Ramiro Grau Morancho,
El miércoles pasado el todavía presidente del gobierno dijo que se iba a retirar a meditar hasta el lunes, pues no sabía si valía la pena seguir o no…
Y que estaba profundamente enamorado de su mujer, cual tierno adolescente, algo que como ustedes comprenderán, no le importa a nadie, o no debería importarle.
Yo creo que Pedro Sánchez es verdad que está muy enamorado, pero de sí mismo.
Él es, o cree ser, el centro del mundo y de España, y la prueba es que todo lo hace en función de sus propios intereses, y no del interés general de la nación, concepto que considera discutido y discutible, como su maestro y predecesor, Zapatero.
¿Cuál es la ideología política de Sánchez…?
Creo que ninguna.
Un hombre que se alía con los terroristas, con sus herederos, con los separatistas vascos y catalanes, etc., en fin, con lo peor de cada casa, evidencia que no tiene escrúpulos ni principio moral alguno.
No es inmoral, políticamente hablando. Es, simplemente, amoral.
Como han dicho destacados socialistas en días pasados, desde que llegó al poder, allá por 2018, no ha tenido nunca una idea de España, y su única aspiración ha sido permanecer en el poder, al precio que fuese.
Está dispuesto a la destrucción de España para continuar en la Moncloa, viajando en Falcon y veraneando en la Mareta, a cuerpo de rey.
También, y no es un tema menor, a cargarse el PSOE como partido constitucional, y alternativa de poder, de forma que, al paso que vamos, dentro de poco será un partido residual, cada día con menor importancia en la vida nacional.
Pero eso a él le da igual.
Begoña Gómez es una ciudadana más, y por tanto tiene que responder ante los juzgados y tribunales, como todo hijo de vecino.
Sánchez piensa, la ignorancia es muy atrevida, que como es su esposa está “blindada”, y que nadie debería atreverse a denunciarla…, pero ya ha visto que no es así.
Ha tenido que ser un señor de 82 años, jurista jubilado (aunque los juristas nunca nos jubilamos de nuestros conocimientos), y un sindicato, Manos Limpias, quién la haya puesto ante el espejo de sus propias contradicciones.
¿Y la Fiscalía…?
Pues la Fiscalía, ni está ni se la espera.
Bueno, sí, para ejercer de “abogado defensor” de la “reina”, digo de la esposa de Pedro Sánchez.
¡Qué país, que paisaje y que paisanaje, como diría el gran Unamuno!