con tan solo un 55 % de retornos positivos. Pero “algo pasa” inmediatamente después de las elecciones. Y ese “algo” es un auténtico “rally” de las acciones norteamericanas. Cálculos estadísticos realizados sobre el tema indican un 83 % de retornos positivos y una ganancia promedio de un 6.3 %.

¿Cabe establecer una relación conceptual entre ambos fenómenos?

Dada la típica alternancia partidaria de los Estados Unidos, es sumamente habitual -casi rutina- que el partido del presidente de turno pierda esas elecciones legislativas intermedias, modificándose en consecuencia la composición de las cámaras en el Parlamento.

El impacto más evidente de este fenómeno es que el gobierno de turno, sea cual fuere su signo, enfrenta entonces dificultades mucho más marcadas para que, en ausencia de mayorías definidas, los legisladores den curso a grandes reformas o proyectos disruptivos. Esas propuestas quedan por así decir “en pausa”, y las leyes que efectivamente se aprueban son de poca relevancia para el devenir de la economía.

Y atención, que en este sentido poco importa el “color” de los partidos dominantes en el ejecutivo y el legislativo. Ya sea que el Presidente sea republicano y se encuentre con mayorías legislativas demócratas, o a la inversa, el fenómeno parece repetirse. El análisis histórico del comportamiento de las bolsas en tales periodos no avala ninguna discriminación significativa en tal sentido. Parecería pues que lo que sí impacta en los mercados es la serenidad que emerge de un congreso “dormido”.

En efecto, lo que los mercados bursátiles ansían son justamente las reglas de juego estables que resultan de que los congresistas “duerman”, en vez de pensar en alterarlas. Más aún si consideramos que la mayoría de quienes ocupan tales escaños mucho saben de lobby y poco de economía.

En definitiva, “no hacer nada” sería lo mejor que podrían hacer (deshacer lo que hicieron mal también sería muy sensato, pero de momento nos conformaríamos con lo primero).

Por supuesto, para cualquier aspirante a legislador “venderle” al electorado que le conviene votarlo porque “no va a hacer nada” es toda una empresa. Si hablamos por ejemplo de temas de desempleo, es mucho más sencillo asentar en la plataforma que “se van a crear” 100.000 empleos (así sean empleos públicos absolutamente improductivos) que decir que vamos a dejar que las fuerzas del mercado actúen para crear empleo genuino. Un agente de marketing político con 15 minutos de experiencia vetaría de inmediato semejante oración en el discurso de campaña.

Pero las pruebas están a la vista para quienes quieran analizarlas. Y la correlación que reseñamos constituye otro indicio más, potente y concordante, de que la “no intervención” en el mercado es el camino más llano y veloz hacia la prosperidad. Si el mundo ha logrado progresar no ha sido “gracias a” sino “a pesar de” la intervención estatal en la actividad privada.

Con la Red Bull en la mano

Ahora, eso sí, para lo que definitivamente necesitamos a los legisladores despiertos, muy despiertos, y “con la Red Bull” en la mano, es para garantizar los derechos individuales y un marco institucional sustentado en el principio de no agresión. Para todo lo demás, que duerman tranquilos. No los precisamos.

Porque tal como dijo Antonio Escohotado, quien pasó de ser un comunista acérrimo a convertirse en todo un adalid del liberalismo a ultranza:

“La humanidad ha olvidado las espantosas penalidades en las cuales ha vivido durante miles y miles de años. No debe olvidarlas y tenemos que agradecer que, aunque sea anónimamente, aunque sea cuando los políticos duermen, joder… el mundo progresa”.

Fuente: Panampost

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